Conquistar en la calle lo que la Corte dilata

Despenalización del aborto

Conquistar en la calle lo que la Corte dilata 1

La despenalización del aborto, ha sido una reivindicación de las mujeres desde hace muchos años, especialmente de las mujeres del pueblo, porque a ellas sí les cae todo el peso de la ley. Es un hecho que las mujeres de la burguesía, las de la élite de las diferentes sectas religiosas, las mujeres de la “gente de bien”, cuando se practican un aborto, suelen salir bien libradas por tener los recursos, no solamente para hacerlo, sino para no ser castigadas por la justicia.

La conquista de legalizar el aborto, solo fue posible cuando el proletariado tomó el poder en Rusia en 1917, cuando se entendió que no se podía criminalizar a las mujeres por este hecho, pues la mayoría de las veces obedece a la situación económica y social ocasionada por el mismo sistema capitalista; por ello se brindaron todas las garantías para realizar un aborto seguro. El Estado socialista sin ser proabortista, legalizó el aborto sin ninguna restricción y luchó por mejorar las condiciones laborales, económicas, sociales y culturales para que esta práctica fuera cada vez más innecesaria.

Actualmente, gracias a la lucha de los movimientos de mujeres, en algunos países se ha logrado la despenalización total como sucedió hace poco en Argentina; pero en otros como Colombia, sólo se ha conquistado en tres casos: violación, malformación o si está en peligro la vida de la madre. Hace unos meses, un grupo de mujeres entabló una demanda con sustento ante la Corte Constitucional para que fallara en favor de la despenalización completa, confiadas en los recursos jurídicos.

Pues bien, el pasado 20 de enero después de varias dilaciones, la Corte no pudo tomar una decisión porque se presentó un empate 4-4, con una votación así: a favor de la ponencia que despenaliza el aborto votaron los magistrados Alberto Rojas, José Fernando Reyes, Antonio Lizarazo y Diana Fajardo. Mientras en contra de despenalizarlo votaron Cristina Pardo, Paola Meneses, Gloria Ortiz y Jorge Ibáñez. A esto se suma, que frente al recurso de establecer dos conjueces para lograr el desempate, uno de ellos, Juan Carlos Henao, está impedido por una recusación interpuesta por un grupo religioso llamado Proyecto Católico Tejedores de Amor con Dios argumentando que este juez se ha pronunciado abiertamente en defensa de la despenalización.

Frente a lo sucedido, es diciente que en la votación de la Corte fueron la mayoría de mujeres quienes votaron en contra, lo cual indica claramente que el problema no es de género sino de ideología, posiciones políticas y, sobre todo, de intereses económicos; así mismo sucede con otros problemas, como de la comunidad LGBTI, de las minorías étnicas: si no se defienden los intereses de los oprimidos, se están defendiendo los intereses de los enemigos del pueblo.

Por otro lado, tanto las dilaciones que se presentaron anteriormente, como las que aparecen ahora, sólo dejan ver que no hay el interés de favorecer los derechos de las mujeres por parte del Estado; la Corte Constitucional no es una institución por encima de los intereses de las clases sociales, realiza sentencias dependiendo de la correlación de fuerzas tanto al interior del Estado, como de qué tan fuerte es la lucha de las masas para obligar a legislar en su favor.

Es en ese sentido, para lograr la despenalización del aborto en cualquier caso, el movimiento de las mujeres, el movimiento obrero y el pueblo en general deben retomar la lucha, la movilización, la huelga, el paro y las formas de lucha y organización surgidas en el pasado levantamiento popular, para avanzar en el propósito de establecer un gobierno de los obreros y los campesinos que garantice, como una de las medidas a favor de las mujeres, la no criminalización del aborto y las garantías para que las mujeres puedan hacerlo de forma gratuita y segura.

Finalmente, conquistar esta reivindicación sin cortapisas solo será posible estableciendo el Socialismo; pues por un lado, el nuevo sistema sienta las bases para abolir la propiedad privada, la causa económica más profunda de la opresión de la mujer y, por otro, la clase obrera, como clase que se opone a toda forma de explotación y de opresión, hace causa común con las mujeres, lo cual posibilita que se lleven a cabo todas las medidas a favor de esa mitad de la clase, cuyo concurso permitirá el triunfo contra la explotación asalariada y toda forma de opresión del sistema capitalista.

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