El 6 de abril de 1992, a sus 72 años, murió Isaac Asimov, escritor y profesor de bioquímica; nacido en Rusia, pero llevado desde niño a los Estados Unidos donde estudió y se encontró, entre muchas revistas, un caudal de lecturas de ciencia ficción que lo llevarían a ser de uno de los más grandes escritores en este fascinante subgénero de la creación literaria.
Asimov logró marcar un hito gracias a la visión científica e histórica que pudo imprimirle a sus creaciones que, ya hoy en día, destacan la brillantez y la visión futurista de lo que logró plasmar en su obra.
Sobre Asimov, escribió Álvaro Villanueva al comentar alguno de sus libros “El texto nos presenta una serie de personajes y sectores sociales que en un momento de la historia se presentan como revolucionarios pero que, con su desarrollo, se vuelven conservadores, generando las condiciones necesarias para su sustitución por las nuevas fuerzas revolucionarias”. 1
Y es que, según dicen quienes lo han leído minuciosa y juiciosamente, Asimov es considerado la mente más brillante y prolífica en materia de creación de ciencia ficción; en cuanto a cantidad, son realmentes impresionante las cifras: escribió cerca de 500 libros, cientos de artículos en docenas de revistas, y una cantidad enorme de editoriales para revistas de ciencia ficción. Según cuentan, escribió sus primeros 100 libros en un período de 19 años, los siguientes 100 en 10 años y otros 100 en algo cercano a los 5 años, lo que logró entre otras, gracias a su juiciosa y exigente disciplina, ya que mantenía un horario estricto de 8 horas diarias de escritura… y, aunque lo parezca, no es para nada ciencia ficción ¡De este talante era Asimov!
Para quienes quieran adentrarse en ese aterrizado mundo de la ciencia ficción desarrollada por Asimov, habría que destacar dentro de su enorme obra la llamada serie Fundación, que es un conjunto de 15 obras, que están divididas en 3: Serie de los Robots, Trilogía del Imperio Galáctico y Ciclo de Fundación.
Hoy, gran parte de lo descrito por Asimov ha cobrado vida, se ha materializado, catapultándolo como un gran visionario. Uno de esos escalofriantes déjà vu con el que nos encontramos es la robótica, que hoy se ha puesto de moda, entre otras con la Inteligencia Artificial y que para muchos está pasando por encima de la propia especie humana. Los hombres, y sobre todo quienes detentan el poder económico y político, están convirtiendo a la humanidad en instrumento ciego bajo el poder de la tecnología, un tema que tiene para los expertos en la materia un reto de muchísima importancia para el cómo actuar frente a ese ciclón imparable que se nos vino encima.
Finalmente, y como un chip para el cerebro de nuestros lectores, les dejamos parte de una reseña sobre una de sus grandes creaciones: Yo, Robot 2
SOBRE YO, ROBOT
El libro se desarrolla desde la perspectiva de un corresponsal de la Prensa Interplanetaria el cual mantiene una serie de diálogos con la robopsicóloga Susan Calvin. De esta forma, el lector puede ir conociendo las diversas historias que se presentan. Pero, más que una simple síntesis de los nueve cuentos presentados por Asimov, quisiera desarrollar de forma concisa, en este pequeño espacio, lo que la misma representó para su época y los dilemas morales y éticos que pueden desprenderse de la obra.
En ese sentido, resulta oportuno señalar que Yo, Robot, fue publicado originalmente en 1950, en un contexto histórico marcado por la polarización de la Guerra Fría, la carrera armamentística y los avances tecnológicos. Claramente, Asimov se nutrió de estos elementos y, sumados a su sólida formación académica, pudo concebir una obra visionaria para su época. Pues, la proyección de un escenario donde la humanidad convive y recurre a los robots para solucionar sus problemas inmediatos resulta fácil de imaginar hoy en día. Sin embargo, si emprendemos el ejercicio de retroceder 60 años en el tiempo, plantear un futuro de este carácter no resultaría tan “lógico” y, con seguridad, sería tomado a modo de burla.
Asimov pudo ver más allá de los adelantos tecnológicos de su década, identificando en ellos el patrón lineal que reside en el desarrollo de la ciencia, proyectándolo en el tiempo y calculando los años en los que probablemente se emprendería y consolidaría la robótica. Además, su propuesta narrativa no se desenvuelve de forma aislada, recurriendo exclusivamente a la creatividad literaria, sino que se fundamenta en sus propios conocimientos científicos y, a su vez, implementa ideas interesantes como los cerebros positrónicos y las tres leyes de la robótica.
Las tres leyes de la robótica
- Un robot no puede dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.
- Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto cuando estas órdenes se oponen a la primera ley.
- Un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protección no entre en conflicto con la primera o segunda leyes.
Y, específicamente, bajo ese último punto se desenvuelve gran parte del nudo de las historias y, con ello, los dilemas de los que hablaba en un inicio. Pues, a pesar de la claridad que poseen las tres leyes de la robótica, en la práctica, la relación de los robots con su entorno inmediato (donde se incluye a los seres humanos) se torna más compleja de lo que se presenta en la teoría. Los problemas cotidianos, la dinámica de interacción con la (imprevisible) humanidad y el potencial “raciocinio” con el que cuentan estas máquinas, complica en demasía la predicción de su comportamiento y, en algunas ocasiones, pone en tela de juicio nuestra posición, como especie humana, en la jerarquía del universo. Quizás allí radique uno de los mayores atractivos de Yo, Robot: discutir el aparente predominio antropocéntrico sobre el planeta y preguntarse por los potenciales antagonismos que pueden desarrollarse en el futuro.
Notas
1 https://algunoslibrosbuenos.com/fundacion-isaac-asimov
2 https://catedra-libre.com/2020/12/13/isaac-asimov-yo-robot-resena/
Un comentario
MaléficaReturns🏛️
@AliciaMimundo
#Efemérides
Tal día como hoy, 6 de abril de 1992, moría en Nueva York Isaac Asimov. Las causas de su fallecimiento, en un principio fueron calladas y se dijo (The New York Times) a consecuencia de un fallo cardíaco. Pero la realidad se dio a conocer casi 10 años más tarde, así el motivo real fue una transfusión de sangre recibida en una operación en 1983 en la que contrajo el virus VIH. Por entonces enfermedad terrible y maldita.
No hace falta recordar que fue un gran divulgador científico, además de escritor de obras de ciencia ficción y de entre ellas destacar: Fundación y Yo Robot. En esta última aparecen sus tres famosas leyes de la robótica:
1. Un robot no puede dañar a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sea dañado.
2. Un robot debe obedecer las órdenes dadas por un ser humano, excepto cuando tales órdenes entren en conflicto con la Primera Ley.
3. Un robot debe proteger su propia existencia hasta donde esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.
Escribió, además de libros de Historia, novelas…varias obras autobiográficas: “En la memoria todavía verde” (1979) y “En la alegría todavía sentida” (1980) y “Yo, Asimov: Memorias” (1994) publicada tras su muerte.
Se le considera junto a Arthur C. Clarke y Robert Heinlein uno de los grandes del s. XX.
“El aspecto más triste de la vida en este preciso momento es que la ciencia reúne el conocimiento más rápido de lo que la sociedad reúne la sabiduría.”
—Isaac Asimov