¡ATRÁS LOS ABUSOS DE TRANSMILENIO Y PEÑALOSA!

¡Adelante con la Movilización y la Lucha Directa!

¡ATRÁS LOS ABUSOS DE TRANSMILENIO Y PEÑALOSA! 1

¡Compañeros, es más que justa su movilización contra el alza en las tarifas del transporte público!

No son «cuatro gatos», como dicen los grandes medios, quienes bloquean reclamando un mejor servicio de transporte público. ¡Son millones los que soportan la ignominia del servicio, las demoras en las obras y los robos en las mismas!

Son miles los que sufren en Bogotá y sus alrededores el caos, el hacinamiento y la carestía en el transporte público, que rebosa de dinero las arcas de escasos 17 monopolios quienes se llevan el 90% de los recursos del servicio de la capital.

¡Esas sí son unas infames hienas!, que nutren la corrupción de los funcionarios públicos con sus billetes y perjudican a los usuarios, ganando contratos leoninos mediante el soborno, obligando así a los trabajadores a subir al sistema que está hecho como para animales, con buses en mal estado, vías congestionadas y operarios del servicio oprimidos y superexplotados, cumpliendo extensas jornadas a cambio de salarios de hambre.

Es la administración pública de la capital, como parte de la corrupción de todo el Estado, el culpable del ineficiente transporte público, del caos y del mal funcionamiento del mismo. Son los monopolios del sector los que obstaculizan el desarrollo, mas no los que han bloqueado en reclamo por un buen servicio, ni los que salen hoy a exigir rebaja en las tarifas, subsidio y eficiencia para que los trabajadores puedan circular como necesitan en el cumplimiento de sus quehaceres.

Son unos cuantos zánganos explotadores quienes se lucran de los miles de millones de ganancia arrojados por el sistema masivo de transporte, los que deberían pagar los desfalcos de la administración en las obras a realizar, pues son ellos los ladrones en las contrataciones, los que se pelean como perros y gatos los contratos, los que financian las campañas de los candidatos y pagan los sobornos para ganar muchísimo en este infame negocio, a su vez necesidad vital para los trabajadores.

Algunos creen que la responsabilidad recae en la administración del corrupto privatizador Peñalosa; sin embargo, esta es apenas la continuidad de la misma política de la élite gobernante, solo que con la cara descarada de quien gobierna abiertamente a favor de sus compinches y empresarios que financiaron su campaña, como los dueños de Transmilenio. Nada distinto de las tales administraciones de “izquierda” que por 12 años encubrieron y fueron parte del robo público, obstaculizaron el desarrollo y permitieron descarados contratos dándolos también o favoreciendo a unos cuantos parásitos monopolistas del transporte público y la construcción pública en la capital, cargando al erario los costos del robo.

Por esto es una vana ilusión pensar que una revocatoria del alcalde actual cambiará la política monopolista y expropiadora en la capital del país, que ahoga al pueblo en el atraso, los impuestos, en el caos, en los vagones y buses de Transmilenio. Si la ley absoluta del sistema capitalista es acumular y concentrar ganancias en unos cuantos parásitos explotadores, a costa de expropiar a millones de trabajadores y hacerlos miserables, Bogotá es la muestra más grande de este fenómeno en el país.

También es una ilusión pensar que las fuerzas reformistas hoy enfiladas contra el alcalde de derecha, sean la solución, pues esas mismas le han dado fuerza a la política privatizadora (venta de una parte de la ETB por Petro, por ejemplo) y de desfalco del presupuesto distrital, administrando con algunas dádivas el poder de los ricos, distrayendo al pueblo del problema de fondo de la corrupción, de la monopolización de la vida económica y política, y de la dictadura del capital contra el trabajo.

Los luchadores exigen con justeza varias reivindicaciones, pero solo la lucha independiente y revolucionaria podrá garantizar que se conquisten. Detener la privatización de la ETB, frenar el alza del trasporte público, impedir el incremento de los impuestos y de los servicios públicos, no se logra yendo detrás de politiqueros o supeditando la movilización y la lucha directa a la recolección de firmas por la revocatoria para que los explotadores elijan otro igual o peor.

¡Adelante con la movilización y el bloqueo! ¡Avanzar a la Huelga Política de masas!, que no solo pare el sistema en las horas pico, sino las empresas públicas y privadas por turnos y días enteros. Esa es la forma de derrocar la infame política del dinero, que no sabe de derechos para los oprimidos, sino de ganancias para unos pocos y de garrote para las masas que se levantan.

Una Huelga Política de Masas es la mejor forma de parar el ataque presente de los explotadores y preparar las fuerzas para los enfrentamientos futuros, porque los trabajadores no tienen por qué conformarse con contener los incesantes abusos del sistema económico social que nutre a unos cuantos zánganos expropiadores.

La clase obrera, en alianza con todos los explotados y oprimidos, deben socavar las bases de esta pútrida sociedad burguesa, para instaurar la dominación de la única clase que puede salvar a la sociedad del atolladero en que la ha sumido el capitalismo agonizante. La única clase honesta, capaz de hacer una administración barata y transparente, y de sacar a la sociedad de todas las pestes en las que la ha embrollado el capitalismo. Y lo podrá hacer porque no tiene interés en la propiedad privada; porque es la que sufre en carne propia el suplicio de la explotación del hombre por el hombre. Esa es la clase más numerosa, la más importante, la clase productiva por excelencia. Esa es la clase obrera y no solo existe, sino que es la dirigente de cualquier revolución que quiera llegar a buen puerto en la era moderna.

Solo un Programa Socialista y un Partido auténticamente revolucionario del proletariado pueden representar el interés de la clase obrera. Por ello es la principal tarea de los verdaderos comunistas crear ese Partido derrotando los programas reformistas y oportunistas que engañan a los trabajadores.

¡Adelante con la movilización y la lucha directa!

¡Ni los «progresistas», ni la falsa izquierda son la solución, se necesita la lucha independiente y la revolución!

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