Madre mía:
Esta noche saldré a las calles de una ciudad consumida por la ira y el odio, está noche la efervescencia de los hechos reclamaron mi voz para gritarle arengas a los asesinos de la patria, sí madre, a esos que alguna vez yo vi con respeto y admiración, a esos que con el pasar del tiempo fueron construyendo en mi ser ese fastidio que hoy me hace verles como enemigos.
Ya sabes de cuales hablo ¿no? Esos mismos que se escudan tras el «DIOS Y PATRIA» un Dios que no conocen, una patria que no sienten y un arma que apuntan contra el pueblo, mientras entre vidrios rotos y llantos de madres estos hombres que protegen…al gobierno quieren imponer por encima de todo la fuerza antes que la justicia, ¡salgo por todos y cada uno de los que ellos juraron proteger y terminaron matando!
En un miserable acto mediático, unos cuantos muchachos de las *Primeras Líneas *entregaron a la alcaldía de Bogotá sus elementos de protección el 2 de diciembre. Dicen que la entrega de escudos y cascos fue un “acto simbólico” para demostrar que las primeras líneas “no son solamente para el tropel”. ¡Estúpidos! ¿cuándo han sido para el tropel? Se nota que los tales “desmovilizados” son meros pantalleros: ¿no saben siquiera que armarse con escudos, cascos y caretas fue para defenderse y enfrentar las terroristas fuerzas del ESMAD lanzadas por el enemigo para aplastar la rebelión popular?
El “acto de entrega” de esos muchachos, presentada por los medios al servicio de los explotadores como un acto de paz, reconciliación y de renuncia a la justa violencia del pueblo para enfrentar la violencia reaccionaria, pretende ser utilizada además por el régimen criminal para justificar el asesinato, las desapariciones, las mutilaciones y persecución contra la juventud revolucionaria que no se deja domesticar por el Estado y los politiqueros, defensores del asqueroso orden de cosas que el levantamiento popular enfrentó con valentía y dignidad.
Curiosamente, la “entrega” se presenta justo en medio de una feroz persecución y de montajes judiciales contra varios jóvenes en distintas regiones, a la vez que el régimen, con la Ley de Seguridad Ciudadana, busca ampliar las medidas para criminalizar toda protesta popular, les da a los efectivos de las fuerzas militares gabelas para moralizarlos después de que fueron apaleados durante el levantamiento popular; a la par que aumenta el armamento y el pie de fuerza preparándose para los próximos combates que sabe serán más decididos. Tales son los hechos de guerra de los de arriba, mientras montan la asquerosa e insultante comedia de entrega de escudos con unos cuantos jóvenes.
La juventud que abrió las alas y remontó los cielos para conquistar la libertad y acabar con la tiranía, ¡No entrega sus escudos! Pues ello significa traicionar el sueño de sus hermanos caídos, mutilados, torturados, violados, perseguidos. No entregará sus escudos y armas de combate para agradar a los explotadores asesinos y terroristas.
La juventud revolucionaria que no quiere cambiar de amos, sino acabar con la esclavitud ¡No Entrega sus escudos! Símbolos de la rebelión y la dignidad. Por el contrario, se organiza y se prepara mejor porque la lucha sigue y sabe que en los próximos combates no serán suficientes los escudos, las máscaras, los alambres, las molochas y las papas bombas para enfrentar las fuerzas cavernarias de los enemigos del pueblo y los escuadrones paramilitares de la “gente de bien”. Sabe que se hace necesaria la Guardia y la Milicia Popular y por eso trabaja pacientemente y sin descanso para organizar mejor las fuerzas populares, sus Asambleas y Comités, se entrena y se arma, porque es necesario acabar con la barbarie tumbando el régimen mafioso y estableciendo un nuevo gobierno de los obreros y los campesinos.