El pasado 14 de diciembre los representantes estudiantiles y de los profesores firmaron un acuerdo con el gobierno Duque. Según se dice, lograron más de 5 billones para la educación superior, muy por debajo de los 14 exigidos. El hecho, como era de esperarse, generó una gran polémica por cuanto los dirigentes firmaron sin someterlo a referendo de las asambleas universitarias como estaba acordado; asunto del cual, tanto el movimiento estudiantil como el resto del movimiento obrero y popular deben aprender para lo que se viene, pues esta solo fue una batalla: la lucha continúa. Sí, continúa porque la financiación de la educación superior sigue en veremos, como los demás problemas que aquejan al pueblo colombiano y cuyas reivindicaciones inmediatas solo pueden conquistarse con la lucha en las calles y el Paro Nacional Indefinido.
El Paro Nacional de los estudiantes universitarios deja una cantera de enseñanzas. Desde la forma en que se lanzó el paro, se acordaron las tareas y el método de la negociación por medio de Asambleas Generales; las nutridas, creativas y constantes movilizaciones y por las vías de mayor tráfico, en oposición a los desfiles organizados por los jefes de las centrales sindicales que no causan ningún impacto; la forma en que una gran parte de los manifestantes enfrentó las fuerzas represivas y asesinas del Esmad de la Policía en ejercicio de la legítima defensa en oposición a los clamores pacifistas de “poner la otra mejilla”; el trabajo realizado para conquistar el apoyo de maestros, padres de familia y el pueblo en general impidiendo con ello que el movimiento fuera aislado y resultaran inútiles los esfuerzos del gobierno y sus loros de los medios para satanizar el movimiento… en fin, son muchas las lecciones que se deben extraer para los combates que se avecinan, insistiendo en los aciertos y corrigiendo los errores. Esa es una tarea de todos.
Por motivo de espacio queremos referirnos en estas notas a tres asuntos de gran importancia para avivar la lucha de opiniones, necesaria para encontrar la verdad en los hechos y aprender de los aciertos y errores.
Sobre el Método de la Negociación
Fue evidente el malestar causado entre las bases por la manera en que se firmó el acuerdo con el gobierno, pues básicamente se dejó de lado el correcto método impuesto por la base del movimiento y que consistía en que los acuerdos debían ser aprobados por mayoría en las asambleas de cada universidad.
En efecto el acuerdo fue firmado por encima del método acordado por la Unión Nacional de Estudiantes de la Educación Superior (UNEES), una de las partes firmantes y que nació en 2016. Al respecto, dice uno de sus documentos: «Los voceros no pueden firmar ningún tipo de documento, sin que se le presente, se discuta y se apruebe a (en) los espacios asamblearios de las IES».
A referéndum de la asamblea fue lo acordado. A referéndum para garantizar la voz de la mayoría de los estudiantes, que en ningún momento dejaron solos a sus dirigentes, por el contrario, hasta el último momento ejercieron más presión que el mismo gobierno; se mantuvieron en las calles, nuevamente enfrentaron al Esmad, bloquearon vías principales y se manifestaron aún en medio del adormecimiento decembrino. A referéndum de la asamblea, es una de las ganancias de este paro, pues la misma base entiende que es ella en las calles la que lleva la batuta y por tanto es ella quien decide. Sí, los voceros violaron el método, pero las bases no olvidarán que ¡A referéndum de la asamblea!, es lo correcto.
No valen las excusas de que ya las universidades estaban en vacaciones; que el calendario legislativo exigía aprobar de inmediato el presupuesto del 2019; que la represión estaba golpeando fuertemente al movimiento… los estudiantes, el día mismo del acuerdo, demostraron que sí había con quién y dieron pruebas de heroísmo, sin asustarse por el terrorismo estatal y las decenas de heridos que dejaron los asesinos del Esmad.
Y aunque el acuerdo firmado en su punto 2, «Garantías de los Acuerdos» rece que «No se podrá, bajo ningún motivo, modificar los acuerdos registrados en la presente acta» será el movimiento y la rebeldía en las calles lo que dará o no crédito a ello; «la lucha continúa» dice correctamente la mayoría de estudiantes y, así es jóvenes rebeldes, con el paro y en las calles se defienden los derechos.
Pero como se trata de aprender para las próximas batallas, es necesario preguntarse, ¿por qué los dirigentes estudiantiles pasaron por encima de las asambleas? los compañeros estudiantes deben saber que la firma del acuerdo no es algo fortuito, e incluso como confesó uno de los dirigentes, fue hecha a conciencia de que estaba mal. En efecto, en la dirección del Paro estudiantil también se impuso la política de conciliación y concertación con los enemigos del pueblo. Una lesiva política que ha postrado al movimiento obrero a merced de los capitalistas y ha frustrado las esperanzas y la lucha pueblo trabajador. Es una política que sirve únicamente a los enemigos del pueblo colombiano pero que es defendida por los jefes de los partidos politiqueros de la llamada ahora «bancada de la oposición»: liberales, socialdemócratas, progresistas, verdes, polistas, patrióticos, falsos comunistas y falsos revolucionarios.
El paro estudiantil y los falsos amigos del pueblo
Como ya se señaló, los dirigentes del paro pasaron por encima de las asambleas y esto obedece a la política de la conciliación y concertación que se ha impuesto en el movimiento social. Hay que recordar que por aquellos días de grandes manifestaciones estudiantiles y de anuncio del gobierno de imponer el IVA a la canasta familiar, era tanta la indignación del pueblo que los politiqueros de la llamada «bancada de la oposición» emplazó a los jefes de las centrales a realizar un Paro, tanto en defensa de la educación superior (en respaldo al paro estudiantil) como contra la reforma tributaria (Ley de Financiamiento). Fue así que las direcciones de las Centrales Sindicales revivieron el esperpento del «Comando Nacional Unitario», llamaron a los dirigentes estudiantiles y se vieron obligados a convocar «jornada nacional de movilizaciones» el 15 de noviembre, «toma de Bogotá y de las demás capitales» el 28 del mismo mes y un «paro nacional» el 13 de diciembre.
Una vez más, los politiqueros y los jefes de las Centrales Sindicales se propusieron canalizar el descontento general para sus propios planes politiqueros y apagar la indignación de la juventud y del pueblo frente a las pretensiones del gobierno de empeorar su situación. La «bancada de la oposición» haciendo cálculos para las elecciones del año entrante y los jefes de las centrales no solo acolitan tales aspiraciones sino además, como lo han hecho siempre, acuden como bomberos de la lucha de clases, cuando la situación se les pone difícil a las clases dominantes y al gobierno.
Lo que no imaginaron esos falsos amigos del pueblo era que el Paro Universitario se fortaleciera a tal punto de mantenerse hasta diciembre, calculaban que ya para finales de noviembre los maestros no se movilizarían y la amenaza de paro se iría por el caño, dejándoles las manos sueltas para llevar acabo la farsa de negociación del salario mínimo sin la presión de la gente en las calles. Por eso también Duque se propuso desmovilizar a los indignados, y si no pudo con las provocaciones, el garrote, los gases y las balas, logró mejores resultados sentándose a negociar con los dirigentes estudiantiles y firmando el acuerdo, cuestionado con razón por la base. La alharaca del paro del 13 quedó reducida a otras actividades que culminaron con una «jornada de movilización», otras reuniones y un posible encuentro nacional a finales de enero para… seguir hablando de paro nacional, sin hacer nada real para prepararlo.
Sí, esa política que ha predominado por años en el movimiento y que encarnan ahora los politiqueros de la «bancada de oposición»: Colombia Humana, Partido Verde, Polo, Moir, Marcha Patriótica, Unión Patriótica, Farc, Partido Comunista (mamerto)… y otros movimientos que les son afines, sigue haciendo estragos en la lucha.
Esos supuestos «amigos del pueblo» dan nuevamente al traste con la lucha, siendo evidente su influencia en la firma del acuerdo; basta ver la composición en la dirección del paro para darse cuenta que la Asociación Colombiana de Representantes Estudiantiles de Educación Superior (ACREES) y la Unión Nacional de Estudiantes de Educación Superior (UNEES), aunque aparecen como organizaciones nuevas del 2016 y el 2018 respectivamente, son simplemente el reagrupamiento de viejas organizaciones dirigidas por los politiqueros mencionados como la Organización Colombiana de Estudiantes (OCE) dirigida por el Polo Democrático y más exactamente por el MOIR del liberal Jorge Robledo; la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) cercana a Marcha Patriótica; la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios (ACEU) influenciada por el falso Partido Comunista; el Proceso Identidad Estudiantil por el Congreso de los Pueblos; la Federación Universitaria Nacional Comisiones (Fun-comisiones) por el Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo (MODEP), organizaciones y partidos políticos que apoyaron a Gustavo Petro en las pasadas elecciones.
Esos no son los amigos del pueblo, su actuación fue ponerse al frente para desmovilizar la gente, de palabra apoyar a los jóvenes estudiantes pero en los hechos asfixiar su ímpetu, de «promover las jornadas de protesta y movilización» pero no movilizarse ni movilizar a nadie, de oponer a las manifestaciones de los jóvenes el desfile famélico de algunos dirigentes con permisos sindicales, de manosear la bandera del Paro Nacional por las reivindicaciones inmediatas del pueblo para reducirla a una amenaza como lo han hecho en repetidas ocasiones.
He ahí el verdadero papel de los supuestos representantes del pueblo y los trabajadores: desmovilizar, enfriar el paro, demorar el apoyo, imponer el método de firmar a espaldas de la asamblea y, con ello servir a los intereses de los poderosos y su Estado, pues no era conveniente que en medio de la negociación del salario mínimo, hubiesen jóvenes rebeldes en las calles que pudieran incitar a los explotados y oprimidos también al combate por un alza general del salario. Esta lucha demuestra una vez más que no hay salvadores supremos y que los amigos del pueblo no se buscan en las burocracias de las centrales sindicales, ni en el Estado; jamás ellos apoyarán realmente la lucha, porque su compromiso es con el Estado de los burgueses y terratenientes, bien lo dijo Petro en estos días: «será en esta izquierda donde la derecha encuentre protección».
En definitiva, son las bases quienes deben impulsar la huelga de solidaridad y el Paro Nacional desechando toda ilusión en que politiqueros y jefes oportunistas vayan a hacerlo; además porque independiente de la voluntad de los explotadores, del Gobierno y los falsos amigos del pueblo, la lucha continúa, el paro continúa y aún hay tiempo y fuerza para conquistar más y mejores reivindicaciones para el movimiento estudiantil, los maestros y el pueblo en general; quienes unidos y organizados pueden remover toda esa modorra, acomodamiento, conciliación y concertación al que tienen acostumbrado al movimiento los dirigentes de las centrales y de los partidos reformistas.
¿Cómo continuar?
Pese a la firma del acuerdo, es innegable que el paro estudiantil fue exitoso. Un Paro Universitario que traspasó hasta el adormecimiento de estas fiestas, fechas que a los oportunistas les encantan porque son propicias para desmovilizar. Por esta razón se ponen de manifiesto dos caminos. Por un lado la lucha se podría desmovilizar y dar como un rotundo triunfo la firma por parte de los representantes del paro, sin embargo, este camino como lo señala la base, no sería el más adecuado, teniendo en cuenta la falla en el método al no considerar la decisión de la asamblea y ceder a la presión del gobierno; por otro lado, como bien algunos estudiantes se proponen, está el camino de recuperar fuerzas para la lucha del próximo año y continuar defendiendo el pliego de peticiones aprobado en asambleas, esta última es una actitud muy revolucionaria la cual es necesaria aplicar, ya que obedece a los correctos métodos de trabajo que históricamente los luchadores en general han usado en diferentes luchas. Un ejemplo de ello es lo sucedido en la huelga de Tcbuen en uno de los cuatro puertos de Buenaventura, en donde se decidió por mayoría la hora cero del paro y se anunció la huelga de solidaridad, sin rodeos, sin miedos, con ánimo revolucionario. Gracias a ello se logró el triunfo completo del pliego, esta es otra forma de preparar el paro, vinculando a todo aquel que esté dispuesto al camino de la lucha.
El mismo movimiento impone las formas correctas de lucha, y estamos seguros de que la base universitaria tomará la mejor decisión; no obstante, independiente de cómo vaya a continuar, su lucha en las calles, su paro, su energía y rebeldía son de por sí una gran ganancia, no solo para el sector de la educación, sino para todo el pueblo colombiano. Los jóvenes rebeldes han dado un gran ejemplo.
El camino a seguir es el de continuar en las calles y generalizar ese movimiento a todos los sectores, además esas manifestaciones aisladas necesitan unidad, pues no hay soluciones para el pueblo y es el pueblo con el Paro Nacional Indefinido quien debe conseguirlas; ahora cuenta con el ánimo de la juventud que ya no traga entero y que demostró en las calles su importante papel no solo en la actual lucha por los derechos del pueblo en general, sino en el futuro de una sociedad distinta que requiere de su ánimo, combatividad, creatividad y rebeldía.
¡Nada se ha perdido, luchar sí sirve, la lucha continúa!