Que lo explotadores se enteren de nuestra justa rabia

Que lo explotadores se enteren de nuestra justa rabia 1

Entre los miles de víctimas, entre los miles de niños que están siendo asesinados por las bombas del Estado Sionista de Israel, entre las madres y los padres que dejan a otros miles de niños huérfanos, las redes sociales hicieron notar que el pasado 20 de octubre las bombas sionistas asesinaron a la autora de cuentos, poemas y novelas: Heba Abu Nada.

El Estado sionista de Israel, encabezado por Benjamín Netanyahu, y el imperialismo Yanqui dirigió un ataque aéreo contra la ciudad Khan Younis, situada al suroeste de la franja de Gaza; así acabaron con la vida de Heba Abu Nada y decenas de mujeres, de hombres y de niños.

Aunque en idioma español no tenemos acceso a su obra, las palabras con las que describió sus últimos días en Gaza nos hablan del sufrimiento del pueblo palestino, de su digno espíritu y la gallardía con la que resisten la vil ocupación.

«La noche en la ciudad es oscura, excepto por el brillo de los misiles; silenciosa, excepto por el sonido del bombardeo; aterradora, excepto por la promesa tranquilizadora de la oración; negra, excepto por la luz de los mártires. Buenas noches».

La joven escritora estudió licenciatura en bioquímica, en la Universidad Islámica de Gaza; luego, una maestría en nutrición clínica de la Universidad Al-Azhar, también en Gaza. Aunque sus padres habían migrado hacia Arabia Saudí antes de su nacimiento (24 de junio de 1991), el sentir por su pueblo la llevó a regresar a tierras palestinas y a esperar la muerte en medio de la resistencia.

Heba Abu Nada era una joven que empezaba a ser reconocida en el mundo literario árabe dado el fervor por su pueblo, en 2017 ganó el Premio Sharjah de Literatura Árabe por su novela El oxígeno no es para los muertos. Se dedicó no solo a la literatura y a la causa del pueblo palestino, sino también a la defensa de los derechos de las mujeres palestinas.

Como un presagio de su muerte, en una cronología de sus días en Gaza escribió las palabras que ahora se propagan para describir y denunciar la muerte que se cierne sobre el pueblo palestino:
Ahora estamos en el Cielo, más allá de los siete cielos. Se está construyendo una nueva ciudad, un lugar donde no hay médicos ni pacientes con ropas manchadas de sangre. Una nueva ciudad con maestros que no están enojados con sus hijos y sus familias sin pena y dolor (…) Reporteros capturando el cielo ante la cámara, poetas cantando sobre el amor inmortal, todos desde Gaza, todos ahora en el cielo. Una nueva Gaza se está formando en el cielo, una Gaza sin bloqueos.

Ese dolor que nos embarga con cada noticia, con cada imagen y con cada palabra que describe el sufrimiento del pueblo palestino debemos llevarlo a la calle, para agruparnos por miles y hacer estallar ese sentimiento que como proletarios y oprimidos del mundo nos une: el desprecio total contra los opresores, contra sus guerras de rapiña, su sed de ganancia y su moribundo sistema de explotación.

Que lo explotadores se enteren de nuestra justa rabia, que teman y, como lo dijera Heba Abu Nada: Si morimos, sepan que estamos satisfechos y firmes, y digan al mundo, en nuestro nombre, que somos personas justas/del lado de la verdad.

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