editorial

A las calles contra el Congreso de los ricos y por los derechos del pueblo

Una vez más en la historia de este país el Congreso de la República ha demostrado que es una institución al servicio de los explotadores y en oposición a los explotados. Ocho representantes políticos de la burguesía elegidos bajo las banderas de los partidos Conservador, Centro Democrático, ASI, MIRA y Justa Libres, radicaron una ponencia de archivo en la Comisión VII del Senado que terminó por dejar hundida prácticamente la reforma laboral promovida por el gobierno y su bancada legislativa.

La reforma laboral no representaba un cambio radical en la vida de las masas laboriosas del país si la analizamos con relación a las necesidades de nuestra clase, aun así, contenía varias medidas a favor de los trabajadores, algunas de las cuales habían sido arrebatadas en los gobiernos anteriores. Por esta razón, apoyamos esas reivindicaciones contenidas en la reforma laboral, hoy tumbada en el congreso reaccionario. Ese apoyo no debe entenderse por nuestra parte como un apoyo al gobierno. Son dos cosas diferentes, a pesar de que el reformismo piense que son la misma cosa. Nuestra posición es clara y muestra la necesidad de la independencia que debe mantener el movimiento obrero y popular: ¡Gobierne quien gobierne, los derechos del pueblo se defienden!

La oposición de ciertos sectores políticos a esa reforma laboral va mucho más allá del gobierno, de las próximas elecciones o de las relaciones entre los poderes legislativo y ejecutivo. La cuestión de fondo es una cuestión de clase. Es falso cuando los politiqueros que hundieron la reforma laboral afirman que lo hicieron «en favor del pueblo» o que «fue una decisión técnica»; en realidad, lo que estamos viendo es la oposición de esos representantes políticos de las clases dominantes a algunas reivindicaciones a favor de la clase obrera. Es una manifestación de la lucha de clases. Las clases dominantes colombianas —acostumbradas a una dominación despótica y que se siente cómoda al mantener al proletariado colombiano en una situación de superexplotación al punto de que Colombia es uno de los países más desiguales del mundo y a su vez de los que más horas trabaja—, no están dispuestas a ceder, incluso en pequeñas reivindicaciones.

Asimismo, hay que mencionar que el hundimiento de la reforma laboral no solo responde a la actividad anti obrera y anti popular de los políticos al servicio abierto de los capitalistas, sino también, a la incorrecta táctica empleada por el gobierno del Pacto Histórico y sus congresistas, los cuales dieron prioridad a promover un “acuerdo nacional” con los sectores recalcitrantes de las clases dominantes, a depositar el destino de la reforma laboral al trapicheo parlamentario y la entrega de cuotas burocráticas. Hoy ese impasse con la reforma laboral evidencia los límites del uso de las instituciones capitalistas para la obtención de los derechos del pueblo trabajador. El acuerdo nacional debió ser entre los trabajadores y las masas populares desde abajo, y no por arriba entre las élites y los explotadores.

Los trabajadores debemos tener presente algo ya comprobado numerosas veces por la historia: ningún derecho a favor de nuestra clase ha sido otorgado por las buenas por las instituciones de los ricos, sino que ha sido arrancado mediante la lucha organizada. Ha sido la lucha revolucionaria en las calles, mediante la movilización, la huelga, el paro de la producción, etc., como hemos logrado nuestras reivindicaciones más sentidas. No podemos obtener mejoras esperando a que lo hagan los politiqueros en el Congreso. Se hace necesario con mayor claridad la organización independiente de la clase obrera, el fortalecimiento de nuestras organizaciones y el impulso de diferentes acciones de lucha para desatar el bloqueo impuesto por ese congreso de los ricos que está de espaldas al pueblo.

En vista de todo lo expresado anteriormente, nos sumaremos con independencia a la manifestación nacional convocada para el 18 marzo, así como a las diversas actividades que surjan. Reiteramos que nuestro apoyo a las reivindicaciones contenidas en la reforma laboral no debe entenderse como un apoyo al gobierno reformista, el cual durante la mayor parte de su gestión ha preferido gobernar con elementos de la politiquería tradicional y pactar con los partidos burgueses antes de confiar en la fuerza organizada de las clases desposeídas. Saldremos a las calles en apoyo a nuestra clase y nuestro pueblo por mejores condiciones para continuar la lucha contra el capitalismo, verdadera causa de nuestra situación de miseria económica y espiritual.

Igualmente, invitamos a las organizaciones obreras, populares y revolucionarias a que retomemos el camino de la unidad y lucha mediante la organización de las Asambleas Populares en todo el territorio nacional. Si el Congreso de los ricos se opone a nuestros derechos, pues que sean las asambleas populares las que los obtengan en los hechos.

¡Los derechos del pueblo no se mendigan, se exigen y se arrebatan al calor de la lucha organizada!
¡Ni el Estado ni los politiqueros, solo el pueblo salva al pueblo!

Comité Ejecutivo – Unión Obrera Comunista (mlm)

Marzo 13 2025

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