La forma del nuevo Estado tipo Comuna vs la anacrónica forma del Estado burgués

La forma del nuevo Estado tipo Comuna vs la anacrónica forma del Estado burgués 1

La Comuna estableció un gobierno que era ejecutivo y legislativo a la vez. Sustituyó la burocracia del Estado por funcionarios asalariados elegibles y removibles por las masas en cualquier momento y salarios iguales al de un obrero común.

¿Cómo empezó a funcionar de forma ejecutiva La Comuna?

El 28 de marzo se proclama el gobierno del pueblo, el 29 de marzo se organiza el gobierno conformando nueve Comisiones de trabajo, de cinco miembros cada una (Finanzas, Guerra, Justicia, Seguridad Nacional, Subsistencias, Cambio y Trabajo, Relaciones Exteriores, Servicios Públicos y Enseñanza) cuyos delegados forman una Comisión Ejecutiva. Aquí desempeñaron un decisivo papel los miembros revolucionarios de la Comuna, algunos influidos por la Asociación Internacional de los Trabajadores.

En pocas horas se atendió la alimentación para 300.000 desempleados; en 48 horas desde la Federación de Sociedades Obreras, se reorganizó el correo con el apoyo de los trabajadores de esta rama; se aprobó de otro lado, el reglamento que fija la jornada laboral en diez horas para los talleres del Louvre.

Así mismo, La Comuna abolió el reclutamiento y el ejército permanente y declaró única fuerza armada a la Guardia Nacional, en la que debían enrolarse todos los ciudadanos capaces de empuñar las armas.

Condonó los pagos de alquiler de viviendas desde octubre de 1870 hasta abril de 1871, incluyendo en cuenta para futuros pagos de alquileres las cantidades ya abonadas, y suspendió la venta de objetos empeñados en el monte de piedad de la ciudad.

El 30 de marzo, fueron confirmados en sus cargos los extranjeros elegidos para la Comuna, teniendo en cuenta que «la bandera de la Comuna es la bandera de la República mundial».

El 1 de abril se acordó que el sueldo máximo que podría percibir un funcionario de la Comuna, debía ser igual al de cualquier obrero.

Al día siguiente, la Comuna decretó la separación de la Iglesia del Estado y la supresión de todas las partidas consignadas en el presupuesto del Estado para fines religiosos, declarando propiedad nacional todos los bienes de la Iglesia. Por lo tanto, el 8 de abril se ordenó eliminar de las escuelas todos los símbolos religiosos, imágenes, dogmas, oraciones.

El día 6, el 137 Batallón de la Guardia Nacional sacó a la calle la guillotina y la quemó públicamente, entre el entusiasmo popular. El 12, la Comuna acordó que la Columna Triunfal de la plaza Vendôme, fundida con el bronce de los cañones tomados por Napoleón después de la guerra de 1809, se demoliese, porque era un símbolo de chovinismo e incitación a los odios entre naciones. Esta disposición fue cumplida el 16 de mayo.

El 16 de abril, la Comuna ordenó que se abriese un registro estadístico de todas las fábricas clausuradas por los patronos y se planificara su reapertura con los obreros que antes trabajaban en ellas, organizándoles en sociedades cooperativas, y que se planease también la agrupación de todas estas cooperativas en una gran Unión.

El 20, la Comuna declaró abolido el trabajo nocturno de los panaderos y suprimió también las oficinas de empleo, que durante el Segundo Imperio eran un monopolio de ciertos sujetos designados por la policía.

El 30 de abril, la Comuna ordenó la clausura de las casas de empeño, basándose en que eran una forma de explotación privada de los obreros.

Y no pudo realizar más cosas, no porque no lo pudiera hacer, sino porque la burguesía la aplastó a sangre y fuego. ¡Qué lástima que haya durado tan poco!

El anacrónico Estado burgués

En la actualidad, y no es por irse lanza en ristre contra Petro como persona, se prometieron una serie de reformas, con las que el pueblo se esperanzó, o es que acaso no hemos sido víctimas de las asesinas EPS, o no hemos luchado por alza de salarios, contratación directa, derecho al empleo.

En el caso de la reforma a la salud, se prometió acabar con las EPS, mejorar las condiciones del personal médico, anteponer la medicina preventiva sobre la curativa, etc., etc., pero para nada serán aprobadas, porque el Estado no es Petro, no es el Pacto Histórico, es apenas el gobierno de turno que las mismas clases poseedoras pusieron en el poder y son ellas las que deciden, con sus fichas en el Congreso, en la justicia y con sus Fuerzas Militares, si se aprueban o no.

En el Estado tipo comuna, no se pasa por una serie de debates, ni necesita contar con la aprobación de la mayoría en el Congreso, donde en últimas transforman las reformas a su acomodo, favoreciendo a los dueños del capital; ese es hasta ahora el destino de la reforma a la salud, mochada por todos lados y en últimas qué se ha aprobado, qué se aprobará en beneficio del pueblo, seguramente nada o muy poco, la situación de la salud seguirá siendo igual, porque definitivamente, cuando la iniciativa no surge desde abajo, cuando el poder no lo tienen los obreros en alianza con los campesinos pobres y medios, no hay como establecer medidas en favor de las masas trabajadoras del campo y la ciudad.

Pero aparte de que el Estado de los ricos no es ejecutivo y no garantiza la resolución de los problemas del pueblo, es supremamente costoso para la sociedad sostenerlo. Miremos en el caso de las elecciones. Dicho por los mismos medios de comunicación burgueses, no más en la farsa electoral las cifras son exorbitantes. La Registraduría Nacional del Estado Civil informó que para las elecciones en 2022 se gastaron cerca de $1,2 billones para las de Congreso, consultas partidistas y Presidencia de la República. Presupuesto electoral que presuntamente debe ser invertido en aspectos tales como la contratación de personal, material electoral, capacitación de jurados de mesa, entre otros aspectos.

Ahora también es bien sabido que la campañas políticas en Colombia son muy costosas y que en algunas ocasiones los candidatos a congresistas invierten un presupuesto mayor a los topes aprobados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) que son de 8 mil millones de pesos por partido, aun así, una campaña al Congreso de la República puede costar desde $375 millones en regiones pequeñas, hasta $2.100 millones en grandes ciudades.

Por otro lado, los aspirantes a presidencia gastan cerca de $27.000 millones de pesos. En el aplicativo Cuentas Claras, en el que aparecen los montos de los gastos en las más recientes campañas a la Presidencia y al Congreso, se evidencian gastos por $3 millones de pesos cada día en una campaña electoral para el Senado o la Cámara de Representantes y $70 millones diarios si lo que se busca es llegar a ser presidente. Básicamente con dos días de campaña presidencial un trabajador podría pagar su apartamento, y no tendría que negociar con el parásito sector financiero para diferir el pago a 15 o 20 años, para terminar, pagando el doble o el triple del valor real.

Nos debemos preguntar entonces, si todos los gobiernos dicen ayudar al pueblo, y el actual dice ser del pueblo, y si tanto se desviven por sus electores, para qué este derroche, no podrían destinarse estos dineros en inversión social, en hospitales, colegios, vías de acceso, redes eléctricas y de internet, subsidios, acueductos, es decir en lo que las masas populares exigieron durante el estallido social y que en últimas no han cumplido.

He ahí la diferencia con la democracia directa desde abajo, sin burocracias de ninguna índole, con elecciones directas, sin el circo que cuesta billones cada cuatro años, ese fue el ejemplo del Estado tipo comuna, y ese es el camino que debemos seguir, el pueblo no puede seguir manteniendo un Estado así de costoso que además ni legisla en favor de los desposeídos, ni los defiende, ni los cuida, ni les ofrece nada, solo garantiza la permanencia de un sistema económico decadente, que incluso riñe con el desarrollo de las fuerzas productivas.

Pero esperen, falta hablar del sueldo de los congresistas.

El salario de los congresistas que antes del gobierno del Pacto era de $35’316.133, luego de las promesas y alharacas de que debía bajarse el sueldo de estos sujetos, ahora con el actual gobierno, quedó en $37′880.084, luego de que el presidente de la República firmara el decreto 2405, con el aumento salarial para 2023.

Recordemos que todos estos fueron trucos de campañas de diferentes candidatos y aquí está la cruda realidad, un pobre congresista tiene que sobrevivir con más de 37 millones de pesos al mes, mientras que los quejumbrosos obreros tenemos que subsistir con algo más de 1 millón de pesos mensual.

Eso sin contar que los congresistas aparte de su salario, cuentan con gastos de representación, subsidios, primas, etc., etc., etc., solo con este ejemplo, podemos comparar lo que nos cuesta este podrido Estado, para que, en últimas, legislen en favor de los ricos y en el peor de los casos, vayan a dormir plácidamente en las sillas del Congreso; no hay lugar a dudas, al Estado burgués no hay que reformarlo, debemos destruirlo y luchar por instaurar y construir un Estado tipo Comuna.

Pero esperen falta más y ¿la corrupción qué?

La corrupción no se acabó con el hecho de que hayan subido al poder políticos que dicen ser honestos. La corrupción de los funcionarios del Estado burgués es inherente a la democracia burguesa.

Corrupción que es escandalosa y ha generado el repudio general del pueblo; por eso todos los politiqueros en campaña se desgañitan hablando de la corrupción, todos se presentan como los más puros y madrecitas de la cariad y en ser los primeros en la lucha contra la corrupción; sin embargo, todos están untados, porque son representantes o sirvientes del capital; desde las campañas que son financiadas por los capitalistas se tejen los hilos para imponer leyes, conseguir puestos en el Estado, tramitar contratos con el Estado y hasta robar descaradamente.

Si se preguntan por qué Roy Barreras se opone al proyecto de reforma a la salud e investigan un poco, van a encontrar que el señor es beneficiario de miles de millones en contratos con las EPS y el Estado. El mismo Gustavo Bolívar dijo sin empacho que el Congreso era un nido de ratas: en entrevista del 8 de enero a Vicky Dávila de la revista Semana dijo textualmente: «Mucha gente llega a la política a hacer negocios. Obviamente, los que no llegamos a hacer eso somos incómodos porque no nos prestamos ni para el coctel, ni para el lobby, ni “venga le presento a fulanito”, ni “si lleva a fulanito ante tal ministro le dan tanto”, que si votan por tal punto de la reforma tributaria le dan tanto, etc. Es un negocio horrible estar jugando con la salud y la vida de la gente. En el trámite de la reforma tributaria se me acercó una persona a decirme que pusiera los ceros que quisiera para favorecer un negocio ahí. Obviamente, lo saqué de una».

O miremos lo del propio hijo del presidente Petro, investigado por negocios turbios con organizaciones criminales en las pasadas elecciones. O acaso se puede creer en la castidad del ministro Prada y el escándalo de corrupción cuando fue director del Sena, o de la inocencia del ministro de transporte representante de los chanchulleros del partido Conservador en el Gobierno.

En cambio la Comuna, la dictadura del proletariado, garantizaría la eliminación de la corrupción con las medidas sencillas que adoptaron los obreros en 1871, esas son la mejor vacuna contra la corrupción: funcionarios elegibles y removibles en cualquier momento, salarios iguales al de un obreros común (es decir sin privilegio alguno) y que se imponga la autoridad del pueblo armado frente a los bandidos que quieran aprovechar de su posición es más que suficiente para que todos caminen derechito y no se tuerzan.

Por eso los comunistas no se cansarán de repetir: ¡Abajo el podrido Estado burgués, Viva el futuro Estado de obreros y campesinos!

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