
El «gran sistema capitalista» con su propuesta de consumismo como supuesta alternativa para alcanzar la felicidad, ha transformado los mercados locales en grandes mercados mundiales, tal transformación es entendida por algunos como globalización, donde el capital financiero controla la producción mundial y establece las reglas o normas de contratación laboral. Paralelo a ese gran desarrollo económico alcanzado por algunos grupos económicos, también se ha acrecentado la contradicción entre proletarios y burgueses a nivel mundial, los mercados se han inundado de mercancías producidas en la gran industria y la miseria ha llegado a miles de hogares en todo el planeta.
Para tratar de solucionar dicha contradicción propia del sistema capitalista, los economistas al servicio de gran capital financiero se ingeniaron el sistema de contratación laboral tercerizada, apoyados en la falacia divulgada a los cuatro vientos de que esa era la fórmula para reducir los altos índices de desempleo y a su vez reducir la brecha de desigualdad entre ricos y pobres, es decir, la miseria mundial. Pero contrario a ello, lo que se logró con la implementación de dicho sistema fue la inestabilidad laboral, la precarización de la clase obrera, el aumento en los índices de desempleo y de la miseria a nivel mundial, beneficiando al gran capital financiero y a los grandes empresarios, reduciéndoles la carga prestacional con la mentira de la tal flexibilidad laboral.
En Colombia, la modalidad de contrato tercerizado fue aprobada por el Estado burgués con la ley 583 de 2016, con la que se consiguió beneficiar a los explotadores y afectar a los trabajadores. Si bien en este gobierno del Pacto Histórico se habló de fortalecer los contratos de trabajo a término indefinido, la afectación que produjo el sistema de tercerización al contrato indefinido no se ha podido superar. En Colombia para muchos jóvenes sigue siendo un sueño la posibilidad de conseguir un empleo a término indefinido y a todo ello se suma la baja tasa de sindicalización de los trabajadores en todo el país.
Ahora bien, la tercerización en Colombia permite a las empresas contratar la prestación de servicios con otras empresas temporales y en todas las ramas de la producción se ha implementado y fortalecido este tipo de contratación; pero un caso especial es todo lo relacionado con los servicios generales, porque difícilmente se encuentra una empresa, corporación, instituciones oficiales, etc., que contraten los servicios de aseo a término indefinido y, aunque algunas empresas temporales contratan a algunos de sus trabajadores de manera indefinida, sus salarios difícilmente superan el mínimo.
El capitalismo a través de la historia ha discriminado a los trabajadores de servicios generales incluyendo el trabajo doméstico, lo que ha conllevado a que no se les reconozcan sus derechos laborales y aquí existe una particularidad importante, pues si bien la discriminación para los trabajadores del servicio de aseo se ejerce sobre hombres y mujeres por igual, es la mujer quien ha resultado más afectada, ya que además de la discriminación histórica, de las nuevas formas de contratación, de la opresión de una cultura machista, y en algunos casos la baja educación por dificultades económicas y por ser cabeza de familia, la han aislado de la posibilidad de asociación sindical, lo que conlleva a que sus derechos laborales sean fácilmente vulnerados por el patrón y sí, todo esto recae principalmente sobre la mujer porque en este flagelo de la tercerización en el campo de los servicios generales -aunque ha aumentado la contratación para los hombres- son las mujeres las que principalmente se emplean en este tipo de labor.
Es importante anotar que en Colombia, el sector de servicios generales muestra una marcada predominancia femenina. Según datos del Ministerio de Trabajo, en 2022, el 93,1% de las personas empleadas en el servicio doméstico eran mujeres, lo que equivale a aproximadamente 604.000 trabajadoras, mientras que los hombres representaban el 6,9% en este sector[1]. Y esta tendencia se refleja también en otros ámbitos de servicios generales, en el que el 83,1% del personal de limpieza general son mujeres, frente al 16,9% de hombres[2]. Además, en el servicio doméstico, el 90% de los trabajadores son mujeres cabeza de hogar, mientras que el 10% son hombres[3]. Estas cifras ponen de manifiesto la significativa participación de las mujeres en el sector de servicios generales en Colombia, superando ampliamente la proporción de hombres empleados en este ámbito. De ahí que el sistema de tercerización laboral pese a sus supuestas bondades en teoría, en la práctica no ha traído nada bueno para los trabajadores, y en especial para las compañeras, pero sobre todo para las que trabajan en el servicio de aseo.
Por lo tanto, es necesario que los sindicatos contribuyan en la organización de la mujer en sus espacios de trabajo, y especialmente que los sindicatos trabajen activamente para organizar a las mujeres trabajadoras del aseo, con el objetivo de defender sus derechos laborales; de luchar por contratos a término indefinido, lo cual les otorgaría más estabilidad laboral; de luchar también por la garantía de todas las prestaciones sociales necesarias para los trabajadores y sus familias, asegurando que sus necesidades sean cubiertas y de conquistar un salario que realmente cubra las necesidades básicas de las y los obreros y sus familias, lo que contrarrestaría la precarización laboral que se ha intensificado con la tercerización.
[1] https://www.mintrabajo.gov.co/comunicados/2023/marzo/cerca-de-600-mil-trabajadoras-y-trabajadores-del-servicio-domestico-se-beneficiaran-con-reforma-laboral
[2] Condiciones de trabajo en operarios de limpieza general – Lisbeth García Guerrero. Repositorio unal.edu.co
[3] https://www.larepublica.co/empresas/le-estamos-apostando-al-empleo-formal-y-digno-para-trabajadoras-domesticas-3301495