La situación desigual de la mujer y su condición de oprimida por el hombre, vienen desde la antigua sociedad esclavista dividida en clases a causa del surgimiento de la propiedad privada sobre los medios de producción. La actual sociedad capitalista no solo heredó tal desigualdad y opresión de la mujer, sino que las ha elevado a un grado insoportable, donde el feminicidio es su forma más violenta, sanguinaria y criminal, junto al cual, se ejercen innumerables formas de opresión sobre la mujer, brutales y a la vez taimadamente disfrazadas, como el acoso sexual cuyo lindero con la violación es casi imperceptible, al tiempo que es un recurso “romántico” de los explotadores para acosar laboralmente a las mujeres.
El acoso sexual es una forma universal de opresión a la mujer
Lo sufren las mujeres de todas las clases y en todos los países. Pero ha tenido mayor resonancia gracias a que algunas de las mujeres burguesas víctimas de acoso sexual levantaron su voz, autocensurada por años, y han denunciado a sus victimarios, lo que ha tenido eco en los grandes medios mundiales de comunicación. Poderosos empresarios y políticos de la burguesía imperialista han sido públicamente denunciados, causando mucho ruido sus enjuiciamientos, donde algunos han perdido sus privilegiados cargos, otros han preferido el ostracismo político, y pocos, muy pocos, han sido condenados por su justicia.
Si bien, existe infinidad de denuncias, baste mencionar algunas para ilustrar la execrable práctica. Sin duda, el dueño de la corona de esta infamia, es el criminal depredador Harvey Weinstein, poderoso productor de Hollywood denunciado por más de 80 mujeres varias de ellas actrices famosas —dando origen al movimiento de denuncia #MeToo (Yo también)— por acoso y violaciones sexuales durante 30 años, y condenado finalmente a 23 y 16 años de prisión. Otros poderosos acosadores sexuales, han tenido su “coto de caza” en los medios televisivos y periodísticos, tales como el actor Bill Cosby denunciado por más de 60 mujeres, Roger Ailes y Bill O´Reilly presidente y comentarista de Fox News, Glenn Thrush periodista del New York Times, Mark Halperin analista de NBC, Lockhart Steele director editorial de Vox, Stephen Blackwell ejecutivo de la revista Billboard Magazine, Michael Oreskes jefe de noticias de NPR, Roger LaMay presidente de NPR, Jann Wenner fundador de la revista Rolling Stone, Leon Wieseltier editor de The New Republic, Matt Zimmerman productor de NBC, Hamilton Fish presidente de New Repúblic, Roy Price ejecutivo de Amazon, Charlie Rose presentador TV, Matt Lauer presentador NBC.
Y en Colombia, para no dejarla fuera de la lista, la práctica del acoso sexual en las esferas del arte, el periodismo y la farándula siempre ha existido, y solo para ilustrar, vale traer el caso del reportaje de las periodistas Catalina Ruiz-Navarro y Matilde de los Milagros Londoño en 2020, con ocho denuncias de mujeres por acoso y abuso sexual contra el director de cine Ciro Guerra, por sus agresiones sexuales ocurridas entre 2013 y 2019 en tres ciudades del país y cuatro del extranjero durante eventos como el Festival de Cine de Cannes, Colombian Film Festival y el Festival Internacional de Cine de Cartagena.
La depravación de los jefes políticos se expresa en el acoso sexual
Los jefes de la burguesía imperialista, además de ser los jefes políticos de la opresión imperialista sobre los países oprimidos y los trabajadores del mundo, son también personalmente, opresores y acosadores sexuales de las mujeres. Aunque siempre cuentan con la protección de la gran prensa de la cual son dueños, de su justicia sobornada, y de la hipócrita moral burguesa encargada de embellecer su repugnante imagen, no han podido evitar la denuncia pública de muchas mujeres tanto de su propia clase burguesa como de las clases trabajadoras. Encabezan la lista George Bush (el viejo), Bill Clinton y Donald Trump, todos denunciados por abusos sexuales a decenas de mujeres. Acapararon titulares mundiales, declaraciones y juicios, pero ninguno fue condenado por sus crímenes sexuales contra las mujeres cuyas denuncias terminaron congeladas en el hielo del silencio.
En la práctica del acoso sexual a las mujeres, no se quedan atrás los lacayos jefes políticos gobernantes en los países oprimidos. En Colombia, el “honorable” Congreso de la República y actual Gobierno reformista del Pacto Histórico, han estado en el ojo del huracán por denuncias deacoso sexual a mujeres trabajadoras, y no porque esa forma de opresión a la mujer haya estado ausente durante las dos décadas del régimen de la mafia uribista cuyo método priorizó la violación, el asesinato y desaparición de compañeras, sino porque es la expresión continuada de esa depravación en el Estado reaccionario, como lo demuestra la denuncia del politiquero Gustavo Bolívar, sobre mujeres convertidas en esclavas sexuales de los Senadores por medio de contratos a dos o tres meses cuya renovación imponía la aceptación de actos sexuales. El propio secretario de Presidencia, Mauricio Lizcano, fue denunciado por una mujer a quien acosó sexualmente cuando fue senador en 2016. Jefes políticos reformistas de “izquierda” también resultaron ser acosadores sexuales, como es el caso del catedrático Víctor Currea-Lugo dirigente del Pacto Histórico y quien ya había sido premiado por el Presidente con la Embajada en Emiratos Árabes, cuando fue denunciado por numerosas mujeres colegas y estudiantes de la Universidad Javeriana víctimas de su acoso sexual entre 2013 y 2016 siendo docente de la Facultad de Ciencia Política. Y qué decir del hoy opositor al Gobierno del Pacto Histórico, el parlanchín panelista de Blu Radio y politiquero dirigente del partido reformista Dignidad (antiguo Moir) Aurelio Suárez, a quien años atrás cuando era dirigente del Polo Democrático, acudió una estudiante de la Universidad Pedagógica Nacional en auxilio por el acoso sexual de que era víctima por otro militante del Moir integrante del Polo Democrático, Fabián Ramírez Cárdenas suicidado en marzo de 2020, y cuál sería su sorpresa al saber que el silencio e indiferencia del jefe de “su partido” ante las reiteradas denuncias, obedecía a que él mismo, Aurelio Suárez, era también un acosador sexual de mujeres denunciado por otras varias militantes del Polo Democrático quienes además señalaron a Gabriel Maure, otro acosador sexual jefe dirigente de ese partido.
Y cuando se denuncian prácticas de acoso sexual por funcionarios del Gobierno, no se puede dejar de mencionar los aberrantes abusos denunciados por mujeres de las fuerzas armadas del Estado, abusos que han ocasionado persecución, despidos, renuncias y hasta suicidios. Baste mencionar un caso de los más recientes, en la Policía Nacional, la banda criminal más poderosa del país, cuyos Centros de Atención Inmediata (CAI) aparte de ser conocidos como eslabones del micro tráfico, son antros donde se viola y abusa sexualmente a compañeras luchadoras detenidas. Uno de sus coroneles, el chafarote Francisco Gelves Alemán quien fuera el comandante en el departamento del Putumayo fue denunciado por varias mujeres policías poracoso sexual, e irónicamente otra mujer, la coronel Sandra Vallejos Delgado quien recibió las denuncias no les dio crédito, las archivó y tuvo el descaro de responderle a una de las denunciantes: «acostúmbrese, que usted es bonita»; por su parte el Grupo de Talento Humano de la Escuela Antonio Nariño decidió que “no valía la pena investigar”.
Las inofensivas leyes y medidas burguesas y pequeñoburguesas contra el acoso sexual
No siendo suficiente el capital y grandes sumas de dinero que los acosadores sexualesburgueses disponen para acallar a las mujeres que amenazan denunciarlos, para silenciar a la prensa, desaparecer pruebas y a las propias víctimas, tienen a su favor el poder del Estado burgués que es ante todo el órgano de la fuerza organizada de los opresores, el poder armado de las clases capitalistas para oprimir a las clases trabajadoras, para preservar la profundización de las grandes desigualdades en el capitalismo, una de las cuales es la desigualdad entre el hombre y la mujer. De ahí que, los ejecutores de ese poder, sus tribunales y leyes, sean marcadamente machistas, para reforzar el sometimiento y la opresión de la mitad de la sociedad constituida por las mujeres. Por eso los juicios y las condenas contra los violadores y acosadores sexuales de las mujeres, siempre quedan en nada. Por eso a los monstruos depredadores sexuales se les protege, absuelve y se les publican en grandes caracteres sus manidas defensas, sus sistemáticas declaraciones de inocencia, sus vituperios contra las víctimas, sus desvergüenzas y alevosías, como lo dicho por Harvey Weinstein al escuchar la condena: «Estoy completamente confundido… Siento remordimiento por todos los hombres que están atravesando esta pelea. Fui el primer ejemplo y ahora hay miles de hombres acusados. Estoy preocupado por este país»; o como le dijo Currea-Lugo al Presidente Petro cuando tuvo que desistir de la embajada: “Declino a su invitación, sin que ello implique aceptación de culpabilidad. La lucha contra la inquisición sigue”; o como declaró el acosador Lizcano: “Esta información es totalmente falsa. Invito a la mujer que informó de esta supuesta situación que lo haga a las autoridades judiciales, para que en un entorno seguro se reconozca mi correcto comportamiento. Y pueda defender mi derecho al honor”. Y aquí aparece otra mordaza y re-victimización de la mujer abusada, que el periodismo burgués llama acoso judicial, sometiendo a las víctimas o denunciantes mujeres a narrar y repetir públicamente los detalles del ultraje, casi siempre sin suficientes recursos económicos para costear abogados que confronten a los acosadores acusados, ellos sí con el suficiente poder económico para que los tribunales hagan valer contra las mujeres el carácter machista del Estado y sus leyes. ¿Y qué dijo el Moir o el Polo Democrático o el Pacto Histórico, frente a las denuncias de sus mujeres militantes por acoso sexual de parte de sus jefes? ¡Nada! Encubrieron la opresión a la mujer en sus organizaciones.
Convenios como el 190 de la OIT que habla de los derechos de las mujeres; penas mentadas en el Código Penal por el delito de acoso sexual; ley 1010 de 2006 que prohíbe el acoso sexual de los trabajadores; Sub-comisión de Género instalada por el Gobierno como parte de la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales para prevenir el acoso sexual en el ámbito laboral; Protocolo de Género promovido por el Presidente para evitar el acoso sexual en el Congreso; canales y líneas de atención de denuncias por violencia sexual; denuncias ante la fiscalía que remite los casos a los Centros de Atención e Investigación Integral a la Víctimas de Delitos Sexuales (Caivas) para la asesoría jurídica y atención psicológica… ¡todo esto es letra escrita sobre papel mojado! Todas son leyes, medidas e instituciones inofensivas frente el acoso sexual, si esa formalidad jurídica no se obliga a cumplir, con la fuerza de la lucha directa de las mujeres, con la fuerza del movimiento femenino, del movimiento obrero y del movimiento de masas.
La línea proletaria revolucionaria para enfrentar el acoso sexual a las mujeres
Si las mujeres burguesas son acosadas sexualmente por los hombres burgueses… si las mujeres pequeño burguesas —que explotan fuerza de trabajo pero también tienen que trabajar ellas mismas— son acosadas sexualmente por los hombres burgueses dada su cercanía social y por los hombres pequeñoburgueses… las mujeres obreras —quienes para vivir solo dependen de la venta de su fuerza de trabajo por un salario— son acosadas sexualmente por el patrón burgués y el pequeño burgués, por el mando medio y el supervisor, por el compañero de trabajo y el dirigente sindical, por el abusador en el transporte público, por el expendedor del mercadillo, por el casero y el celador, por sus propios parientes, por el machismo que transpira por todos sus poros la sociedad capitalista… ¡la mujer obrera es quien peor y más brutamente sufre el acoso sexual en la sociedad porque es chantajeada con el despido o la desmejora en sus condiciones de trabajo!
Incluso las organizaciones comunistas no pueden escapar a la perniciosa influencia de las ideas y prácticas machistas, sencillamente porque no son sectas, sino organizaciones cuya actividad política se desarrolla en medio de la sociedad capitalista. Pero los comunistas sí pueden hacer que, las ideas y prácticas opresivas contra las compañeras, no echen raíces, no sean admitidas ni consentidas dentro de sus organizaciones, enfrentándolas con educación, luchas y movimientos ideológicos, con sanciones incluida la expulsión cuando se manifiestan o defienden abierta o taimadamente. Diametralmente opuesto a la práctica de los partidos reformistas, en la Unión Obrera Comunista (mlm) no hay lugar para los opresores de mujeres, ni siquiera para las formas tenues de opresión a la mujer como el socarrón acoso sexual.
El comunismo no tiene recetas milagrosas para resolver los problemas del capitalismo, tales como la violencia del acoso sexual a las mujeres, pero sí arma a la clase de los proletarios, y especialmente a las mujeres obreras de una guía ideológica y política, y unas formas de lucha y de organización para enfrentar y transformar revolucionariamente esa situación.
La mujer trabajadora individualmente es impotente para enfrentar el acoso sexual. Pero cuando se une con sus compañeras de trabajo, con sus compañeros del sindicato, con sus amigas y vecinas del barrio o la vereda… entonces sube el volumen a su voz, aumenta la fuerza de su denuncia, pesa su exigencia sobre las leyes de papel.
Es cierto que la crisis actual del Movimiento Sindical por la errónea dirección politiquera y patronal de los jefes de las Centrales Sindicales, se manifiesta en la escasez de organizaciones sindicales, en la debilidad de las existentes y esto aumenta la desprotección de las compañeras frente alacoso sexual. Pero nada en el mundo nace de una vez hecho y derecho; todo se mueve de lo simple a lo complejo, de menos a más, del individuo a la organización. Y ahí está la clave para resolver el problema, sabiendo que no hay salvadores supremos, que solo el pueblo salva al pueblo, y las mujeres son parte importantísima del pueblo. La forma inicial y sencilla que le proponen los comunistas revolucionarios a las compañeras para iniciar la transformación de su impotencia individual en fuerza grupal, es la organización de Comités de Mujeres en la fábrica y empresa, en la clínica y el hospital, en la escuela, el colegio y la universidad, en el barrio, en el sindicato, en la cooperativa, en el equipo deportivo… En todas partes hay mujeres trabajadoras, en todas partes son ultrajadas y acosadas sexualmente, en todas partes se pueden organizar Comités de Mujeres.
Sabido es que en un comienzo, sobre todo en las fábricas y empresas, de inmediato serían víctimas de persecución patronal, por lo cual, lo recomendable inicialmente es organizarlos en secreto, con las compañeras de más confianza, con unas sencillas normas de funcionamiento que incluyan ventilar las denuncias en forma anónima por redes sociales y la búsqueda de relaciones sigilosas con otras compañeras afectadas por el mismo problema, y eso sí, con una consiga principal: ¡contra el acoso sexual y demás formas de opresión: organización de las mujeres!
Dos hechos espontáneos de las masas demuestran que por ahí es el camino para ponerle freno al acoso sexual y demás formas de opresión a la mujer. Primer hecho: a comienzos de noviembre del año anterior, los colectivos feministas organizaron una combativa y violenta movilización contra Transmilenio, inmediatamente después de conocida la denuncia de una violación a una joven en la estación de La Castellana; este es un ejemplo que debiera generalizarse: responder de inmediato a los actos de violencia contra la mujer, con acciones de violencia revolucionaria de las masas. Segundo hecho: a finales de diciembre pasado en una pizzería de Cartagena, una joven trabajadora era frecuentemente acosada sexualmente por su patrón quien intentaba besarla a la fuerza y tocar sus partes íntimas. La compañera discretamente grabó en un video la agresión sexual de su patrón, y lo echó a rodar por las redes sociales donde se hizo viral y sirvió “para producir la reacción de varias personas, quienes fueron hasta el local de pizza y le propinaron una tremenda golpiza al acosador, que de no ser por la presencia de la Policía hubiese terminado muy mal” 1
.
El portal Revolución Obrera está al servicio de todas las mujeres trabajadoras. Para amplificar las denuncias que pueden enviar a los correos o a las redes sociales del portal. Para contribuir en la información y educación sobre las causas históricas de la situación de la mujer, la necesidad de su completa emancipación como parte de la emancipación de toda la clase obrera. Y muy pronto, publicará una propuesta de Plataforma de Lucha para un Movimiento Femenino Revolucionario 2
, útil como guía para la organización de los Comités de Mujeres para que al mismo tiempo, éstos le den forma organizada a ese movimiento.
Notas:
1 https://www.colombia.com/actualidad/nacionales/jefe-recibe-tremenda-golpiza-en-cartagena-luego-de-que-empleada-lo-grabara-acosandola-382481
2 Para una mejor información, ver el Editorial Por un Movimiento Femenino Revolucionario: ¡Organizar Comités de Mujeres! https://www.revolucionobrera.com/editorial/mujeres-5/