Las mujeres lucharemos por nuestra emancipación y por la emancipación de la clase obrera

Las mujeres lucharemos por nuestra emancipación y por la emancipación de la clase obrera 1
8 de Marzo, Bogotá

El capitalismo, sistema podrido y criminal, ha condenado a las mujeres a una doble esclavitud: como fuerza de trabajo barata y como cuidadoras no remuneradas. En las fábricas, en los campos, hospitales, en las casas, los mercados y hasta en las calles, las mujeres del pueblo somos quienes cargamos con la mayor parte del sacrificio, y sin embargo, seguimos siendo las más precarizadas, las peor pagadas, las más acosadas y las más violentadas.

La historia de lucha de la clase obrera no se entiende sin nosotras. Fue con nuestras manos que se levantaron huelgas, se paralizaron talleres, se organizaron sindicatos, se prendieron barricadas. Fue nuestra voz la que agitó el 8 de marzo de 1917 en Petrogrado, exigiendo pan y paz, encendiendo así la chispa de la Revolución Rusa. Fue Clara Zetkin quien llamó a las mujeres obreras del mundo a organizarse con independencia de clase, no desde el feminismo burgués que solo busca la igualdad dentro de la explotación, sino desde una perspectiva revolucionaria, para destruir la explotación misma.

Por eso hoy, en Colombia y en el mundo, el Movimiento Femenino Revolucionario (MFR) es una necesidad histórica. Porque las mujeres del pueblo no podemos seguir esperando las promesas del reformismo. Debemos organizarnos para luchar desde nuestras condiciones reales, levantar nuestras propias banderas y hacer que nuestra voz se escuche con la fuerza de quienes no tienen nada que perder.

No se trata de si tenemos o no trabajo «estable». La verdad es que la mayoría de nosotras vivimos entre la precariedad, la informalidad o el rebusque. Otras hemos sido expulsadas del mundo laboral por ser madres, por cuidar enfermos, por ser desplazadas o por no soportar más el acoso de patrones miserables.

El MFR debe ser un espacio para las mujeres explotadas y oprimidas, sin distinción. Porque lo que nos une no es un contrato, un uniforme ni una profesión, sino una condición: ser mujeres del pueblo, oprimidas por un sistema capitalista y machista que nos utiliza, nos desecha y nos silencia.

Las mujeres hemos sido sistemáticamente excluidas de los espacios de decisión en los sindicatos. Aunque en muchos sectores somos mayoría laboral, seguimos siendo minoría en la dirección sindical. Esto no es casual: es el resultado de décadas de influencia de las ideas burguesas y del machismo dentro del movimiento obrero, pero también de condiciones materiales que nos impiden participar plenamente: la carga del hogar, la informalidad, la tercerización, los contratos basura, el miedo al despido.

El MFR debe impulsar la participación sindical de las mujeres, pero también debe ir más allá. Porque las condiciones de vida de las mujeres del pueblo no se solucionan solo con la firma de una convención colectiva. Necesitamos una agenda de lucha que incluya:

  • Aumento general de salarios.
  • Comedores y guarderías financiadas por el Estado y los patrones.
  • Empleo formal, directo y con todas las prestaciones.
  • Jornada laboral reducida y sin extensión forzada.
  • Fin de la tercerización y la precarización.

Plafatorma del MFR: Mujeres: ¡A organizar el Movimiento Femenino Revolucionario!

El MFR debe ser la fuerza que empuje estas demandas dentro de los sindicatos, pero también que las lleve más allá: a los barrios, veredas y espacios donde las mujeres resisten sin que nadie las escuche.

Pero, la explotación no termina cuando salimos del trabajo. En casa nos espera otra jornada: cocinar, limpiar, criar, cuidar. En el barrio nos enfrentamos al hambre, a la falta de agua, a la inseguridad, a la violencia. En la EPS no nos atienden. En la escuela nos culpan por los errores del sistema. En las instituciones de justicia no nos creen.

Por eso, el MFR debe vincularse activamente con la construcción de Asambleas Populares, donde las mujeres podamos discutir, decidir y luchar. Esa es la forma en que debemos construir poder popular, con la lucha y la organización con independencia del Estado y de los partidos burgueses y pequeños burgueses. Debemos alejarnos del feminismo burgués de las ONG y los politiqueros que legislan en contra del pueblo.

Por eso, el MFR debe organizarse con independencia de clase: sin hacerle el juego al oportunismo ni al reformismo. Si el gobierno no cumple, se denuncia y se lucha. Si las centrales sindicales se arrodillan, se confrontan. Si hay machismo dentro de nuestras propias organizaciones, se combate. Nuestro camino debe ser el de la organización popular, obrera y campesina; el de la movilización y la lucha directa.

Asimismo, el MFR debe ser el de las mujeres con el corazón ardiendo por el dolor de las miles de mujeres asesinadas, violadas, desplazadas y desaparecidas en Palestina. El genocidio que continúa cometiendo Israel contra el pueblo palestino es un crimen del imperialismo y como mujeres proletarias, como internacionalistas, levantamos la bandera de solidaridad activa con nuestras hermanas palestinas: con las que resisten, las que entierran a sus hijos, las que defienden la tierra con piedras, con palabras y con fuego.

No hay emancipación de las mujeres sin derrota del imperialismo y de todas sus formas reaccionarias y fascistas. Por eso, las mujeres participamos en la jornada internacionalista de este Primero de Mayo, jornada de lucha contra el Estado burgués, el capital, el machismo, el imperialismo, el fascismo y la patronal.

Llamamos a las mujeres combativas, a los colectivos, a las sindicalistas, las campesinas, estudiantes, obreras, cuidadoras, desempleadas, desplazadas, las que luchan solas o en grupo, a desarrollar las tareas necesarias, a organizar reuniones, encuentros y discusiones que den vida desde ya, a un grito poderoso del Movimiento Femenino Revolucionario.

Este 1° de Mayo asistimos en bloque: con nuestras consignas, nuestras demandas, nuestra organización propia, hermanadas a la clase obrera en su conjunto, y en particular, a los Bloques Internacionalistas y Revolucionarios. Salimos a recuperar el espíritu revolucionario de esta jornada; a reivindicar la lucha de las mujeres que han combatido en las huelgas, las marchas, las tomas, en las asambleas, en la vida.

¡A organizarnos y a luchar con el Movimiento Femenino Revolucionario!
¡Gobierne quien gobierne, los derechos del pueblo y de las mujeres se defienden con lucha directa!
¡Proletarias del mundo, uníos!

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