¿Sabías que existe el Día Internacional de las Redes Sociales?

¿Sabías que existe el Día Internacional de las Redes Sociales? 1

En 2010, Peter Cashmore, el fundador del sitio web especializado Mashable, propuso el 30 de junio como el Día Internacional de las Redes Sociales para destacar la relevancia de estas plataformas y cómo habían transformado la comunicación y conexión global. Aprovechemos pues este hecho, porque es la oportunidad perfecta para reflexionar sobre sus implicaciones y el impacto profundo que han tenido en nuestras vidas. En este blog no lo vemos como una celebración, sino como una oportunidad para ir más allá de la superficialidad de las tendencias, la dopamina y el ruido de las pantallas, tocando aspectos que requieren una mirada más crítica: el político, el social y el cultural.

Las redes sociales no son solo herramientas de conexión entre amigos y familiares; hoy en día son actores fundamentales en la política, la economía, y en el día a día de la sociedad global. Si bien es cierto que las redes han traído consigo una serie de aspectos negativos, como la superficialidad y la adicción, es necesario analizarlas de manera más profunda. Su evolución en los últimos 15 años ha sido vertiginosa, y hoy son casi imprescindibles en la vida de millones de personas.

Según el informe Digital 2025: el estado de las redes sociales en 2025 del DataReportal, en febrero de 2025, existían 5.24 mil millones de identidades[1] de usuarios de redes sociales, lo que representa el 63.9% de la población mundial y el 94.2% de los usuarios de Internet. Este dato refleja de manera clara el grado de penetración de las redes en nuestras vidas, transformando la forma en que nos comunicamos, compartimos información e incluso nos entendemos como sociedad. Este fenómeno no solo está vinculado al entretenimiento o la comunicación entre amigos, sino también al flujo constante de información, la organización de movimientos y la integración de ideas.

A lo largo de los años, las redes sociales se han expandido enormemente, no solo como un espacio personal, sino también como una plataforma utilizada por empresas, gobiernos, movimientos sociales y políticos. De hecho, informa DataReportal, en promedio, cada persona usa aproximadamente 6.8 plataformas sociales por mes, un aumento del 2.3% respecto al año anterior, lo que refleja cómo se han convertido en el medio principal de comunicación y organización para millones.

Lo interesante es que la forma en que interactuamos con ellas ha cambiado también: el tiempo promedio diario dedicado a las redes sociales es de 2 horas y 21 minutos, aunque se ha experimentado una ligera disminución del 1.3% respecto al año pasado. Este dato nos indica que, a pesar del aumento en la adopción de redes, la relación de las personas con ellas sigue evolucionando, y es posible que algún factor influya positivamente en la reflexión sobre el tiempo que se dedica a estas plataformas.

Sin embargo, a pesar de la expansión de las plataformas sociales, el contenido que más predomina sigue siendo superficial, banal y lleno de distracciones. La lucha para usar las redes como herramientas de resistencia ante la cultura dominada por los intereses comerciales y políticos se vuelve más urgente. La información profunda, crítica y formativa sigue siendo una minoría frente a la ola de entretenimiento vacío y desinformación.

Aunque las redes sociales han facilitado la difusión de la cultura de las clases dominantes, especialmente la cultura superficial burguesa, también son un espacio vital para la acción política, social y cultural. Aquí, los movimientos populares, las organizaciones políticas y los colectivos sociales han encontrado un medio de comunicación para agitar, educar, informar y organizar.

Una de las características más destacadas de las redes es la posibilidad de conectar a individuos y grupos de diferentes partes del mundo que comparten una misma lucha. Movimientos como #MeToo[2], #BlackLivesMatter[3] (solo por hablar de los más significativos y con mayor impacto global) y las iniciativas contra el cambio climático han utilizado las redes para visibilizar injusticias, luchas populares, causas justas y convocar a la acción colectiva. De hecho, las identidades femeninas en las redes sociales representan el 45.4% del total, mientras que los usuarios masculinos conforman el 54.6%, una división que nos habla también del acceso y la participación activa de las mujeres en estos movimientos, aunque la brecha sigue siendo significativa.

Este poder de las redes no se limita a la generación de conciencia, sino también a la acción política. Desde la organización de protestas hasta la denuncia de crímenes y abusos, las redes se han convertido en un espacio clave para la lucha social. La solidaridad y la información confiable deben ser los pilares sobre los que construyamos el uso consciente de estas plataformas.

Aunque las redes sociales ofrecen un nivel de acceso a la información que antes era impensable, también se han convertido en un terreno fértil para las fake news y la manipulación política. La rapidez con la que se difunden los contenidos y la falta de regulación en muchas plataformas permiten que las narrativas sean moldeadas por intereses ajenos a la verdad y con objetivos particularmente dirigidos a intereses corporativos o simplemente para desviar la atención.

Las elecciones, los movimientos políticos y las crisis sociales son escenarios en los que las redes juegan un papel fundamental. Los actores políticos, tanto gubernamentales como privados, se sirven de las redes para modelar la opinión pública a su favor, algo que ya hemos visto en múltiples ocasiones, desde elecciones hasta protestas sociales.

Por tanto, es necesario que los usuarios sean cada vez más críticos con la información que consumen y, sobre todo, que las plataformas asuman una mayor responsabilidad en la regulación de contenidos. La manipulación de la información en redes puede tener consecuencias fatales para el pueblo trabajador en los distintos países y para los procesos organizativos populares.

A pesar de los riesgos de manipulación, las redes sociales siguen siendo un campo de batalla crucial para las organizaciones sociales y políticas. Los movimientos que defienden los derechos humanos, la justicia social y la equidad tienen en las redes un aliado poderoso para conectar, organizar y difundir sus mensajes. Las organizaciones sindicales, comunitarias y políticas pueden utilizar estos medios para fortalecer su base, conectar con nuevos aliados y crear estrategias de lucha frente a patronos, gobiernos y Estados.

El crecimiento de plataformas sociales ha permitido a los colectivos de trabajadores, estudiantes, mujeres, indígenas y otros sectores oprimidos visibilizar sus demandas y construir redes de solidaridad locales, nacionales y globales. Estas plataformas, por tanto, se han convertido en un terreno fértil para la agitación política y la propaganda de base popular, fundamentales en tiempos de lucha, más cuando la represión y las medidas antipopulares se ponen de presente.

No podemos olvidar los riesgos asociados al uso de las redes sociales. Aunque ofrecen enormes oportunidades de comunicación y organización, también representan amenazas en términos de seguridad digital y privacidad. La información personal y los datos sensibles pueden ser vulnerables a la explotación y el abuso. Por eso, es fundamental que los usuarios sean más conscientes de cómo utilizan estas plataformas y cómo protegen su información personal.

Además, la proliferación de noticias falsas y contenidos manipulados exige un esfuerzo por parte de los usuarios para filtrarlos y evitar ser parte del sistema que favorece la desinformación. Cuidarse dentro de las redes sociales también significa tomar decisiones responsables sobre lo que compartimos, lo que consumimos y lo que defendemos.

Las redes sociales son un espacio lleno de potencial, pero también de riesgos. La resistencia a la cultura dominante, la lucha contra la desinformación y la construcción de redes solidarias son tareas esenciales en este escenario digital. Si bien las plataformas sociales pueden ser utilizadas para difundir contenidos vacíos y manipulados, también tienen el poder de transformar la sociedad, promoviendo la conciencia política, creando lazos de unidad y solidaridad, creando canales de información popular y comunitaria, y rompiendo cercos mediáticos.

Hoy, más que nunca, es crucial que aprovechemos las redes sociales no solo como canales de entretenimiento o consumo, sino como herramientas para la acción colectiva. Solo a través de un uso consciente y crítico podremos realmente aprovechar el poder de las redes como un medio para la lucha por una sociedad distinta.


[1] Una identidad puede ser una persona, un grupo de personas o una organización.

[2] MeToo es un movimiento social que comenzó como una campaña en redes sociales para denunciar la agresión y el acoso sexual, dando visibilidad a la violencia de género y promoviendo la conversación sobre este tema. El hashtag #MeToo se popularizó en 2017, y desde entonces ha servido como plataforma para que víctimas de abuso sexual compartan sus historias y se unan en solidaridad.

[3] Black Lives Matter (BLM), movimiento social internacional fundado en Estados Unidos en 2013, se dedica a combatir el racismo y la violencia contra las personas negras, especialmente la brutalidad policial.

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