El Ejército Popular de Liberación (China): Una chispa que incendió la pradera

El Ejército Popular de Liberación (China): Una chispa que incendió la pradera 1

Fundado en las primeras décadas del Siglo XX, más específicamente en un día como hoy, 1 de agosto, pero del año 1927. Nace entre las cenizas de un país devastado por el Imperialismo Nipón, lo que es y será el poderoso ejército capaz de darle guerra a cualquier enemigo de la revolución: el Ejército Popular de Liberación (China) (EPL).

Surgió bajo el nombre de “Ejército Rojo” como una pequeña fuerza guerrillera en las zonas rurales de la China sumida en la guerra civil antiimperialista, en reacción a la rebelión del nacionalista Partido Kuomintang (KMT) contra del liderazgo de los camaradas del Partido Comunista Chino (PCCh) Zhu De, He Long, Ye Jianying y Zhou Enlai.

Es en el Levantamiento de Nanchang del 1 de agosto de 1927, cuando se consolida la alianza entre tropas del KMT —que se rebelaron a la dirección reaccionaria de Chiang Kai-shek— y el PCCh, como respuesta a la masacre de Shangai del 12 de abril de 1927. Masacre en la que el ala derechista del KMT —bajo el mando de Chiang Kai-shek— asesinó a una gran cantidad de obreros y comunistas, disolvió sindicatos, expulsó a los comunistas del partido y arrestó a gran cantidad de contradictores.

Perseguidos por los señores feudales, o como el Presidente Mao los denominará “shenshis malvados” y por las fuerzas imperialistas niponas, el Partido Comunista de China, bajo la dirección de Mao, transformó a este pequeño grupo de campesinos pertrechados con armas poco contundentes, en un ejército voraz, capaz de hacerle frente a todos los “tigres de papel” que osaran obstaculizar el proceso emancipador de una China atrasada y sometida por los imperialistas.

La guerra de liberación fue un punto de inflexión tanto para la historia de China como para el EPL, pues a través de una combinación de guerra de guerrillas, operaciones móviles y la construcción de bases de apoyo en las zonas rurales, el EPL logró desgastar y desmoralizar las fuerzas del Kuomintang y parte de sus aliados imperialistas comandadas por el militar y estadista Chiang Kai-Shek.

Es de destacar que el Ejército Rojo en China sobrevivió a varias campañas de cerco y aniquilación siendo la más destacada la operación de retirada que se conoció como la Larga Marcha o la Gran Marcha del Ejército Rojo, en la que el EPL se trasladó desde Yudu en la provincia de Jiangxi, hasta la localidad de Wuqi en Shaanxi, desde el 16 de octubre de 1934 hasta el 19 de octubre de 1935, recorriendo 12 500 kilómetros en 370 días, para salvaguardar la vida de los principales jefes del PCCh y de sus bases, como del mismo EPL. Una gesta histórica de la que los proletarios del mundo tienen que aprender muchas lecciones para el futuro de lucha luminoso.

Durante la Segunda Guerra sino-japonesa, o chino-japonesa, el Ejército Rojo fue integrado a lo que se conocía en ese entonces como el Ejército Nacional Revolucionario comandado por parte el Kuomintang, y se fundó el Octavo Ejército de Ruta y el Nuevo Cuarto Ejército, ambos al mando del Partido Comunista Chino cuya función era la formación de guerra de guerrillas e intervención de “batallas convencionales” contra los nipones y el Kuomintang.

Una vez concluida la Segunda Guerra sino-japonesa, el Partido Comunista Chino unió ambos estamentos militares y fundó finalmente el Ejército Popular de Liberación, fuerza que daría la estocada final al Imperialismo Nipón y a las fuerzas reaccionarias del KMT durante los años 50’s con apoyo del Ejército Rojo soviético, transformando de esta manera, lo que alguna vez fue un pequeño grupo de intelectuales y campesinos en un ejército moderno que marcaría la victoria y a su vez, un nuevo comienzo para China.

La fundación de la República Popular China representó un triunfo histórico para el movimiento comunista internacional, y a su vez un desafío para los imperialistas. El EPL como ese guardián de la revolución, jugó un papel fundamental y estratégico para la consolidación fructífera de ese poder popular y la construcción de un rojo amanecer.

La historia del EPL nos enseña que la revolución no se hace, sino que se construye, se organiza. Y que el poder popular fervientemente impulsado por los principios del Marxismo-Leninismo y los análisis marxistas del Presidente Mao y del Partido Comunista Chino, cambiaron las condiciones materiales más adversas de la época.

En un mundo marcado por la desigualdad, la experiencia China nos deja mucho que aprender, y permite comparar a otra organizaciones que se han llamado a sí mismas ejércitos del pueblo, caso de las guerrillas revisionistas colombianas —como las FARC-EP, el ELN y sobre todo, el M-19— pero que sólo han demostrado ser organizaciones aventureras, plagadas por ideas revisionistas, nacidas a raíz del socialimperialismo soviético de ese entonces, y a su vez inspirados en el guevarismo, cuyo estudio de las condiciones materiales de la sociedad colombiana es absolutamente nulo, además de no contar con una correcta línea de masas que las han convertido en verdugos del pueblo.

El EPL de China, al haber sido en sus cimientos una guerrilla, su evolución y estrategia lo convirtió en un bastión implacable, un ejército donde no mandaba el fusil, sino el Partido, un Ejército caracterizado por seguir fielmente los principios del Marxismo-Leninismo, capaz de organizar un proceso emancipatorio sin dejar a un lado el estudio del Materialismo Histórico con una capacidad estratégica y militar que al día de hoy nos deja como herencia la lucha que tienen que librar los pueblo en el mundo para barrer de la faz de la tierra de una vez por todas con el capitalismo imperialista.

Es importante también recordar, que para la época en que se estableció la República Popular y el Partido desarrollaba una lucha intensa contra la ideología burguesa en el seno del Estado y del mismo Partido, en el EPL de China no se aplicaron las medidas de rectificación planteadas por Revolución Cultural Proletaria, pues se encontraba bajo la dirección revisionista, encabezado por Lin Piao; dichas medidas llamaban a que el monopolio de las armas no quedara exclusivamente en el EPL, pues si bien este había jugado un papel muy importante previó a la revolución, las armas —como ya lo había dicho La Comuna de París— debían estar en manos del pueblo; esto propició que cuando los revolucionarios se levantaron contra la nueva burguesía enquistada en los órganos de poder, el EPL reprimió violentamente al pueblo aplastando la insurrección de la Comuna de Shanghái y fuese el comienzo del desmonte de la China revolucionaria.

El EPL de hoy en China, no es el EPL que fundaron los comunistas revolucionarios en 1927, que nació como un instrumento militar al servicio del pueblo y se mantuvo así por décadas, hasta que fue usurpado por los revisionistas para ponerlo al mando de la restauración del camino capitalista y al servicio de las clases dominantes (industriales, banqueros, comerciantes y terratenientes chinos) como sucede en la actualidad.

El proletariado no debe confundirse en medio de las contradicciones interimperialistas que enfrentan a los imperialistas, siendo las contradicciones más notorias, pero no las únicas, las que existen entre los imperialistas de Estados Unidos de un lado; y los imperialistas de Rusia y China del otro. Sería un error catastrófico que los pueblos del mundo tercien en esa disputa por alguno de los bandos o por “el imperialista menos malo” si es que eso existe.

A propósito del papel del EPL en la Revolución Cultural, y, para terminar, recordamos las palabras del Camarada Jaime Rangel en el aparte “EL QUID: DESARROLLAR O NO, LA DICTADURA DEL PROLETARIADO” (página 201) de su libro El Marxismo Leninismo Maoísmo: Ciencia de la Revolución Proletaria:

«Es indudable que el ejército chino en la Revolución Cultural tuvo características muy específicas y distintas a cualquier ejército: se guiaba por el principio de que “la política guía el fusil y no al revés”; por períodos los oficiales se desempeñaban como soldados rasos; los soldados se vinculaban a la producción y desde 1966 desarrollaron una labor de propagandistas –utilizando la persuasión y no las armas– en el seno de las organizaciones de masas y de los mismos Comités Revolucionarios. No obstante, estas prácticas para combatir su profesionalismo y su burocratismo, nunca en la Revolución Cultural se puso en duda ni se criticó su monopolio sobre las armas, lo cual estaba en CONTRA de la línea de la Comuna, en contra de la concepción de Marx y Lenin sobre el NUEVO ESTADO de DICTADURA del proletariado: sin burocracia y SIN EJÉRCITO PROFESIONAL, pero con las ¡MASAS ARMADAS!

A lo largo de la Revolución Cultural se evidencia cómo el monopolio de las armas fue siempre del EPL: los «guardias rojos» eran jóvenes desarmados; los «Comités Revolucionarios» se tomaban el poder desarmados; los representantes del EPL en los «Comités Revolucionarios» eran soldados desarmados; los campesinos estaban desarmados y los obreros… ¡desarmados!, fueron derrotados en octubre de 1976, cuando la derecha, el revisionismo, los seguidores del camino capitalista, encontraron la oportunidad (de la que había prevenido Mao Tse-tung), para apoyándose en el poder efectivo y real que poseían en el Partido y en el Estado y apoyados en la base social de burócratas y privilegiados, procedieron al reemplazo forzoso de la Dictadura del proletariado por la dictadura de la burguesía.

En ese entonces, fue el EPL –considerado a ultranza maoísta– el que reprimió a los maoístas verdaderos, y el que encarceló a sus principales dirigentes, el que ahogó la insurrección de Shanghái, y la lucha de las masas –armadas ya tarde– en Anjui, Fujián, Sichuan, Junan, Xin jiang y Jianxi»

Comparte

Un comentario

  1. A la ultraderecha golpista y a los paises que los dirigen y financian, no les interesa la democracia en Venezuela, y menos el bienestar de la sociedad. Su interés, por lo cual quieren tumbar como sea al Presidente Maduro, son las grandes reservas de petróleo, gas y oro.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *