Más que indignación ha causado el escándalo Odebrecht. Y es que la corrupción es una de las características propias del Estado capitalista, más odiada por el pueblo en general, pues gracias a esto se roba a la gente, se pierden vidas y se impide el avance de la sociedad. De todo ello son culpables un puñado de parásitos que, aunque ahítos de ganancia, continúan acumulando riqueza a costa de las masas laboriosas, no solo súper explotando su fuerza de trabajo, sino también arrebatándoles su salario a través de impuestos que en últimas terminan siendo el fortín de las fechorías de imperialistas, burgueses y terratenientes.
Para hacer de las suyas con contratos multimillonarios y manejar a su antojo importantes licitaciones con las que sus bolsillos se rompen de tanta ganancia, utilizan su poder político a través del Estado. Mueven fichas políticas, ponen o quitan presidentes a su antojo; utilizan las instituciones de su Estado para tapar sus escándalos de corrupción y llevar a cabo sus asquerosos negocios.
Definitivamente el Estado de los ricos capitalistas siempre garantizará el bienestar de sus amos, para eso es el poder político de los burgueses y terratenientes; de ahí que la ilusión de reformarlo o arreglarlo, termine en últimas legitimando precisamente ese Estado que garantiza la corrupción, lo que hay que hacer es destruirlo y construir el Estado de obreros y campesinos, un Estado diferente que realmente garantice el avance de la sociedad.
Sí, es preciso acabar con el poder político de los capitalistas, porque son ellos los que dan las órdenes. En el caso Odebrecht en Colombia, es Luis Carlos Sarmiento Angulo, dueño del grupo Aval, socio “minoritario” del contrato Ruta del Sol 2, a través de Episol, que a su vez es filial de Corficolombiana. El pobre viejecito solo cuenta con el 33% del proyecto y su abogado de cabecera, el ahora Fiscal General de la Nación Néstor Humberto Martínez, sabía desde hace tiempo del desvío de dineros en subcontratos de la Ruta del Sol 2. Pero claro, no hubo investigación ni denuncia de este comprobado desvío de dineros que le costó la vida al señor Pizano y su hijo.
Pero además de que Sarmiento Angulo indudablemente está vinculado a la corrupción en el contrato de la Ruta del Sol 2, por ser socio no tan minoritario y, por conocer de primera mano las pruebas que indicaban pagos de sobornos, desvío de dineros y hasta financiación de campañas presidenciales, no ha sido acusado de nada. Esto no es un asunto gratuito, o de mera buena suerte para Sarmiento Angulo, es la demostración práctica de cómo es que se usa el Estado para favorecer a los poderosos. Sarmiento Angulo ha movido todas las fichas que ha querido para protegerse; su antiguo abogado, resultó siendo el Fiscal General de la Nación y ¡Oh sorpresa! Es la fiscalía general de la nación la que investiga el caso de corrupción de Odebrecht. Todo esto, aunado a que su socio Odebrecht, financió las campañas presidenciales tanto de Santos como de Zuluaga, es decir con cara gana y con sello, también.
De todo este entramado, se descubre que el auditor, el señor Jorge Pizano, es al parecer envenenado, caso que toda Colombia conoce y que se destapa por la posterior muerte de su hijo; y aquí mueven otra ficha: Medicina Legal. El director de esta institución afirma que el señor Jorge Pizano tuvo una muerte natural, sin embargo el mismo sindicato de medicina legal duda del resultado anunciado por el director Carlos Eduardo Valdés.
Así mismo en el gobierno Santos se redactó la resolución 5216 luego de que lo involucraran con el caso Odebrecht para liquidar anticipadamente el contrato de la Ruta del Sol 2, con esta medida se evitó la millonaria sanción a dicha firma y por ahí derecho a Episol o mejor dicho a Luis Carlos Sarmiento, pero además fue modificado el artículo 32 de la ley 1508 del 2012, con el artículo 20 de la ley 1882 de 2018; con el cual definen cláusulas para terminación anticipada de contratos, donde básicamente a los accionistas minoritarios (léase Sarmiento Angulo) se les debe devolver de acuerdo a los saldos disponibles de los recursos que el Estado disponía para la obra Ruta del Sol 2; ahora si no existen los recursos disponibles, cuentan con 5 años para hacer pagos anuales, los cuales finalmente saldrán de los bolsillos de los colombianos. Esta es otra evidencia de que los poderosos hacen y deshacen leyes a su antojo para su beneficio, todo con el apoyo de sus fichas puestas en el Estado, que pagan los favores recibidos legislando en favor de sus jefes capitalistas.
Y así, estos poderosos siguen moviendo sus sirvientes para deshacerse del embrollo descubierto por Pizano y seguramente en unos años, este escándalo no será más que un mal pasaje en la vida de estos acérrimos enemigos de la clase obrera.
Parásitos como Sarmiento Angulo, son los verdaderos responsables del robo al pueblo, del desfalco al erario, por eso hay que destruirles su poder político y poner al mando el poder de los obreros y campesinos, que ha dejado ejemplos sustentables de avance de la sociedad sin robarse un solo peso; por ejemplo, con el triunfo de la Revolución de Octubre en Rusia, se planificó la economía, contrario a la producción anárquica propia del capitalismo a quien solo le importa la ganancia y, gracias a dicha planificación, Rusia fue el primer país que electrificó el campo completamente en tiempo record, elevando el nivel de vida de los campesinos y multiplicando la productividad de su trabajo. Así mismo, se construyeron las más importantes represas y canales, se construyeron grandes empresas y fábricas impulsando con ello la producción y multiplicando los bienes materiales cuyos beneficios ya no iban a los bolsillos de los capitalistas, sino que eran apropiados por toda la sociedad.
Todo esto es posible, claro que sí, con un Estado donde sean obreros y campesinos los que dirijan, un Estado que ejecute el mandato de las organizaciones obreras y campesinas, un Estado donde sus funcionarios sean elegibles y removibles en cualquier momento y, además que el salario sea igual al de cualquier obrero, un Estado sin burocracia y que atienda realmente los intereses de la mayoría, ejerciendo a su vez la dictadura contra la minoría. Es posible ¡claro! Los hermanos obreros y campesinos en Rusia y China lo demostraron en la práctica, ahora son las nuevas generaciones proletarias las llamadas a sepultar este sistema y su poder político y con ello la corrupción, muerte y destrucción propias de su funcionamiento.