“Nuestro trabajo comunista entre las masas femeninas, nuestra labor política comprende una parte considerable del trabajo educativo entre los hombres. Debemos extirpar hasta las últimas y más pequeñas raíces del viejo punto de vista propio de los tiempos de la esclavitud. Debemos hacerlo tanto en el Partido como en las masas”. Lenin
El pasado 3 y 4 de octubre fue tendencia en la red social Twitter el hashtag: #JUCOPatriarcal, ¿la razón? Una enorme cantidad de denuncias sobre la práctica sistemática de acoso y violencia sexual, así como de censura y ataque que han sufrido varias mujeres dentro de la llamada Juventud “Comunista” Colombiana (JUCO), organización juvenil y cantera de cuadros del revisionista Partido “Comunista” Colombiano (PCC). Estas denuncias fueron realizadas por mujeres (y algunos hombres) ex militantes y militantes, en donde señalan con evidencias los abusos y actos de violencia cometidos por hombres integrantes de esa organización, así como el silencio y la revictimización a las que han sido sometidas por parte de los organismos de dirección tanto de la JUCO como del PCC.
Una de las muestras de censura se pudo evidenciar en la actitud en redes y en la nula autocrítica de sus integrantes, ya que mientras se realizaban estas denuncias graves de lo ocurrido en el seno de esa organización, algunos militantes en la misma red social de manera lamentable y patética sacaban pecho y esgrimían orgullosos ser parte de la JUCO, poniendo en entredicho las denuncias; señalando que lo hacían porque eran “liberales”, “posmodernas”, “anticomunistas”, etc. desviando la atención sobre las críticas concretas.
Estas denuncias contra la violencia machista sistemática dentro de la JUCO se hicieron en el marco de una “Conferencia Regional Extraordinaria de Mujer, Género y Diversidades Sexuales con Perspectiva de Clase” que era llevada a cabo en el regional de Bogotá ¡y que contó (como mencionaron varias denunciantes) con la participación de muchos de los abusadores! La declaración política que salió del evento está caracterizada por lamentos, poca autocrítica como organización y ninguna crítica o denuncia contra los abusadores que fueron expuestos con nombres, apellidos y posición dentro de la JUCO o PCC.
Ni a la JUCO, ni al PCC les importa mencionar que la opresión contra la mujer es un problema que se origina con la aparición de la propiedad privada, la división social del trabajo y el surgimiento de la familia monogámica; ni mucho menos plantear que sólo mediante la revolución proletaria es que la mujer puede realmente lograr su emancipación, porque no son organizaciones para la revolución. Una organización que se diga comunista y que esté en contra de la opresión y explotación, debe organizar a las masas para destruir (y no reformar) este sistema, fuente de la opresión contra la mujer y luchar por el comunismo, en donde realmente ese será un mal del pasado.
Por otra parte, desde ahora, no basta con tener una «Ruta de Prevención…» como la presentada por la JUCO, no basta con simplemente “rechazar cualquier tipo de violencia de género” ¡NO! es necesario dar absoluta libertad y confianza a las mujeres para denunciar a sus acosadores, es necesario creerles y protegerlas primero; es necesario condenar la conducta de los abusadores y en casos de opresión sutil si es posible, para «salvar al paciente» y si hay una sincera autocrítica, desarrollar una dura lucha ideológica al interior de la organización para combatir precisamente, esa ideología burguesa , pero por ningún motivo se pueden permitir dentro de una organización de comunistas; de no presentarse autocríticas, ni sinceras intenciones de corregir sobre la base de compromisos y a la luz del marxismo, se deben tomar las pertinentes medidas prácticas inmediatas de corrección. Además, a la organización no le debe temblar la mano cuando se tenga que expulsar a los elementos incorregibles que han cometido crímenes atroces contra las mujeres como violaciones o violencia brutal, convivir con esas aberrantes actuaciones va contra todo principio moral de los comunistas.
Las expresiones de violencia machista en el seno de esa organización juvenil (así como ocurre con otras organizaciones de “izquierda”) son una muestra no sólo de la ideología machista-burguesa que carcome la cabeza de los militantes hombres, sino que también es una expresión de la poca formación política e ideológica y de convicciones firmes en este terreno; a su vez, la falta de una consecuente lucha ideológica interna y de un ausente ejercicio autocrítico efectivo; en otras palabras, son expresión de putrefacción liberal pequeñoburguesa al interior de esas organizaciones. Igualmente, la censura y revictimización que sufrieron varias ex militantes por parte de los organismos de dirección de la JUCO-PCC son una clara manifestación de burocratismo y de relaciones clientelares en ausencia de centralismo democrático, ocasionando así, que se encubran y se mantengan a los abusadores sólo porque ocupan puestos de responsabilidad y de dirección.
Si bien ninguna organización política está exenta de sufrir manifestaciones de machismo dentro de sus filas por el solo hecho de ser revolucionaria, sí dice mucho la forma como se aborda el asunto: dando libertad de expresar las denuncias a las mujeres víctimas, creyéndoles lo que dicen, organizando reuniones de ideas vivas, orientando el estudio del problema en las filas de la organización y tomando las medidas del caso para evitar que se repitan sin tener consideración del cargo que ocupe el opresor o de su tradición dentro de la organización.
Por último, expresamos nuestra mayor solidaridad de clase con todas las mujeres, las que denunciaron y tomaron la decisión de retirarse; las que denunciaron y fueron expulsadas de esa organización; las que decidieron quedarse, llevadas por la ilusión de pretender “luchar desde dentro” e incluso, con las que aún no han denunciado a sus opresores. A todas, les creemos y tendemos la mano; deben saber que nuestro Portal y nuestras redes están disponibles para amplificar sus denuncias, para ayudar si se presentan dudas, para aportar a su formación ideológica desde la base del marxismo leninismo maoísmo, para ser soporte en esta lucha contra el machismo en las filas comunistas y contra todo el sistema capitalista, por la emancipación de la mujer como parte de la liberación de la clase obrera.
No somos sectas aisladas de la sociedad y de todas sus contradicciones, tenemos claro que ninguna organización está vacunada contra la existencia de manifestaciones de opresión a la mujer, se entiende perfectamente que las fuerzas que componen las filas de las organizaciones son arrebatadas a las fuerzas y la ideología de la burguesía y por ende todos traen problemas propios de la inmunda ideología burguesa, que entre otras se sacia contra el sexo femenino. Pero cuando un hombre o mujer asumen un compromiso con la revolución, se comprometen solemnemente a luchar a muerte contra todo lo que sea propio de la ideología y las prácticas de la burguesía, a transformarse de la mano de la organización; y por ende, una auténtica organización revolucionaria tiene que tener como una de sus políticas de primer orden, la lucha más despiadada contra cualquier forma, abierta o sutil de opresión contra la mujer. Así lo ha entendido desde sus inicios la Unión Obrera Comunista (marxista leninista maoísta) y por ello mantiene un movimiento permanente de lucha interna, de la cual pueden consultar algunos aspectos en estos enlaces:
¡Viva la mujer combativa y revolucionaria!
¡Mujeres como esclavas, nunca más!