En días pasados se realizó un acto conmemorativo del 8 de marzo Día Internacional de la mujer, aquí algunas de las palabras que algunos camaradas expresaron en este sencillo pero significativo evento.
Me pidieron los compañeros organizadores de este evento tan especial que leyera un poema. Una tarea difícil en momentos de tantos y tan conmovedores acontecimientos en Colombia y el mundo, que se hace imposible, porque como dijera alguien: Se va la poesía de las cosas y no las puede condensar mi alma.
Impotente para expresar todo lo que pienso y siento en el momento crucial que atravesamos juntos, pedí prestados o mejor, robé a mis amigos Miguel Hernández, el gran poeta español y al poeta obrero de la Pilsen Juvenal Herrera, cuando era, unos versos que traté de hilvanar en homenaje a la mujer y entrego hoy a ustedes con el corazón en la mano:
A las heroínas anónimas que no aparecen en los medios, pero que se afanan detrás de la máquina, el fogón, los hijos… cumpliendo la modesta pero gigante tarea de garantizar nuestra simiente; a las que además, presurosas se atreven a sumarse a la noble tarea de transformar el mundo; a las que cayeron luchando por sus sueños y sería imposible nombrar pero siguen viviendo en nuestros corazones; a las combatientes que marchan a la vanguardia de la lucha por las grandes transformaciones; a las que no están aquí pero se que se encuentran; a la mitad del cielo que se abre paso en la lucha feroz por escribir su impronta; a ustedes mis hermanas, mis hijas y mis nietas.
A Ustedes Compañeras y Camaradas
Del más hondo venero que agrieta mis montañas
he traído estos versos que son mi sangre viva,
que son el fiel reflejo de todas las mañanas
que almaceno en mi frente como en una mochila.
No están hechos de esperma ni de místicas tiaras,
ni de un rancio perfume de flores oprimidas,
ni son como las rimas de lobas cortesanas
con abulia burguesa de pasiones fingidas.
Son versos que robé pero que siento míos
porque dicen mejor lo que decir quisiera
como luz que se esparce alumbrando el vacío
como trueno de cantos y olores de victoria.
¡Sí! A pesar de la guerra delirante,
no amordazan los picos sus canciones,
y el rosal da su olor emocionante
porque el rosal no teme a los cañones.
Canciones de vida y esperanza
olores surtidos de ollas comunales
de arengas rebeldes que condenan:
la ignominia, las discriminaciones,
los golpes, los ultrajes,
las voces silenciadas, los cuerpos mutilados…
Canciones surgidas de voces estentóreas
de las bellas mujeres de mi pueblo
que afirman sus escudos en las primeras líneas
y levantan airosas su puño combativo.
Hermosa sinfonía de canciones y aromas,
de mundo sin cadenas, de amaneceres limpios,
de libertad sin nombre, de igualdad sin barreras,
de hermandad de quehaceres y propósitos nuevos.
¡Sí! He traído estos versos que son la sangre mía
escritos con toda la furia de mi raza,
con mi saliva amarga, con mi pasión ardida,
con mis puños templados en infernales fraguas,
con mis huesos rebeldes como una carabina,
con la arenga de Pedro fruteciendo alboradas,
con la voz de Ferreira sembrada en la manigua,
con el sol de tu rostro de niña y miliciana
y el fulgor de tus ojos de llamas clandestinas,
con tus manos armadas por la dulce esperanza
de forjar una estrella de lumbre colectiva.
Camarada JN
Los preparativos de guerra imperialista, ponen de presente la gran responsabilidad que recae sobre quienes por diferentes formas nos quitaron la venda de los ojos, y comprendimos que, para lograr el paraíso bello de la humanidad, solo es posible con la Revolución.
Hoy los que estamos reunidos, estamos convencidos de ello.
Como también de que una Revolución no será posible sin la participación decidida de las mujeres, especialmente de las proletarias, campesinas y las jóvenes luchadoras.
Ahora, cuando el futuro de la humanidad pende de unos poco parásitos capitalistas, que serán capaces de destruir la dos únicas fuentes de riqueza, la sociedad y la naturaleza, el mundo necesita de las mujeres de vanguardia como las que hoy se encuentran reunidas acá y las que nos están escuchando.
Es cierto que esta sociedad en descomposición, aplasta de mil y una manera a las mujeres, creando demasiadas cargas con las que pretenden minarnos, y hacernos perder el rumbo de lo que inevitablemente debemos hacer para lograr nuestra verdadera emancipación.
Pero compañeras ¿vamos a dejar que la burguesía nos ate las alas? ¿vamos a permitir que nos amordacen y nos impidan gritar ¡mujeres como esclavas nunca más!? ¿vamos a permitir que nos dividan con nuestros hermanos de clase para que así no seamos una fuerza poderosa que pueda destruir el reino de los explotadores?
Yo sé que no, porque las camaradas que hoy se encuentran aquí y las que también nos están escuchando, son mujeres de vanguardia, ya se han quitado las vendas y se han desatado las manos, no permitamos que lo vuelvan hacer.
La sociedad nos necesita al frente como jefes de la revolución, organizadas en el partido del proletariado, luchando hombro a hombro con nuestros camaradas hombres para erradicar cualquier manifestación burguesa de aplastarnos e impedirnos avanzar y así lograr el objetivo por el que hoy estamos reunidos aquí, el futuro luminoso del socialismo y el comunismo.
¡Viva la mujer combativa y revolucionaria!
Camarada C
Hoy, en esta conmemoración del Día Internacional de la Mujer quiero ofrecer un brindis por todas ustedes, compañeras, camaradas, amigas. Por todas las que comparten nuestras ideas y son nuestras bases de apoyo en la sociedad, ustedes son indispensables para poder realizar todos nuestros planes y tareas. Por todas las mujeres revolucionarias, mujeres de Partido que hoy se encuentran en este salón. Alcemos nuestras copas por todas aquellas que querían venir, pero no lo pudieron hacer por estar sometidas a la superexplotación capitalista para poder subsistir.
Hoy quiero recordar a aquellas mujeres luchadoras que el régimen mafioso encarceló en sus mazmorras. A aquellas que perdieron sus trabajos, sus ojos, sus vidas mientras se encontraban en las calles luchando contra el capital. A aquellas que fueron violadas y abusadas sexualmente por las fuerzas armadas del Estado burgués y empujadas, incluso, al suicidio. Brindo por las luchadoras de la India, de Turquía, Filipinas, Perú y demás países donde ofrendaron su vida y su libertad por la causa común del proletariado revolucionario. Brindo por todas ellas, por las que luchan hombro a hombro con sus camaradas; por las que estuvieron, por las que están y por las que se forman para empuñar en un futuro, la roja bandera de la clase obrera. Brindo por ustedes, camaradas, porque confío plenamente en que hoy renuevan su compromiso con la revolución proletaria, que hará caer sobre los verdugos del pueblo el peso implacable de la justicia popular, contra los criminales del Estado burgués terrateniente.
Brindo por la mujer combativa y revolucionaria, por la mujer que en su diario vivir, aporta a la construcción del Partido político del proletariado, dispositivo estratégico necesario para que las masas armadas destruyan el capitalismo, fuente de la pesada opresión que las mujeres, que son la mitad del cielo, cargan sobre sus espaldas.
A mis compañeros de lucha, quiero recordarles que detrás de todo gran revolucionario, no hay nadie, porque nuestras compañeras marchan a nuestro lado cargando la roja bandera de la lucha proletaria y es nuestro deber facilitarles todas las condiciones materiales para que puedan convertirse en las dirigentes comunistas que exigen estos tiempos.
Invito a que levanten y choquen sus copas, a que hagamos un brindis entre hermanos de clase por la mujer combativa y revolucionaria, ¡salud!
Camarada F