¡La Emancipación de la Mujer, Hace Parte de la Liberación de la Clase Obrera!

¡La Emancipación de la Mujer, Hace Parte de la Liberación de la Clase Obrera! 1
La liberación de la mujer hace parte de la emancipación de la clase obrera

Teniendo en cuenta que parte de preparar las condiciones y avanzar en la construcción del Partido de la clase obrera a medida que avanza el trabajo, en marcha al Socialismo y al Comunismo, en las filas de la UOC (mlm) contamos con la fortuna de participar activa y libremente en las discusiones que se presentan con respecto a la participación de la mujer en la revolución, su trato como comunistas y cómo combatir toda idea burguesa que se cuele y que pueda hacer retroceder todo avance del proletariado.

Como comunistas comprendemos que el sistema capitalista, siempre está pugnando por impedir que el proletariado se organice, especialmente por impedir que las mujeres se vinculen a la lucha revolucionaria, por eso en la organización de la Unión se lanzó un “Movimiento Contra las Manifestaciones de Opresión a la Mujer en Nuestras Filas”; un movimiento ideológico que busca elevar la conciencia comunista frente al problema de la mujer y donde ellas puedan expresar y denunciar manifestaciones de ideas y actitudes que no corresponden a las de nuestra clase.

Como parte de dar a conocer esta lucha al movimiento obrero y de avanzar en la construcción del Partido, nos disponemos a reproducir apartes de los documentos elaborados para el boletín interno Mujeres de Vanguardia (herramienta de la lucha contra las manifestaciones de opresión a la mujer). Ahora publicamos apartes de un documento elaborado por una camarada, en donde expone la base de la opresión a la mujer y nos ayuda a dar luces para comprender un problema concreto, y cómo las ideas burguesas, en este caso el machismo, obstaculizan la lucha por la Revolución.

Para Materializar la Emancipación de la Mujer

El alcance y el éxito de la revolución socialista, se mide en la movilización y emancipación de la mujer como parte de la emancipación del proletariado. La sociedad capitalista basada en la propiedad privada no emancipa a la mujer, y sólo le brinda igualdad formal y jurídica manteniendo incólume su situación de doble opresión y doble explotación: la marital y la burguesa. A la mujer “las pequeñas tareas domésticas la agobian, la asfixian, la embrutecen y la rebajan, la atan a la cocina y a los hijos, y malgastan sus esfuerzos en faenas terriblemente improductivas, mezquinas, que desgastan los nervios, embrutecedoras y agotadoras”. La ideología burguesa dominante lleva al propio hombre obrero a comportarse como burgués en las relaciones con la mujer, particularmente con su esposa y sus hijas. La revolución socialista debe transformar esta situación, para lo cual, desde el comienzo mismo, la Dictadura del Proletariado debe romper todas las ataduras que impiden a la mujer su plena participación en la sociedad…” 


Programa para la revolución en Colombia, UOC (mlm)

La Opresión a la Mujer y la Infidelidad

Respecto al caso de infidelidad del compañero X… considero importante hacer un análisis materialista apelando a que el compañero de manera científica entienda el problema y conscientemente se disponga a corregir; y además nos sirva para tratar este tipo de problemas, que seguirán pasando, esperando claro está, que sean lo menos posibles.

Necesariamente debemos remitirnos a las explicaciones que Engels dio sobre el surgimiento de la familia y el amor, siguiendo el trabajo investigativo que había realizado Morgan.

Lo primero que deja claro Engels, es que la idea de familia, amor, y relaciones entre los hombres ha variado desde que nos separamos de los animales. La familia que hoy conocemos fue producto de un desarrollo de las fuerzas productivas, que propició un excedente de riqueza, dando origen a la propiedad privada; y junto a esto una forma de familia llamada monogámica, garante de esta nueva forma de apropiación de los recursos de la sociedad; esta forma de familia se convirtió en una unidad económica, donde la mujer fue sometida a la más estricta fidelidad para garantizar el derecho paterno; y por tanto no nació como resultado del amor. La familia monogámica se fue perfeccionando cada vez más convirtiéndose en lo que hoy conocemos en el ideario social, como mamá, papá e hijos que deben estar unidos por siempre; en especial las religiones y el Estado son quienes la exaltan y con razón, puesto que en el caso de las clases dominantes se sustenta su porvenir en mantener esa farsa de familia.

Engels aclara, que esta forma de familia no obvió costumbres que la humanidad venía practicando en sus inicios primitivos; como la poligamia por parte de los hombres y la poliandria de parte de las mujeres; y claro, puesto que esta familia, como se decía antes, no surgió como producto del amor; por tanto los hombres seguían teniendo otras mujeres; de hecho la poligamia se fue transformando en una muestra de poder y virilidad; que debía dejarse expresa públicamente.

En el caso de la mujeres la poliandria era menor, no solo porque se estableció una represión contra ellas, sino por un asunto, que parece de poca monta, pero en mi opinión es muy importante; mucho antes de establecerse la familia monogámica, las mujeres habían dado el salto de abandonar el matrimonio por grupos, hacia la escogencia de un hombre, es decir, fue en ellas donde surgió el sentimiento del Amor; ya no era simplemente una actuación reproductiva, sino que decidieron dejar de ser objetos sexuales y exigir la convivencia con un solo hombre, que por determinado tiempo estuviera junto a ella; de hecho, esta fue la base de apoyo para la familia monogámica.

Engels dice que las mujeres fueron las primeras en entender que el matrimonio por grupos las envilecía, al igual que a los hombres; pero estos, hasta el sol de hoy, no han podido, ni querido comprender, que esta práctica del devaneo es un rezago de cuando estábamos más cerca a los animales; en ese sentido le corresponde, dice Engels, a las mujeres la responsabilidad de educarlos sobre este aspecto y en general sobre su comportamiento machista.

Y es tal vez la cosa que más molesta, lo confieso!, puesto que hemos sido las víctimas del machismo por siglos y quisiéramos simplemente que se transformara únicamente con la denuncia, pero no es así. Espontáneamente los hombres no van a cambiar las costumbres machistas tan arraigadas por siglos, lo que exige una labor larga y paciente de propaganda, pero necesariamente acompañada de acciones concretas que son parte de esta reeducación; en mi opinión éstas serían algunas para adoptar, aunque supongo que hay más:

• Frente a la infidelidad, decisiones firmes que no den cabida para que ellos crean que sus devaneos no tienen consecuencias.

• Solidaridad de género, las mujeres conscientes no podemos prestarnos para comenzar una relación sin exigir que la otra relación haya sido terminada.

• Criticar enérgicamente cualquier maltrato psicológico y no permitir en absoluto el maltrato físico el cual debe cortarse de inmediato.

• Si queremos que los hombres adquieran responsabilidades con las labores domésticas hay que exigirles, y no reemplazarlos.

Retomando a Engels nuevamente, hay una idea que me parece importante tener en cuenta y es que en la clase obrera, se puede apreciar la nueva forma de familia hacia donde tiende la sociedad moderna; y es el amor sexual individual. Como entre los obreros somos libres en el sentido de la propiedad, no tenemos bienes que heredar, nos unimos por el enamoramiento, pero no del tipo de Don Quijote y Dulcinea sino del más materialista; la atracción sexual, base material que sostiene este tipo de familia; y por tanto cuando ya no existe, el rompimiento de una relación debiera ser muy sencillo; por un lado si se entiende que la pareja no es de su propiedad, y por otro, el hecho de no contar con bienes que se deban heredar.

Infortunadamente en el capitalismo, el divorcio es todo un drama, en especial para las mujeres del proletariado, que por las limitaciones económicas y el tener que resolver de forma individual el cuidado de los hijos, una separación es muy difícil; por tanto, muchas veces se ven sometidas a aguantar a hombres promiscuos, maltratadores; aunado al machismo que se acentúa cada vez más, producto de la propiedad privada y la descomposición del imperialismo; convirtiendo a los hombres en asesinos de sus compañeras e hijos. En el Socialismo un divorcio no pasará del despecho por un tiempo, pero se quitarán todas las trabas materiales que entorpecen una separación.

Es importante entender que la lucha contra el machismo y la opresión son de largo aliento, ni siquiera en el Socialismo podremos erradicar absolutamente todos estos comportamientos; solo se crean las bases económicas y sociales con la abolición de la propiedad privada y la participación de las mujeres en todos los asuntos sociales y del Estado, premisas importantes; pero se debe continuar una lucha permanente en lo ideológico hasta que con la abolición de las clases sociales los nuevos hombres y mujeres podrán ser uno solo.

¿Y mientras estamos en el capitalismo? y además somos comunistas, ¿cómo se lidia con estos problemas?

Lo primero que debemos comprender es que estos problemas se seguirán presentando, los hombres y mujeres que ingresan al Partido no quedan vacunados contra las costumbres más apestosas del mundo burgués; es importante tenerlo claro, para poder enfrentar el problema, en vez de renegar o renunciar, lo que facilita que estas actuaciones avancen y se afiancen; necesitamos como materialistas dialécticos que somos, admitir la realidad tal como es, trazar los planes para transformarla, llevándolos a cabo hasta el final y haciendo síntesis para corregir lo que haya impedido el objetivo de la transformación.

Con respecto al caso de infidelidad, es un asunto en el terreno de la moral; al respecto los comunistas hemos trazado una línea de comportamiento que obedece a nuestro objetivo político de la toma del poder y establecer el nuevo Estado Socialista; no tiene que ver con el moralismo burgués y pequeño burgués mojigato, y cuasi religioso de todas las sectas, que por cierto, casi siempre es de doble moral; entre más “mojigatos” más depravados.

Decimos que nuestra moral obedece a un objetivo político, puesto que nos debemos a las masas que son las que educamos, dirigimos hacia este objetivo; y por tanto todo lo que atente con su vinculación, va en contra de nuestra moral.

Decía Mao que el comunista debía ser “sincero y franco leal y activo, poner los intereses de la revolución por encima de su propia vida y subordinar sus intereses personales a los de la revolución. En cualquier momento y dondequiera que esté, ha de adherirse a los principios justos y luchar infatigablemente contra todas las ideas y acciones erróneas, a fin de consolidar la vida colectiva del Partido y su ligazón con las masas; ha de preocuparse más por el Partido y las masas que por ningún individuo, y más por los demás que por sí mismo. Solo una persona así es digna de llamarse comunista…”

Y si estamos convencidos de nuestro objetivo, ser francos, leales, debe ser un esfuerzo consciente de todos nosotros. El camarada X ha infringido esta actuación y lo mínimo que se espera de todos los militantes es que actúen con lealtad, y tener una aventura, callar y no tratar la contradicción no corresponde a la actuación de un comunista.

Ligado a ello, las implicaciones que tenga esa actuación en la relación con las masas… [indica que el compañero X] no ha sopesado lo que él representa ante las masas, y si lo ha hecho, entonces no está convencido del objetivo político y en ese caso estaría en el lugar equivocado.

A esto se suma el caso de opresión a la mujer, que invito al compañero reflexione sobre él; tiene que ver con el hecho de… [imponer] su autoridad y [defender] su territorio, considerando a la compañera como de su propiedad… típica manifestación de machismo…

Al compañero… con la mayor fraternidad y el espíritu de unirnos aún más en el objetivo de luchar por una nueva sociedad; le pido que examine concienzudamente sus actuaciones tanto morales como de opresión a la mujer; confío que la línea proletaria en su cabeza es aún fuerte y pueda resolver a la manera comunista su situación personal.

A la compañera… le expreso mi solidaridad puesto que entiendo que este tipo de situaciones son dolorosas. Pero me siento en la obligación de acuerdo a lo que he expuesto más arriba, de llamar la atención en algunos asuntos, que van encaminados a que aprendamos a luchar bien contra las manifestaciones de opresión a la mujer y nos fortalezcamos como mujeres revolucionarias, estando en primera fila.

Ser permisivo (…) refuerza el machismo del compañero… entiendo que también hay otras circunstancias que influyen en considerar una separación [… e] ideas que por siglos nos han infundado y nos han vuelto sumisas; camarada, la invito a luchar conscientemente por romper esas ataduras mentales; efectivamente debemos empoderarnos como mujeres comunistas, para combatir la opresión y educar a las demás mujeres que debemos ganar para esta trinchera.

E invito a todas las camaradas a que nos aferremos a la organización, pues ésta ha dado ejemplo de dar la lucha contra las manifestaciones de opresión a la mujer, sin temor a que algunos compañeros no hayan podido entenderla y prefirieron retirarse; sin temor a confesar públicamente que existe en las filas de la organización hombres machistas y que está dispuesta a no dar tregua contra toda estas manifestaciones; en ese sentido no es correcto que expresemos querer renunciar, porque se presentan estos casos; es aquí donde tenemos todas las posibilidades de dar esta lucha; por fuera no hay mucho a que aferrarnos; ¿en los trabajos?, ¿en las universidades?, ¿en las otras organizaciones revolucionarias?, ¿en las organizaciones feministas? no hay mucho de qué escoger; estamos en el lugar correcto, luchemos porque la UOC se vuelva un ejemplo de cómo tratar correctamente la cuestión de la mujer.

}Deseo sinceramente que en el caso de los camaradas se pueda resolver correctamente la situación, y elevar el nivel de unidad de toda la organización para seguir con nuestro plan de avanzar hacia el congreso del Partido.

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