El movimiento contra la guerra y sobre todo contra la manera como Benjamín Netanyahu está dirigiendo las acciones contra Hamas, viene en aumento en Israel; y eso ha pasado tras haberse conocido que 6 rehenes israelíes fueron encontrados muertos en la franja de Gaza, precisamente después de un agresivo y mortífero bombardeo de las fuerzas asesinas del Estado sionista de Israel.
¡Vivos, vivos, los queremos de vuelta vivos! Dicen las voces de cientos de miles de personas que se lanzaron a las calles en todo el territorio ocupado por Israel, en una exigencia al asesino Benjamín Netanyahu de poner fin a la guerra y salvaguardar la vida de los rehenes. Pero la realidad es totalmente diferente, pues Netanyahu no ha parado su ofensiva criminal contra el pueblo palestino.
Son 97, otros hablan de 130, los israelíes que se encuentran retenidos por las fuerzas de Hamas, como una forma de presión en sus negociaciones con el Estado sionista; y para el pueblo de Israel, sus vidas son en extremo valiosas, tanto que la chispa de la movilización llevó a que en pocos días se configurara una “huelga general” contra Netanyahu, exigiendo un fin de la guerra y un acuerdo inmediato que lleve a la devolución de todos los rehenes. Otra voz que ha cogido fuerza tras estos recientes acontecimientos, es la que levanta una parte del pueblo israelí, quienes exigen la renuncia inmediata de Netanyahu (que anda en el poder desde 1996), anticipar las elecciones y algunos claman porque este criminal se vaya del país.
La muerte de los rehenes y sobre todo la manera como ha actuado Netanyahu frente a estos retenidos por Hamas, ha llevado a que crezca el odio de buena parte de los israelíes. Es muy evidente que para el Primer Ministro las vidas de los rehenes importan muy poco, pues la orden permanente de bombardeos y ataques terrestres de manera indiscriminada, ponen en evidencia que no tiene ninguna importancia para el Estado de Israel si en esas incursiones militares mueren civiles, sean palestinos o de cualquier otra nacionalidad, incluso israelíes. Lo importante es dar golpes contundentes, destructivos y que ponga en claro quién tiene el poder y quién es el mandamás en la región.
Así las cosas, la muerte de los rehenes se ha convertido en un factor que incrementa las contradicciones y la división entre quienes apoyan a ciegas y quienes no quieren más de este criminal en el poder. Los medios de comunicación, bajo el control del estado sionista, no han dejado fácilmente ver cómo ha sido la evolución de las manifestaciones contra la guerra en las propias entrañas de Israel, pero sin duda, ese movimiento ha tenido importantes expresiones, y la muerte de los rehenes le da fuerza a esa parte de quienes ya no quieren, ni más guerra, ni más Netanyahu.
Con la muerte de los 6 rehenes, salta a la vista una terrible realidad propia de una sociedad gobernada y administrada bajo las premisas, principios, intereses y valores de la descomposición del capitalismo agonizante: en esta sociedad, no todas las vidas tienen la misma importancia y ello depende de los intereses económicos y políticos de las clases sociales. ¿Vale más la vida de 6 rehenes que la de decenas de miles de palestinos masacrados? Pues es un hecho muy relevante que los medios de comunicación han desbordado en el seguimiento al tema de los rehenes mientras que los que mueren del lado palestino ya son “parte del paisaje”, los palestinos son una simple cifra para las estadísticas, pero los rehenes, son un factor decisivo en la solución o incremento de la mal llamada “guerra”.
Los revolucionarios y las masas no deben seguir la lógica del capitalismo, el pueblo de Israel no puede darle más valor a una vida si es palestina o israelí, si es negro o blanco, si es joven o viejo, si es hombre o mujer. La vida del pueblo vale un potosí, y esa es una ley social que todas las masas deben afianzar y para el caso específico de lo que está pasando en Palestina, los pueblos del mundo, incluido el de Israel, deben enfocar toda su lucha contra el Estado asesino de Israel, quien de la mano y bajo orden directa de los imperialistas, en este caso sobre todo de EEUU, han creado una situación histórica de odio entre pueblos para establecer un enclave llamado “Estado de Israel” como fuerza de choque en la región.
Solo derrotando al Estado asesino de Israel, todos los pueblos de la región, lograrán encontrar y construir los caminos para vivir en plena paz entre pueblos, en un territorio tan extenso donde todos pueden caber sin ninguna duda. Pero claro, para que eso sea posible, hay que precisar donde está el verdadero enemigo: los imperialistas, los Estados asesinos y reaccionarios, los fundamentalistas que azuzan las divisiones artificiales como religión, nacionalidad, color de piel, idioma, etc. Si los pueblos, de la mano con los comunistas logran encontrar ese camino, los muertos y sobre todo la vida de los pueblos recobrarán su legítimo valor, y se abrirá la posibilidad de retomar la construcción de un mundo gobernado por los trabajadores.