160 años de lucha internacionalista: la I Internacional y el camino hacia la emancipación

160 años de lucha internacionalista: la I Internacional y el camino hacia la emancipación 1

Fue un 28 de septiembre de 1864 cuando, en St. Martin’s Hall (Londres), obreros de diversas naciones se reunieron para fundar la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT) e inaugurar la unidad internacional de la clase obrera para luchar de manera organizada por la emancipación de nuestra clase.

Hoy, 160 años después, conmemoramos la gloriosa creación de la I Internacional, organización que, desde su Manifiesto Inaugural y sus Estatutos Generalesambos redactados por el camarada Karl Marx—, levantó la bandera que hoy sostenemos los comunistas revolucionarios en Colombia: la emancipación de la clase obrera debe ser obra de la propia clase obrera.

Marx nos enseñó que la emancipación no es un regalo ni una concesión de los explotadores, sino que es el fruto de nuestra unidad, de nuestra lucha colectiva y de nuestro poder organizado. Que debemos tomar el poder político como un medio para destruir el sistema económico que nos explota, que nos somete y que nos arrebata cada minuto de vida para llenar los bolsillos de unos pocos capitalistas holgazanes.

160 años de historia de una organización revolucionaria impulsora de la lucha por la jornada laboral de ocho horas, uno de los grandes logros de nuestros compañeros internacionalistas que sabían que, sin tiempo para la vida, para la educación y para el desarrollo personal, los trabajadores seríamos condenados a la ignorancia y la explotación perpetua.

Marx lo dejó claro en sus instrucciones a los delegados del Consejo Central Provisional: la limitación de la jornada laboral es una condición imprescindible para la emancipación obrera. Y esa demanda sigue vigente hoy, cuando muchos de nosotros enfrentamos jornadas extenuantes o estamos condenados al desempleo; cuando las condiciones en las empresas y en las fábricas, los salarios miserables, las largas jornadas de trabajo, la precariedad y la inseguridad laboral continúan siendo el pan de cada día para millones de obreros en todo el mundo.

La I Internacional fue pionera en mostrar al mundo que la emancipación del trabajo no es un problema nacional o local, sino un problema que abarca a todos los pueblos del mundo. Y es por eso que la solidaridad internacional se vuelve más importante que nunca. Los capitalistas no conocen fronteras cuando se trata de explotarnos, ¡y nosotros no debemos conocer fronteras cuando se trata de organizarnos y luchar!

En aquellos años, la Internacional también combatió con firmeza la táctica más vil del capital: usar a los obreros de diferentes naciones para enfrentarlos entre sí. Cuando en un país los trabajadores se levantaban en huelga, los capitalistas traían a obreros extranjeros para romperla, aprovechando su desesperación. Pero la AIT se alzó en contra de esta práctica, denunciando que los obreros de todos los países son hermanos en la lucha por su emancipación. ¡Qué vigente sigue esta enseñanza hoy!, cuando los capitalistas intentan dividirnos a través de fronteras, géneros, etnias, etc. para que no reconozcamos que todos somos víctimas del mismo sistema explotador.

Hoy, en este aniversario tan especial, desde las páginas de esta prensa comunista llamamos a los revolucionarios a seguir el ejemplo de aquellos valientes que hace 160 años se unieron para enfrentar al monstruo del capitalismo. La lucha no ha terminado. Nuestro objetivo sigue siendo la abolición de las clases, la destrucción del poder burgués y la toma del poder por el proletariado. Pero, tal como lo señaló la AIT, no podemos lograr la emancipación sin construir sendos partidos obreros independientes, que no sean un simple apéndice de los partidos burgueses y pequeñoburgueses, sino que tenga su propia política y su propio objetivo: la emancipación total de los oprimidos, la abolición de la esclavitud asalariada, y con ella de toda forma de esclavitud.

La Asociación Internacional de los Trabajadores no fue solo un faro de luz en su tiempo, sino que es una guía para nuestro presente. Nos enseñó que la única forma de acabar con este nauseabundo sistema es tomando el control de los medios de producción, derribando el poder de los capitalistas y organizando la producción social en un vasto sistema de trabajo cooperativo. 160 años después, es hora de retomar la bandera de la AIT: unamos nuestras fuerzas, nuestras voces y nuestras acciones en una nueva Internacional.

¡Viva la Asociación Internacional de los Trabajadores! 

¡Viva la unidad internacional de la clase obrera! 

¡Abajo el capitalismo imperialista! 

¡Por una nueva Internacional Comunista! ¡Adelante!

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