Por el derecho a una educación y recreación de calidad para nuestros hijos

Por el derecho a una educación y recreación de calidad para nuestros hijos 1

La burguesía colombiana —que finge preocuparse por el futuro de los hijos de los trabajadores, pero no tienen otro interés más que engordar sus bolsillos con el dinero que nos exprime en la superexplotación y, además, a través de impuestos—, después de haberse enriquecido con el dinero destinado a la salud, pretenden hacer lo mismo con el dinero que debería garantizar el derecho a la educación.

La verdadera preocupación de los explotadores no es el bienestar de nuestros hijos, sino cuánto pueden robar del erario; de ese dinero que, en vez de ser utilizado para mejorar las condiciones de vida del pueblo, es desviado para financiar sus negocios privados.

Nos dicen que les importa el futuro de nuestros niños y jóvenes, pero esconden que ese futuro está determinado por las condiciones laborales de sus padres. Por tanto, no les interesa si la jornada laboral es tan extenuante que apenas podemos llegar a casa para descansar, comer y dormir, sin tiempo para compartir con nuestras familias. No les importa si los salarios que recibimos son insuficientes para cubrir la canasta familiar o si tenemos que hacer interminables horas extras para apenas sobrevivir. No les preocupa si la superexplotación nos deja sin tiempo ni energía para dar el apoyo emocional que nuestros hijos necesitan para su desarrollo escolar y mental.

Dicen preocuparse por el futuro de nuestros niños y jóvenes, pero no se inquietan por lo que podrían hacer durante el periodo de vacaciones; si podrán pasar tiempo con sus padres o si habrá entidades públicas que los acojan y les brinden actividades recreativas esenciales para su desarrollo.

En esto, una vez más, la burguesía muestra su verdadero rostro: no le interesa si existen bibliotecas públicas accesibles. No le importa si estas bibliotecas, en esta temporada de vacaciones, pueden ofrecer programas culturales y recreativos que incluyan materiales necesarios y abarquen a miles de niños y jóvenes que están de receso escolar.

Nos dicen que velan por la educación, pero no les preocupa si las bibliotecas públicas tienen el personal necesario, si estos trabajadores cuentan con contratos dignos o si están sometidos al clientelismo de las alcaldías de cada municipio. Les da igual si estas bibliotecas están dotadas de recursos o si son infiernos asfixiantes durante las olas de calor, desprovistas de mobiliario adecuado y aparatos eléctricos que garanticen una buena climatización.

Lo que ellos quieren es bibliotecas mal financiadas, sin materiales necesarios, sin personal cualificado. Lo que quieren es destruir esos espacios que, aunque están fuera del sistema educativo formal, son fundamentales para formar el espíritu social, creativo, cultural y ético de nuestros niños y jóvenes.

Ni que decir de las escuelas artísticas o deportivas, esos espacios ideales para desarrollar los talentos de nuestros niños y jóvenes, y educar los aspectos del ser que van más allá de la formación netamente académica. ¡Pero a la burguesía eso no le importa! Por el contrario, la opresión y explotación burguesa despoja a nuestros hijos de su derecho a un desarrollo integral.

Las escuelas artísticas o deportivas, que deberían estar garantizadas por el Estado burgués, se encuentran en un estado de abandono; no son ni públicas ni cuentan con la mínima organización que ya tienen las redes de bibliotecas públicas. ¡No!, las escuelas artísticas y deportivas, que podrían ser un pilar fundamental en la formación de nuestros niños y jóvenes, se encuentran relegadas a la caridad y las limosnas.

¿Cómo es posible que en un país donde los recursos existen, dependamos de fundaciones creadas por el propio pueblo para mendigar al Estado o al capital privado lo que es un derecho fundamental?

La burguesía pretende engañarnos con promesas falsas mientras se enriquece a costa de nuestro sudor y sangre. Pretenden ocultar su desprecio por la educación pública detrás de programas insuficientes y mal financiados. Nos dicen que se preocupan por nuestros niños y jóvenes, pero no hacen nada por asegurar que tengan acceso a una educación cultural, artística y deportiva de calidad.

Necesitamos escuelas artísticas y deportivas que sean verdaderos bastiones de desarrollo integral, que formen a nuestros hijos en todas las dimensiones de su ser. Necesitamos salir a la calle para exigirle al Estado que garantice estos derechos, no que los relegue a la caridad.

A las calles a luchar:

  • Por una educación integral y de calidad para nuestros niños y jóvenes.
  • Por el derecho a una educación y recreación de calidad para nuestros niños y jóvenes.
  • Por escuelas artísticas y deportivas públicas, bien financiadas y accesibles para todos.
  • Por bibliotecas públicas bien financiadas, dotadas de recursos, con personal cualificado y contratos dignos.

No permitamos que la codicia de unos pocos destruya el futuro de nuestros hijos. ¡Viva la lucha de la clase obrera! ¡Viva la educación pública, integral y de calidad para todos! A las calles a pelear: ¡el futuro de nuestros hijos debemos asegurar!

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