Colombia tiene uno de los mejores sistemas de salud en el mundo. No lo digo yo, lo dice la revista @TheLancet. Por supuesto, hay mucho por mejorar, pero no podemos destruir lo que hemos construido.
Esto fue lo que dijo este miércoles 26 de abril Juan Manuel Santos, expresidente y exministro de defensa del paraco Álvaro Uribe; uno de los representantes de las clases parásitas explotadoras del país. ¡Miserable él, miserable la derecha uribista; pero sobre todo, miserables y criminales, el capital financiero que tiene sus manos untadas de la sangre del pueblo por los miles de muertos que ha dejado uno de los peores sistemas de salud!
Situación que ameritaría de un gobierno del pueblo la decisión inmediata de garantizar salud de calidad para la inmensa mayoría de los trabajadores, quitándoles el jugoso negocio a las EPS. Pero lo cierto es que, ni eso está en la reforma a la salud presentada por el actual gobierno, ni los sedientos de ganancia aprobarán lo poco que tenga de bueno esa reforma.
¡Retomar el camino del Estallido Social! pues si él fue capaz de obligar a los ricos a ceder el gobierno en manos de la mafia uribista a un gobierno reformista por el miedo a un “Nueve de Abril”, un próximo levantamiento popular será capaz de garantizar la abolición de la Ley 100 y conquistar salud de calidad y gratuita para los millones de productores de la riqueza social.
Imposible garantizar sostenibilidad económica y empleo si se permite que los trabajadores vuelvan a tener derecho al pago de recargo nocturno, el dominical y contratos a término indefinido. Vociferan, casi llorando los gremios que incluso, a pesar de la crisis mundial del sistema capitalista, han registrado miles de millones de ganancias, a costa de superexplotar la fuerza de trabajo de colombianos y venezolanos. No están dispuestos tampoco a que los trabajadores devenguen más, a pesar de la evidente situación de precarización que ha venido en aumento por la inflación de los últimos tiempos. Hay hambre en el pueblo, pero también la hay de los capitalistas, hambre de ganancia que no sacian, así se les suplique que sean más equitativos.
Un gobierno del pueblo hace rato hubiera decretado un ¡alza general de salarios!, abolido la Ley 50 del 90, congelado los precios de los servicios públicos y la gasolina. Pero al contrario, la inflación sigue galopante, la gasolina sube de precio cada mes, el tal aumento del salario mínimo para este año nuevamente fue una rebaja del salario, a los trabajadores oficiales les ofrecieron apenas el 0,55% y la reforma laboral tiene una medida que atenta contra los sindicatos pequeños que se han rebelado a la dirección vende-obrera de las camarillas de las centrales sindicales, pero además los chupasangres capitalistas no permitirán que pase lo muy poco beneficioso que tiene la reforma laboral del gobierno.
¡Retomemos el camino del levantamiento popular! Que si fue capaz de tumbar la nefasta reforma tributaria y junto con ella al ministro Ratasquilla, será capaz de tumbar la nefasta Ley 50 del 90 y obligar a los capitalistas a un alza general de salarios equivalente al valor de la canasta familiar, correspondiente al sacrificio y esfuerzo de la clase obrera para producirles ganancias a los patronos. Y si los capitalistas no son capaces de darle trabajo a todos, obligarlos a dar el subsidio de un salario mínimo a los desempleados.
Los vándalos, terroristas y criminales que armados de “terribles armas” como escudos, palos y valor, aterrorizaron a “la gente de bien”, enfrentaron sin miedo las “respetables” fuerzas militares, se atrevieron con los bloqueos a impedir el curso normal de la economía del país no deben ser liberados, se desgañitan diciendo los uribestias. Y el gobierno del “cambio” no les dio amnistía ni indulto, a pesar de que esos luchadores que están en las mazmorras, contribuyeron para que Petro hable desde el balcón de la Plaza de Armas, a nombre del pueblo.
Un gobierno del pueblo, el 8 de agosto del 2022 hubiese decretado indulto a todos los presos por luchar e iniciado la investigación para saber el paradero de más de 400 desaparecidos y los responsables del asesinato de más de 80 manifestantes, sin contar los casos de violencia sexual, mutilaciones y demás atrocidades cometidas por el ESMAD; institución criminal que tampoco fue desmontada, como prometieron, sino que le cambiaron de nombre para que “suene bonito” cuando la prensa oficial reporte los mutilados o asesinados por las recalzadas y las Venom.
¡Continuar por el camino del Paro General Indefinido! que si fue capaz de vencer a las fuerzas represivas del Estado en algunas batallas, será capaz de obligar al gobierno a liberar inmediatamente los presos por luchar y desmontar el ESMAD de verdad.
Y podríamos seguir citando a los criminales que han justificado por siglos la sangre derramada de obreros y campesinos, y de los que siguen diciendo que el mejor de los mundos es el de la explotación asalariada, pero ya no más, como diría Jack London:
¡Nada de migajas! Necesitamos todo lo que poséis. No nos conformaremos con menos. Queremos llevar las riendas del poder y el destino del género humano. ¡Mirad nuestras manos! Os quitaremos vuestro gobierno, vuestros palacios y toda vuestra dorada riqueza, y llegará el día en que tendréis que trabajar con vuestras propias manos para ganaros el pan como lo hace el campesino o el peón consumido en vuestra metrópolis. Mirad nuestras manos, miradlas bien: ¡Son manos fuertes!.
¡Que tiemblen los ricos! Pues «allá y acullá, detrás de ustedes, al frente a los costados, en todas partes, se encienden llamas. Es un fuego subterráneo. Y no podéis apagarlo…» y que tanta razón tenía el mártir de Chicago, Augusto Spies, el fuego subterráneo de las masas en Colombia prenderá nuevamente y si ellas cuentan con su Partido Comunista Revolucionario que las dirija, no solamente lograrán arrancar algunas reivindicaciones sino ir más allá, ¡rompiendo las cadenas de la explotación capitalista, creando el nuevo mundo donde cesará la desigualdad y la tierra será el paraíso bello de la humanidad!
¡Abajo la explotación mundial capitalista!
