Las agudas contradicciones del capitalismo imperialista, demuestran que ya no es posible continuar soportando tanta destrucción y anarquía. El descontento crece cada día, las masas ya no aguantan más, y por todas partes crecen los vientos de la revolución proletaria mundial, manifiestos en los levantamientos obreros y populares por doquier. En Latinoamérica la semilla de la lucha se esparce y Colombia no es ajena a la necesidad de cambiar de raíz el sistema moribundo; las masas trabajadoras están desplegando su iniciativa pero depende del elemento consiente cuanto avance la lucha en la perspectiva de la revolución.
Se ha convocado un paro nacional para el 21 de noviembre, pero la dirección mayoritaria actual en el movimiento obrero sigue siendo la que por más de 40 años lo ha traicionado, conciliando con los enemigos y ahora con sus maniobras tratarán de apagar la llama de la lucha. Por consiguiente, los comunistas y revolucionarios en Colombia tenemos la responsabilidad de que este movimiento no sea apaciguado con nuevas promesas de paro, ni sea traicionado, o arrastrado a confiar en los “novísimos” representantes del Estado burgués en gobernaciones, alcaldías… y convertido en caudal politiquero para la próxima contienda electoral.
“El paquetazo” de Duque como se le ha llamado a las medidas establecidas por el Fondo Monetario Internacional, la OCDE y los capitalistas colombianos, son medidas tremendamente lesivas para el porvenir de la clase obrera y los campesinos pobres; por tanto debemos luchar por hacer todo lo que esté a nuestro alcance para hacer avanzar la Huelga Política de Masas como parte de los preparativos de la guerra popular en Colombia.
Para lograrlo es necesario que el elemento consciente actúe como destacamento organizado, siendo esta la garantía para llevar a las masas una eficaz orientación política; a la vez que se necesita la disciplina rayana en lo militar, como decía Stalin, para poder asestar golpes contundentes al enemigo.
Esto se traduce en realizar los planes que contemplen objetivos claros, decidir las herramientas y fuerzas para llevarlos a cabo; estando atentos al sentir de las masas, teniendo “orejas muy grandes” para recoger de ellas, sistematizar sus ideas y devolverlas en orientaciones nuevamente para no irse solos adelante o quedarse rezagados.
En concreto es necesario vincularse a lo que hayan o estén organizado las masas en preparación del paro: comités, intersindicales, comandos, asambleas obrero populares etc. Donde no hayan creado las organizaciones para preparar y desarrollar el Paro Nacional Indefinido es urgente impulsarlas en los sectores que estén en lucha o dispuestos a ella; tratar de unir todo cuanto se pueda en las localidades y regiones, pues la tendencia de algunas organizaciones de la pequeña burguesía y el oportunismo es separar el movimiento; contribuir a que las organizaciones de masas definan bien sus objetivos y los alcances a los que están dispuestas; clarificar quienes son los enemigos, quienes los aliados, los intereses de cada uno, y la perspectiva de la necesidad de preparase para una revolución socialista.
Orientar todos los asuntos que tengan que ver con las formas de organización y de lucha para garantizar la seguridad de las masas el día del Paro, dándoles confianza en su propia e invencible fuerza, pero haciendo conciencia que “más vale prevenir que lamentar”.
Todos a difundir y actuar en las redes sociales, usándolas como herramienta de divulgación sobre lo que esté sucediendo en tiempo real y la represión no pueda ocultar.
Estamos en la preparación del paro y ello nos dará nuevos elementos para actuar más cualificadamente; por ejemplo, se destacarán nuevos dirigentes, habrá nuevas formas de lucha creadas por las mismas masas y, sobre todo, muchas fuerzas para avanzar hacia la conquista de las reivindicaciones más sentidas de las masas y ¡claro! Caminar hacia una sociedad dirigida por los obreros y campesinos.
El paro del 21 debe convertirse en un paso firme hacia el Paro Nacional Indefinido, debemos aprender de las lecciones que deje esta jornada, sacando en claro los aciertos y errores para los próximos combates, que de seguro serán muy pronto y con los cuales acercaremos el fin de este maldito sistema de hambre y de su podrido Estado.
Finalmente, los comunistas no pueden olvidar que la tarea central del presente periodo de la revolución es la construcción del Partido del proletariado y, por tanto, su vinculación a las masas, su actividad enérgica en el combate que se avecina debe servir, además de terreno para forjar a los dirigentes comunistas, para conquistar a los mejores hijos de los obreros y campesinos y engrosar las filas de sus organizaciones en la perspectiva del Congreso de fundación del Partido.