Ayer, con motivo del asesinato del joven Cristián David a manos del Esmad, ocurrido el 22 de junio en la localidad de Suba en Bogotá, el Senador Gustavo Petro trinó en Twitter:
Le pedí a la alcaldesa como contribución a construir un pacto de convivencia en Bogotá que diera la orden pública de no sacar el esmad en las movilizaciones. Recibí como respuesta una calumnia. Ahora el esmad mata otro ciudadano en Suba. https://t.co/IFqHmblwid — Gustavo Petro (@petrogustavo) June 23, 2021
La alcaldesa por su parte respondió:
La Policía debe cumplir la constitución y los sectores sociales y políticos deben comprometerse con condenar, no promover y evitar toda forma de violencia social y política. Los jóvenes no pueden seguir siendo víctimas de abuso policial y carne de cañón de radicalismos políticos. — Claudia López (@ClaudiaLopez) June 23, 2021
El que estos dos politiqueros, compinches en la farsa electoral del 2018, se enfrenten nuevamente en las redes no es extraño, pues todo el tiempo han estado en campaña electorera; lo extraño, aunque ya no tanto, es el perverso cinismo de los dos.
Petro, quien con motivo del Paro Agrario de 2013 tiene en su historial el asesinato de Johny Velasco Galvis y Cristian Delgado en las localidades de Suba y Engativá el 29 de agosto de aquel año, ahora cínicamente le da cátedra a López recomendándole no sacar el Esmad, también responsable de los asesinatos durante su mandato, cuando no solo envió a esos perros, sino que perverso ordenó el toque de queda (la militarización completa) en cuatro localidades de la capital.
También cínicamente, la alcaldesa sienta cátedra defendiendo la institución asesina de la Policía y perversa, llama a condenar la justa violencia de los pobres y el derecho de la juventud a defenderse de los ataques siniestros de la reacción.
Ahí están pintados los politiqueros “alternativos” y “progresistas” que se venden a sí mismos como representantes y defensores del pueblo. Por eso las clases dominantes los aplauden y financian sus campañas. Por eso los admiten en su establo parlamentario, por eso los promueven a los puestos del gobierno. Porque son inofensivos para los explotadores y en cambio sí, fieles defensores de sus asquerosos privilegios y celosos guardianes de su orden oprobioso.
Desprecio ante tanto cinismo, repudio popular a los perversos defensores de la esclavitud asalariada, guardianes del putrefacto Estado burgués y cómplices del régimen criminal: ¡Ni el Estado ni los politiqueros, solo el pueblo salva al pueblo!
