La pobreza no se podrá erradicar mientras exista el capitalismo

La pobreza no se podrá erradicar mientras exista el capitalismo 1

Los discursos de todos los políticos en el mundo, de la ONU, de la FAO, de las ONG, dicen lo contrario. Alguien miente, pues no puede haber dos “lecturas” diferentes pero válidas en este análisis. Lo que hay son dos posiciones de clase, la del proletariado y la de la burguesía.

Este 17 de octubre es el Día Internacional para la erradicación de la Pobreza, instituido por la ONU, con el objetivo de recordar que el agua moja, sí porque se muestran las diferentes cifras de pobreza en el mundo, y se dice que es «una negación de los derechos humanos de cada persona. De hecho, la pobreza es doblemente indignante. No solo conduce a la privación, el hambre y el sufrimiento diarios, sino que además impide el disfrute de los derechos y libertades fundamentales de que todo ser humano debería poder gozar sin obstáculos» (secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan 2002), palabrería huera que no muestra las causas de la pobreza ni mucho menos las soluciones reales a una situación que, como la misma ONU denuncia, se profundiza cada día más.

Según las cifras burguesas, 1800 millones de proletarios y campesinos en todo el mundo viven en la pobreza y de ellos alrededor de 700 millones viven con menos de 2,15 dólares al día, esto es con $8931,09. Mientras cerca de 828 millones de obreros —principalmente en las zonas rurales— son devorados por el hambre y las enfermedades prevenibles. Estas cifras de pobreza miden a la población que está al límite en la “satisfacción de necesidades”, pero existe otra parte de la población trabajadora que, si bien cuenta con acceso a servicios como educación, empleo, salud etc. no son lo que llaman todos los estadistas, clase media, —mostrándolos por fuera de las cifras de pobreza, para exponer que no está del todo mal el sistema— pero en realidad son trabajadores que al final no cuentan con una  buena calidad de vida.

La cuestión es que existe suficiente riqueza en el mundo, para que los 8.200 millones de habitantes del planeta azul satisfagan sus necesidades físicas y psicológicas, no al límite, no precariamente, sino con todos los estándares de calidad que todas las personas sin distinción se merecen. Pero ahí está el quid del que no habla ninguna de las instituciones burguesas ni ningún político —por más amigo del pueblo que diga ser— ¿por qué si hay tanta riqueza para satisfacer a la humanidad no se logra erradicar, ni siquiera con las limosnas que algunos gobiernos dan?, ¿dónde está esa riqueza?, ¿quién la tiene? ¿Por qué no se reparte si todos están de acuerdo en que existe una brecha grande de desigualdad?

De eso es de lo que  ninguno de los “preocupados por la pobreza” quiere hablar, pero que los comunistas sí hablamos y hemos explicado por años, para que el pueblo trabajador comprenda y no se deje meter los dedos a la boca por estos hipócritas y mentirosos.

La raíz de la pobreza, la desigualdad y de paso, de las guerras y la destrucción de la naturaleza, es la propiedad privada sobre los medios de producción. Dicho de otra manera, la mayoría de la población trabaja y crea bienes para el consumo de toda la sociedad, pero estos bienes no son distribuidos para todos, porque una minoría se apropia de ellos autorizándose en ser la propietaria de los medios con los que se producen esos bienes, las materias primas y la tierra. Esto es lo que llamamos la contradicción fundamental del sistema capitalista: la producción cada vez más social y la apropiación cada vez más privada de lo producido, cuyo carácter es irreconciliable; es decir, es inútil cualquier intento de acuerdo para que haya equidad con esa minoría cuyo único interés es cada vez más aumentar las ganancias y apropiarse de ellas.

El capitalismo desarrolló tanto las fuerzas productivas, que genera superproducción de mercancías; el problema de la pobreza no es por falta de medios para satisfacer esas necesidades básicas, el problema son esas relaciones de producción que acabamos de mencionar . La paradoja del sistema es que entre más produce riqueza el pueblo trabajador, más se arruina; la superproducción ocasiona despidos, rebaja del salario, aumento de las jornadas de trabajo, recorte de beneficios sociales por parte del Estado y más impuestos; todo esto porque dicha superproducción genera crisis, los capitalistas no pueden realizar su ganancia no porque no tengan a quien venderle sus mercancías,  sino porque a quienes se las deberían vender, no las pueden comprar. ¿Por qué no las pueden comprar? porque el capitalista los ha despedido, o les ha rebajado el salario, ¡un verdadero circulo vicioso! que ninguno de los que dice luchar por erradicar la pobreza puede deshacer mientras se afirme que es posible mantener el capitalismo o volverlo más humano.  

Las relaciones de producción deben cambiar para poder erradicar la pobreza y eso no tiene vuelta de hoja. Esto significa abolir la propiedad privada sobre los medios de producción, o de otra forma -para que se entienda mejor-, hay que expropiar a los capitalistas que son esa minoría, socializar la riqueza, y destruir el capitalismo para poderle dar paso a una etapa superior de desarrollo de la sociedad: el socialismo.

Quienes le “exigen” a los capitalistas que cedan un poco de sus ganancias, los gobiernos que entregan subsidios y que su pelea es únicamente por incrementarlos, quienes muestran cifras de cómo baja la “pobreza monetaria”, la “pobreza extrema”, la “pobreza multidimensional”… bueno, todas las clasificaciones de la pobreza de los estadistas, lo único que están haciendo es tratar de llenar un balde lleno de agujeros. Algunos dirán que peor es nada, pero esa es la fraseología de los ahítos que al final quieren mantener el paraíso para los de arriba y mientras tanto… el pueblo que produce la riqueza se muere de desnutrición, enfermedades curables, se enferma desde muy joven, se degrada espiritualmente, sus familias se destruyen y degradan moral y espiritualmente.

Definitivamente queda claro, hay dos posiciones frente a la pobreza, la de la burguesía y la del proletariado, la cual es la fundamental de todo el sistema y una vez resuelta, permitirá que la sociedad se desarrolle en todo su esplendor.

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