¡Tú y yo! 1

Desde pequeña siempre soñaba con conocer el amor de mi vida,
Imaginaba el momento perfecto, yo con unos lindos jeanes tal vez;
Cuando el momento llegó, estaba nerviosa
y aunque no estaba con mi mejor atuendo,
el momento era perfecto: ¡conocí el amor de mi vida!;
estábamos allí, nos miramos y juntos lloramos, esa primera vez;
envolví su mano en mi mano, él agarró mi pulgar y fui la mujer más feliz del mundo:
¡conocí el amor de mi vida!

A medida que iba creciendo,
algunos miedos fueron apareciendo
tenía miedo, que al aprender a caminar se cayera,
tenía miedo, que ir a la escuela le doliera;
luego, los miedos cambiaron,
dije a su padre: ¡tengo miedo!
no quiero que participe en una guerra que no le corresponde,
no quiero que sea carne de cañón de los poderosos,
pagaremos por su libreta;
aunque somos unos padres luchadores
tenía miedo de que mi hijo participara, pero aún más,
que tomara el camino incorrecto.

Pero el día llegó, el pueblo no aguantó y a las calles salió,
mi hijo tomó mi ejemplo y a la lucha se unió,
en las calles gritó, contra este opresor combatió,
mi hijo un ojo perdió, mi hijo la vida arriesgó,
mi hijo la lucha ganó, mi hijo una historia formó.

A mis hijos:
Camila, Dylan, Ángel y Juan,
a Isa, Andrés, Diana y Nicolás,
a Juana, Felipe, Gabriela y muchos más…
A todos los que la represión nos arrebató y ya no están,
y a los hijos del pueblo que en este momento en la calle gritan,
cuenten con esta madre luchadora,
porque un futuro mejor es posible,
porque la revolución vendrá.

Aún tengo miedo, el mismo miedo de madre,
miedo de que este Estado verdugo acabe con el futuro,
que podemos construir a nuestros hijos;
hijo mío, al igual que cuando te conocí no tengo unos lindos jeanes,
no tenemos el mejor atuendo, pero estamos aquí,
tú y yo, en la calle luchando,
tú y yo, con el rostro cubierto,
tú y yo, por nuestra clase,
tú y yo, luchando por un nuevo mundo,
tú y yo, por el rojo futuro que estamos llamados a construir.

Nadia

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