En Nicaragua Daniel Ortega va para su quinto período de gobierno; hecho que ha levantado las más airosas reacciones de los sectores opositores denunciando que el triunfo de Ortega no fue ni transparente, ni libre, ni democrático, ni justo; esas son entre muchas otras las calificaciones que le han dado al proceso electoral; hasta el punto de describirlo como un dictador que ha usado todo tipo de artimañas para quedarse en el poder. En su contra dicen que mandó encarcelar a muchos de sus oponentes incluyendo candidatos presidenciales, que mandó clausurar medios de comunicación, que apresó a periodistas, etc. Y no solo se quedaron en denuncias; se ha intensificado la campaña de cerco económico internacional, de persecución política y diplomática contra el gobierno nicaragüense.
Entidades financieras como el Banco Centroamericano de Integración económica está amenazando con suspender los desembolsos de préstamos al gobierno de Ortega, la mayoría de países no reconocen el resultado electoral y los Estados Unidos se ponen al frente de la campaña para intensificar el bloqueo, sumándolo a su lista de países que considera problema para sus intereses en la región, allí están junto a Nicaragua, Cuba, Venezuela, a quienes ha excluido en las últimas horas de la llamada “Cumbre de las Democracias” que tiene programada para el 9 y 10 de diciembre.
Desde otras orillas, hay quienes defienden el proceso electoral en Nicaragua, igual que lo han hecho con el de Cuba o Venezuela, o en su momento con Bolivia, Ecuador y otros tantos que han asumido posturas aparentemente antiyanquis cuando han llegado a los puestos de gobierno y que de una u otra manera han permanecido por varios períodos presidenciales mediante procesos electorales que han merecido el cuestionamiento cada vez que presentan los resultados y que los dejan como vencedores.
Unos y otros, tienen sus análisis con cifras y hechos que sustentan sus postulados y defensa o condena a estos gobiernos y a los procesos que los mantienen en el poder del Estado. Lo realmente importante es analizar esta realidad desde el punto de vista de los intereses de clase, pues solo de esta manera podremos hacernos a un juicio lo mas correcto posible de lo que hay, no solo en Nicaragua, sino en los otros países, e incluso en aquellos gobiernos que son abiertamente sirvientes del imperialismo, en este caso sobre todo yanqui, tal es caso del actual régimen asesino y paraco que con payaso diferente, también sueña con perpetuarse en el poder, y que a pesar de ser reconocido en el mundo como sanguinario y criminal contra la población, hoy es calificado como una de las mas estables democracias en el reciente encuentro de Juristas llevado a cabo en Barranquilla.
No es extraño que en América se ensañen contra gobiernos que son una piedra en el zapato para el imperialismo yanqui, y este es el caso del presidido por Ortega, los gringos mueven todas sus fichas para reconquistar a toda América como su patio trasero, como fuente de riqueza y botín para superexplotar, pero también como base militar unificada para mostrar mayor poderío ante sus adversarios de otras latitudes; y no es extraño entonces que dentro de sus planes esté la persecución contra esos gobiernos, que sin romper el cordón umbilical que los alimenta desde Norteamérica, busquen a otros imperialistas para no depender absolutamente de los yanquis; y esa es la costumbre de esos mal llamados gobiernos de izquierda que a pesar de sus discursos supuestamente antiimperialistas, sin dejar de estar atados a los gringos, se entregan como meretrices a los rusos, chinos, o a los europeos.
Claro que hay que denunciar a los imperialistas gringos que se sacian contra pueblos enteros en Centro y Suramérica, condenar igualmente a todos aquellos que contribuyen a cercar a pueblos como el nicaragüense o el venezolano; pero eso no quiere decir que se tenga que defender a capa y espada a esos gobiernos que posando de izquierda, en realidad se comportan y actúan de la misma manera que cualquier otro gobierno burgués, atornillándose en el poder del Estado, abrogándose ellos mismos e imponiendo con la fuerza de ejércitos también asesinos, el derecho a representar a las masas y posando como supuestos salvadores del pueblo. Posturas totalmente hipócritas y falsas como todos los demás, pues en sus gobiernos también al pueblo solo les dan migajas de todo lo que producen; porque jamás han hecho ni lo harán un plan para romper totalmente la dependencia económica y política de los imperialistas; jamás crearán una verdadera economía basada en el autosostenimiento pues sus negocios con las burguesías en cada país, están por encima del bien general de la sociedad. Jamás tampoco estará dentro de sus planes vincular a la inmensa capa de obreros y campesinos al ejercicio del poder y la administración del Estado, ni tampoco renunciarán al control de las armas pues saben que el que tiene las armas tiene el poder, y ese nunca se lo entregarán a las masas por las buenas.
Si miramos con objetividad, sin apasionamientos ni prejuicios lo que hoy sucede en todos estos países, llegaremos a la conclusión de que no hay diferencias importantes entre esos gobiernos mal llamados de izquierda y los que la prensa burguesa se afana por mostrar como las mejores democracias caso Colombia, o cualquier otra; así la puesta en escena varíe, con un mismo payaso durante toda la obra como en Venezuela o Nicaragua, o con diferentes como la de Colombia.
El mundo de hoy necesita es un cambio profundo y radical de la sociedad, empezando por la destrucción del Estado y por ende de sus formas de gobierno variopintas que ofrecen los rojos, los azules, los verdes o los amarillos. Ninguna de esas alternativas está dentro del camino del pueblo, pues absolutamente en todas, los obreros y campesinos siempre estarán ausentes de ejercer el poder directo, y eso es una condición esencial del cambio que se necesita hoy en el mundo.
¡Para el pueblo lo que es del pueblo, para el pueblo revolución!
¡Y la única revolución posible es la del poder armado de obreros y campesinos!
2 respuestas
Me parece que el artículo cae en muchas frases de rutina y no analiza con seriedad aspectos cardinales que se hacen presente en el escenario y que influyen decisivamnete en la toma de posiciones de los gobiernos de Centro América y América latina.
Conviene observar que las relaciones entre América Latina y China han cambiado profundamente en los ultimos veinte años. En 2001 las exportaciones de la región a China apenas representaban el 1.6 % del total de ventas al exterior mientras que en el 2020 alcanzaron el 26% lo que implica que varios países se han convertido en importantes socios comerciales de China. Esto contrasta con lo ocurrido con las exportaciones de la región hacia Estados Unidos que pasaron de representar 56% del total en 2001 a 13% en 2020. Este cambio radical se debe en gran parte al acelerado crecimiento de China durante este período y a su creciente demanda de materias primas, especialmente de los países de América del Sur, tales como Perú, Chile, Brasil, Argentina y Uruguay. Algo similar ha ocurrido en el caso de las importaciones. En contraste, durante las últimas dos décadas, la inversión directa de China en América Latina no ha sido tan importante comparada con la de otros países. Estados Unidos es el principal inversionista en la región, seguido por España, sin embargo, esto ha comenzado a cambiar y las empresas chinas han adquirido compañías en Latinoamérica, especialmente en sectores de infraestructura, producción de materias primas y energía. Destacan compras de empresas en el sector energético en Chile y México, así como en el sector de materias primas en Perú y Argentina. Según datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), en el período 2005-2020, las empresas chinas participaron en 150 fusiones y adquisiciones en la región, por un monto de alrededor de US$ 83.000 millones. Esto representa un incremento en su participación de 1,7% del total de estas operaciones en 2015 a 16,3% en 2019. Adicionalmente, el país asiático ha anunciado nuevos proyectos de inversión que significarían otros US$ 75.000 millones.
Las empresas manufactureras chinas quieren asegurar sus mercados de materias primas a futuro, por lo que la región se convierte en una pieza estratégica de la expansión internacional de estas compañías, la mayor parte de ellas estatales. Otro factor clave para entender la cambiante relación entre China y América Latina está relacionado con el financiamiento. En los últimos años se verifica un incremento en los préstamos de bancos chinos a gobiernos latinoamericanos. Según datos del Dialogo Interamericano, al 2020, el China Development Bank y el China Export-Import Bank habían concedido 94 préstamos por un total de US$ 137.000 millones, dirigidos principalmente a Venezuela, Brasil, Ecuador y Argentina. La mayoría de estos créditos han sido otorgados para financiar infraestructura, ejecutada por empresas chinas, y en algunos casos incluyen condiciones financieras que implican la venta a futuro de materias primas. Aunque este tipo de financiamiento se ha estancado en los últimos años, las deudas adquiridas pueden representar una importante carga fiscal para los países receptores. Una diferencia importante en las relaciones con China es que mientras que las inversiones y el comercio con Estados Unidos y la Unión Europea se llevan principalmente a través de empresas privadas, la relación con el país asiático es mayormente a través de acuerdos bilaterales de gobierno y empresas estatales.
Esto sin duda pone de manifiesto la pugna real entre los paises imperialistas por el control y dominio del mercado latinoamericano que moldea y direcciona decididamente las posturas de los gobiernos afines a uno u otro imperialismo.
La geopolítica jugará un papel importante debido a la guerra comercial y tecnológica entre Estados Unidos y China, en donde muchas batallas están teniendo lugar en Latinoamérica. La pugna Estados Unidos-China estará presente en la región, y se incrementará por comercio, por inversiones y por el abastecimiento de materias primas.
Los gobiernos de Nicaragua ,Venezuela ,Cuba e incluso Bolivia no han ocultado su afinidad ideológica con el imperialismo chino lo que los pone en contradicción con los gobiernos de Colombia ,Chile,Brasil ,para mencionar los más destacados, históricamente aliados firmes e incondicionales del imperialismo norteamericano.
Para Estados Unidos Colombia representa el papel de gendarme en la región y se constituye como base importante para acciones de agresión política y militar en contra de sus contradictores.
En este momento de la historia de América latina se expresan con claridad las contradicciones interimperialistas por ejercer sus dominio y control en la región y cualquier análisis no las puede despreciar.
Es oportuno aclarar con énfasis, que en Nicaragua, Venezuela y Cuba jamás hubo una revolución social para cambiar el rumbo de la sociedad y establecer un estado socialista.
Las motivaciones de los levantamientos populares fueron el derrocamiento de dictaduras salvajes, en el mayor de los casos, para crear gobiernos nacional-populistas anti yanquis pero aliados de Rusia y China en esa dinámica de contradicciones que existen en el bloque imperialistas.
Compañero, que pena responder hasta ahora. Son interesantes los datos que brinda,nos gustaría entablar una relación más directa, y poder establecer su contribución teorica para el portal. Si gusta nos puede dejar un número de contacto o nos puede escribir a telegram Revolución Obrera.