La salud mental de las masas es un espejo que refleja todo lo nauseabundo del sistema capitalista imperialista. Las altas y crecientes cifras de suicidios, depresión, ansiedad y bipolaridad que padecen muchos obreros son un grito de auxilio que los revolucionarios de todo el mundo debemos atender. Este artículo de los camaradas del Partido Comunista de Filipinas analiza correctamente el vínculo entre la esclavitud asalariada capitalista y los problemas de salud mental. Algunos fragmentos están bellamente narrados a través de las íntimas voces de aquellos que, en medio de las adversidades, encuentran en el MLM, sus postulados y métodos de trabajo, una brújula para navegar sus luchas internas y externas.
Este análisis revolucionario no solo demuestra la necesidad de pelear por un mayor presupuesto para la salud mental, también señala la ineludible y urgente necesidad de destruir un modo de producción que, al depredar al hombre y la naturaleza, exacerba los problemas mentales. Igualmente, el artículo revela cómo la solidaridad de clase es una herramienta crucial para comprender las contradicciones de las masas en un sistema opresor y explotador en decadencia, y para ayudarlas a sobrellevar de la mejor manera sus dificultades.
La situación internacional en materia de salud mental es una más de las tantas razones que los revolucionarios tenemos para acabar con la esclavitud asalariada, para lo cual debemos forjar una fuerte Internacional Comunista que sea el partido revolucionario internacional que nos dirija hacia la victoria.
Revolución Obrera
Texto publicado en Ang Bayan el 7 de noviembre de 2020. Traducido originalmente en el blog La victoria de los oprimidos y explotados: https://victoriaoprimidos.wordpress.com/2020/11/15/el-manejo-revolucionario-de-las-discapacidades-mentales-ang-bayan/
En octubre pasado, el Centro Nacional de Salud Mental informó un aumento del 119% en las llamadas en su línea directa nacional de suicidio. El aumento indica altos niveles de estrés que experimentan muchas personas debido a restricciones (durante la pandemia), pérdida de empleo e ingresos y estadías prolongadas dentro de sus casas.
El informe enfatizó el vínculo entre los problemas de salud mental y la devastación económica y de los medios de vida debido a la respuesta fallida del gobierno a la pandemia. Dentro del movimiento revolucionario, hay individuos que son miembros de diversas organizaciones de masas que sufren de MHP (nota V.O. : sigla para designar enfermedades mentales en inglés o problemas de salud mental). Como miembros de organizaciones revolucionarias, son apoyados por sus compañeros para gestionar y superar su MHP. Uno de ellos es Sam, ex estudiante activista que actualmente se desempeña como organizador campesino a tiempo completo en el campo.
Estaba en la escuela secundaria cuando su problema mental se manifestó por primera vez en forma de autolesiones. Ella cree que fue provocada por la ruptura de sus padres, que se tomó muy en serio. Un médico le diagnosticó trastorno bipolar cuando estaba en la universidad. Esto fue después de verse obligada a dejar la escuela y trabajar para ahorrar para sus gastos de educación. Esta fue la primera vez que intentó suicidarse.
Según Sam, obtuvo una comprensión más profunda de lo que pasó cuando su filosofía y visión del mundo cambiaron. La lente del análisis marxista-leninista y el principio de defender los intereses de las masas la ayudaron inmensamente.
“Antes de organizarme, no tenía métodos marxistas para aclararme las cosas. No tenía una guía sobre cómo analizar mis problemas, qué es primario y secundario, interno y externo, y por eso sentí que era solo una masa pasiva de contradicciones que no sabe nada más que compadecerse de sí misma y enfadarse con todo el mundo.»
En el proceso de su despertar, Sam perfeccionó su habilidad para identificar varias contradicciones y participó en su resolución. Al participar en el avance del movimiento revolucionario, se entrenó para ser objetiva en el manejo de las contradicciones, desde simples casos de incomprensión dentro del Partido a contradicciones antagónicas entre campesinos y terratenientes. Esto la ha ayudado a gestionar sus contradicciones internas.
«Es importante conocer sus factores desencadenantes y cómo estos afectan su disposición y acciones como persona con MHP», dijo Sam. Un disparador es cualquier factor externo que produce una emoción, sentimiento o ansiedad negativos. La identificación del desencadenante de un individuo es el primer paso y la clave para establecer su gestión.
Alguien le preguntó una vez a Sam si la condición estresante en el campo desencadena su MHP. “Por supuesto que sí”, respondió ella, “pero lo veo de la misma manera en que hubiera estado lidiando con la vida bajo un sistema podrido. La diferencia es que sé que estoy llegando a algún lugar aquí, que tenemos victorias, y la esperanza no es solo una palabra para animar a los deprimidos, sino algo real que se hace evidente en las interacciones diarias con las masas”.
“Un desencadenante suele agravarse con el subjetivismo al que hay que resistir. Estos son sentimientos que no están basados en la realidad y son inciertos”, explicó Sam. “En mi experiencia, si mi subjetivismo no es criticado, mis pensamientos negativos tienden a acumularse y eventualmente me empujará a autolesionarme o lastimar a otros a mi alrededor».
La vida colectiva, la crítica y la autocrítica son importantes para manejar esta discapacidad, dijo Sam. Mediante el intercambio regular de disposiciones personales, como los «3 chequeos», los camaradas pueden ayudar a las personas con discapacidades mentales a objetivar situaciones y resistir el subjetivismo. Esto contrasta con la vida en las ciudades donde el individualismo está muy extendido, donde a nadie le importa y donde solo los ricos tienen acceso a tratamiento médico y terapia. “Sin embargo, lo dicho aún es insuficiente en contra del liberalismo”, señaló Sam. “La clave es entrenarse para ser honesto, sin importar cuánto sienta que no está pensando bien o cómo reaccionarán sus compañeros. Lo importante es que te expreses, porque solo así los compañeros podrán ayudarte y comprender tu condición y tus detonantes”.
También es importante que los revolucionarios sigan estudiando cómo gestionar las enfermedades mentales. La Oficina de Salud del Partido Comunista de Filipinas tiene un manual que explica los diversos tipos de discapacidades mentales y cómo se desarrollan y se pueden gestionar. Dentro del Nuevo Ejército del Pueblo, los médicos están capacitados sobre cómo tratar con personas que experimentan MHP, incluidos los combatientes rojos y las masas.
Es importante oponerse al estigma contra las personas con MHP y las ideas no científicas al respecto. También debe esforzarse por proponer las medidas adecuadas sobre cómo tratar a los pacientes con MHP.
“Como una sombra, MHP lo acompaña a donde quiera que vaya. Gestionarlo no es diferente del proceso de remodelación/rectificación, en el que los revolucionarios son desafiados a contradecir sus tendencias liberales burguesas todos los días.»
Negligencia con la salud mental del estado reaccionario
Mucha gente sufre de problemas de salud mental en Filipinas. Un estudio hecho por el gobierno reaccionario indica que una de cada cinco personas padecen de algún problema de salud mental. Se dice que la salud mental es el tercer tipo de enfermedad más común en el país.
Otro estudio hecho en 2016 indicó que la esquizofrenia es la enfermedad mental más común entre los filipinos. Alrededor del 42% de los diagnósticos de salud mental son de esto, la mayoría en hombres. De forma extremadamente básica, la gente que padece esquizofrenia pierde el contacto con la realidad.
Pese a ello, el estado reaccionario solo asigna recursos míseros a la salud mental. Solo hay 700 psiquiatras y 1000 enfermeras psiquiátricas en todo el país. La mayoría de instituciones de salud mental están en la zona metropolitana de Manila, mientras que en el resto del país tienen carencias importantes o directamente no las tienen. A penas el 5% del ya de por si escaso presupuesto de salud se destina a salud mental. Los que tienen medios para acceder a los médicos aun así se ven bombardeados por unos gastos en medicinas inasumibles.