Apenas iniciando el año, la comunidad indígena Wayuu y en general el pueblo guajiro, bloqueó la vía férrea que saca el carbón al mar, para exigir una solución pronta y real a su situación: muertes por desnutrición, no acceso a agua potable, a educación y salud, son algunas de las necesidades que el pueblo guajiro demanda, en una región donde la riqueza natural ha dejado millones y millones de pesos en regalías a la vez que ha aumentado la miseria, pobreza y muerte de sus habitantes. Además de las necesidades vitales no suplidas al pueblo guajiro, está la corrupción, el veneno más letal que ha cobrado vidas de niños, que acaba con los recursos naturales y que ha puesto en peligro la subsistencia de las comunidades indígenas que habitan en esta región.
Esta situación es ampliamente conocida por el pueblo colombiano gracias a las no pocas denuncias frente a la muerte de niños por desnutrición; situación que conoce perfectamente y de primera mano el Estado capitalista en Colombia, ese mismo que dice «ahora sí ponerse al frente de la situación» cuando de sobra han sabido los gobernantes de turno, que la corrupción en el departamento de La Guajira ha tenido nombres propios y ha desangrado el erario y despilfarrado los recursos que debían invertirse en ese pueblo que se decidió levantarse para exigir sus derechos. La respuesta ante los bloqueos realizados por las comunidades indígenas en el tren de El Cerrejón fue la represión, acompañada del silencio cómplice de los medios de comunicación al servicio de los poderosos, demostrando que el Estado capitalista y todas sus instituciones defienden a como dé lugar la propiedad privada y el monopolio, por encima de la vida de las masas.
Sin embargo, la represión y el silencio no son cosas que asusten a las masas en lucha, los hermanos guajiros lo vienen demostrando con su lucha sostenida. La movilización permanente obligó a Santos y toda su cartera, a mirar cara a cara la situación de La Guajira, al punto de intervenir los recursos para educación, salud y agua potable; recursos que durante años se han embolatado en el camino. Ahora sí, a Santos y su gabinete les preocupa la situación de La Guajira y falta ver a qué tipo de encargados nombrarán para la administración de los recursos en los próximos tres años.
Lo curioso es que si interviniendo los recursos se soluciona esta problemática, ¿por qué hasta ahora lo hacen? ¿Por qué esperar a que cientos de niños murieran por desnutrición, gracias a la incontenible corrupción en La Guajira? ¿Por qué someter al pueblo guajiro al hambre y la sed durante todos estos años? No hay otra explicación, el Estado capitalista no es capaz de resolver ni atender las necesidades de las masas, su razón de ser es la de salvaguardar el monopolio, defender y proteger a los poderosos, al fin de cuentas son ellos, los burgueses, terratenientes e imperialistas los que dan las órdenes, el poder, detrás del poder. De ahí que estos largos años de suplicio para el pueblo guajiro, estuvieron también orquestados por el mismo Estado, incluso en cabeza de Santos, ese mismo que hoy promete poner punto final a la corrupción y solucionar la crisis social en La Guajira.
Por ello, hay que estar alerta, la movilización de las masas no puede parar, las vías de hecho no se pueden detener, porque la corrupción no es asunto de uno u otro dirigente, porque es el sistema mismo el corrupto y así funcionan todas sus instituciones empezando por el Estado que lo representa; la pelea no es con individuos, que igual deben pagar por sus fechorías, el problema es el Estado mismo, corrupto hasta la médula, con un funcionamiento costoso y burocrático que no resuelve las necesidades del pueblo.
El camino sigue siendo el de la lucha directa, el de la organización y la unidad del pueblo, porque así las masas aprenden a confiar en su fuerza organizada, porque así se desarrollan nuevas formas de lucha y se conquistan libertades y derechos y, se acumulan las fuerzas que darán paso a formas superiores, ya no por las reivindicaciones inmediatas del pueblo, sino por todo el poder del Estado, única forma de desterrar la corrupción y resolver ahí sí las necesidades de los explotados y oprimidos.
¡Adelante hermanos indígenas y pueblo guajiro: no más muertes, ni miseria!