La reciente masacre perpetrada por fuerzas militares marroquíes, compromete directamente al Estado Español, primero porque mantiene una política discriminatoria contra la población africana que busca salvar sus vidas del infierno en que viven en sus territorios originarios, y segundo porque permitió claramente el ingreso de los militares asesinos marroquíes a territorio español para perpetrar el horrendo crimen.
Unos hablan de 23 inmigrantes asesinados en el enclave español de Melilla; quienes realizan protestas en el país ibérico dicen que fueron al menos 45 los asesinados y que varios de los gravemente heridos pueden aumentar la cifra. Para el Estado, sea el marroquí o el español, las vidas de la población valen una mierda, mucho más si son pobres, aún más si son inmigrantes, y todavía peor, si su piel es de color negro. Por eso no tienen interés alguno en proteger sus vidas, pues al fin de cuentas lo que les importa del continente africano es la riqueza de sus tierras y del subsuelo, y claro, la plusvalía que extraen de la inhumana explotación del pueblo africano, que para sus estadísticas, no importa mucho si una parte de ellos hay que matarlos de hambre, o asesinarlos como es el caso de los inmigrantes.
Fueron más de 2000 lo que ese día estaban luchando por salvar sus vidas; de todas las edades, hombres y mujeres, todos intentando pisar suelo europeo con sus sueños y sus vidas truncadas por este sistema capitalista que divide al mundo en un puñado de países imperialistas y un montón de países y naciones oprimidas, tierras donde se concentra de manera abigarrada toda la excrecencia que produce el mundo burgués de la ganancia y la opulencia. Un mundo donde los pueblos, sobre todo de Asia, África y América Latina tienen que ocupar el peor lugar en la cadena de producción mundial imperialista; por eso, millones huyen despavoridos con la ilusión de sobrevivir en otros países, sobre todo de Europa y Norteamérica.
Y es que la situación migratoria en el continente africano es dramática, según Acnur “Alrededor de 30 millones de personas refugiadas, desplazadas internas y solicitantes de asilo viven en África, lo que representa casi un tercio de la población refugiada a nivel mundial.” Son 30 millones de seres humanos, que deambulan por todo el continente en busca de una oportunidad de vida, ya ni siquiera en busca de mejores empleos, o de estudiar una carrera, o acceder a las grandes tecnologías… Buscando sobrevivir en medio de este mundo dominado por unos cuantos que amasan montañas de ganancia y que se reparten el control del planeta. Son 30 millones, de los cuales 2000 lograron la prueba de fuego de conquistar el paso hacia el continente europeo, una afrenta para el mundo burgués que pagaron con sangre.
Los 45 asesinados en Melilla representan el escarmiento de los reaccionarios a los pueblos que de alguna manera se oponen a aceptar dócilmente sus políticas imperialistas, en esta ocasión por atreverse a desafiarlos y buscar meterse en sus ciudadelas europeas; quedando nuevamente la enseñanza de que con los reaccionarios, nada se conquista por la buenas.
Vayan a donde vayan los inmigrantes, no solo en África, sino en todo el mundo, deben interiorizar en sus mentes y sus corazones, que la única manera de resolver este flagelo de inmigración, es asumir con conciencia una lucha radical, entendiendo por radical, resolver los problemas cortando el mal de raíz, es decir preparándose para destruir el capitalismo, el verdadero enemigo de los pueblos del mundo.