Alexandra Kollontai, Defensora Del Movimiento Femenino Revolucionario

Alexandra Kollontai, Defensora Del Movimiento Femenino Revolucionario 1

Mujer comunista y destacada, analizó la cuestión femenina partiendo de los postulados científicos del materialismo histórico, combatiendo los burdos argumentos positivistas de la ciencia burguesa y las limitaciones de perspectiva del movimiento femenino de su época, que incluso se dan actualmente. En su texto “Los fundamentos sociales de la cuestión femenina” (1907) hace una crítica al mecanicismo cientificista cuando argumenta que:

Dejando a los estudiosos burgueses absortos en el debate de la cuestión de la superioridad de un sexo sobre el otro, o en el peso de los cerebros y en la comparación de la estructura psicológica de hombres y mujeres, los seguidores del materialismo histórico aceptan plenamente las particularidades naturales de cada sexo y demandan sólo que cada persona, sea hombre o mujer, tenga una oportunidad real para su más completa y libre autodeterminación, y la mayor capacidad para el desarrollo y aplicación de todas sus aptitudes naturales. Los seguidores del materialismo histórico rechazan la existencia de una cuestión de la mujer específica separada de la cuestión social general de nuestros días(p.1).

En este orden de ideas, las relaciones de producción capitalistas son la primera causa de subordinación de la mujer en la sociedad de clases y no de ninguna determinación natural o biologisista, por ello afirma Kollantai que:

Tras la subordinación de la mujer se esconden factores económicos específicos, las características naturales han sido un factor secundario en este proceso. Sólo la desaparición completa de estos factores, sólo la evolución de aquellas fuerzas que en algún momento del pasado dieron lugar a la subordinación de la mujer, serán capaces de influir y de hacer que cambie la posición social que ocupa actualmente de forma fundamental (p.1).

La cuestión de clase cobra aquí un elemento fundamental y es una crítica que realiza contra el feminismo burgués y pequeño burgués, como las mujeres que luchan por el igualitarismo, pero que ignoran los contextos históricos y económicos que determinan las condiciones concretas que someten a la mujer al sojuzgamiento en general del ámbito social. Para Kollantai las feministas:

En sus demandas de igualdad política nuestras feministas son como sus hermanas extranjeras, los amplios horizontes abiertos por el aprendizaje socialdemócrata permanecen ajenos e incomprensibles para ellas. Las feministas buscan la igualdad en el marco de la sociedad de clases existente, de ninguna manera atacan la base de esta sociedad. Luchan por privilegios para ellas mismas, sin poner en entredicho las prerrogativas y privilegios existentes. No acusamos a las representantes del movimiento de mujeres burgués de no entender el asunto, su visión de las cosas mana inevitablemente de su posición de clase(p.1).

Su posición marxista de clase, la hace una mujer adelantada a su época, avizorando los problemas teóricos de sus contemporáneas hermanas de género, problemas para ella fundamentales por resolver de forma revolucionaria y saliendo del estrecho margen de reformismo burgués, echando por la borda las ilusiones del pacifismo y aleccionando a hombres y mujeres, que las conquistas se dan al calor de la lucha, la unidad de clase obrera y campesina y no la aberración subjetivistas postmodernas de género, o géneros que cada vez dividen las justas luchas populares, y que estratégicamente para la burguesía es una ventaja, ya que con la amalgama del movimientismo no se concentra el poder de las clases explotadas contra el enemigo común, que incluso rescata los rezagos pre capitalistas del patriarcado y el oscurantismo para tachar y señalar a la mujer y mantenerla dominada ideológicamente y maltratada en la relaciones sociales y maritales.

En relación con lo anteriormente expuesto Kollantai sostiene que:

El mundo de las mujeres está dividido —al igual que lo está el de los hombres— en dos bandos. Los intereses y aspiraciones de un grupo de mujeres les acercan a la clase burguesa, mientras que el otro grupo tiene estrechas conexiones con el proletariado, y sus demandas de liberación abarcan una solución completa a la cuestión de la mujer. Así, aunque ambos bandos siguen el lema general de la “liberación de la mujer”, sus objetivos e intereses son diferentes. Cada uno de los grupos inconscientemente parte de los intereses de su propia clase, lo que da un colorido específico de clase a los objetivos y tareas que se fija para sí mismo (p.2)

Brillante afirmación de la camarada, a todas luces una gran comunista con una visión acertada de la cuestión femenina, la unidad de la clase obrera sin distingo de razas o sexos es la única fuerza objetivamente, científicamente demostrable e incluso empíricamente demostrable, la única capaz de poner freno al infierno del capital que somete a la población mundial, pero para ello ha de contar con el partido que dirija teórica y de forma práctica -consciente las luchas por la liberación de la humanidad.

Por último, una cita más de tan valerosa mujer, que ha de ser replicada y usada a la hora de combatir las nociones erróneas del movimientismo postmoderno que quiere enarbolar las banderas de la lucha contra la explotación femenina y su liberación. No bastan las buenas intenciones para la emancipación, el capitalismo es un sistema complejo y como tal ha de tratarlo, estudiándolo, analizando y porque no, reflexionando sus posibles tendencias de desarrollo, desde lo nacional a lo internacional.

La mujer trabajadora, no menos que su hermano en la adversidad, odia a ese monstruo insaciable de fauces doradas que, preocupado solamente en extraer toda la savia de sus víctimas y de crecer a expensas de millones de vidas humanas, se abalanza con igual codicia sobre hombres, mujeres y niños. Miles de hilos la acercan al hombre de clase trabajadora. Las aspiraciones de la mujer burguesa, por otro lado, parecen extrañas e incomprensibles. No simpatizan con el corazón del proletariado, no prometen a la mujer proletaria ese futuro brillante hacia el que se tornan los ojos de toda la humanidad explotada(p.3)

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