Sigue la guerra contra el pueblo

¡Abajo la mafia uribista y el Estado burgués!

Sigue la guerra contra el pueblo 1

Las masacres a lo largo y ancho del país, lamentablemente no se detienen. El pasado sábado, en el barrio Santa Bárbara del municipio de Buga (Valle del Cauca), fueron asesinadas tres personas, una de ellas, fue una niña de apenas 9 años que recibió varios disparos y murió mientras era trasladada a un hospital. Este terrible caso, hace parte de las 285 personas que han sido asesinadas en medio de las 79 masacres que han ocurrido en Colombia durante el 2021, esto quiere decir, que en promedio ha habido una masacre por semana.

Las masacres se concentran en el Cauca con 14, Antioquia con 13 y Valle del Cauca con 10. Los dirigentes sociales son uno de los blancos de las balas criminales, pues al 23 de octubre habían sido asesinados 143 de ellos. Uno de los casos más recientes, fue el del asesinato de Nazaria Calambas Tunubalá de 34 años, en Morales (Cauca). Ella era una líder de la comunidad indígena Misak del resguardo Guambía y se enfrentó al régimen de la mafia en las recientes manifestaciones que iniciaron el pasado 28 de abril. Igualmente, han sido asesinados 41 excombatientes de las Farc. Además, un poco más de 80 personas fueron asesinadas durante el Paro Nacional y cerca de 90 sufrieron lesiones oculares.

Todo este panorama demuestra que el régimen de Uribe, hoy en cabeza del presidente títere Iván Duque, es un régimen terrorista que no hace nada efectivo para detener las masacres contra el pueblo, porque sencillamente no le interesa hacerlo. Mientras la prensa burguesa le achaca las masacres a uno u otro actor armado (guerrillas, paramilitares, ejércitos privados) la realidad es que las masacres son el producto de una política criminal de Estado, ideada por la burguesía y los terratenientes y que ejecuta el régimen de Uribe. También hacen parte de la guerra contra el pueblo, en la cual, diferentes facciones de la burguesía y los terratenientes se enfrentan entre sí por hacerse con la renta extraordinaria del suelo que dejan las plantaciones de coca, amapola, marihuana, palma de aceite las zonas mineras, por ejemplo.

Estas masacres contra el pueblo se pueden detener por medio de la lucha revolucionaria de masas, organizando las Guardias y Milicias Populares que rodeen a los dirigentes sociales para evitar que sigan siendo asesinados selectivamente, además de detener las masacres contra los jóvenes y masas populares. Las clases parásitas de la sociedad tienen miedo de que llegue el día en que los obreros y campesinos tomen el cielo por asalto y respaldados por el armamento general del pueblo, garanticen la vida de sus líderes y queridos dirigentes.

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