Todo joven revolucionario tiene una deuda pendiente con la historia del Movimiento Comunista Internacional, en defensa y promoción de los principios por los cuales miles de jóvenes guardias rojos de China, marxistas-leninistas-maoístas, entregaron sus vidas, pues los acontecimientos revolucionarios son continuamente tergiversados y denigrados.
Antes de comprender el porqué de la existencia de los guardias rojos, es necesario comprender el desarrollo del contexto en el que este movimiento aparece. Los guardias rojos o la guardia roja hizo parte del frente que se propuso evitar la restauración del capitalismo en China a través de la Revolución Cultural, para dar paso a un sujeto nuevo, superando problemas que no eran exclusivos de China, si no de trascendencia universal para el movimiento comunista contemporáneo[1].
Otro de los acontecimientos que dio origen a este movimiento sería el desarrollo dialéctico de la República Popular China, que traía consigo 40 siglos de feudalismo, la ruptura de las relaciones sino-soviéticas, causada por el revisionismo que se había apoderado del PCUS tras la muerte de Stalin. Además, la Guerra Fría y la latente amenaza de un bombardeo nuclear por parte de Estados Unidos jugaría un gran papel.[2]
Todos estos acontecimientos le hicieron comprender a Mao las contradicciones por las que pasaba el socialismo en China, pues bajo la dictadura del proletariado se heredan algunas costumbres del capitalismo y en el caso particular de China también del feudalismo, y esto se veía reflejado en las ideas e intereses de diferentes intelectuales, dirigentes, antiguos terratenientes y burgueses. Pues a pesar de que se haya derrotado a las clases reaccionarias económica y políticamente, sus ideas persistían, por lo cual la derrota de estas ideas pasó a ser algo principal para evitar la restauración del capital.
Es así como los jóvenes en China, que habían vivido ya 17 años de socialismo, de dictadura del proletariado, serían enormes aliados de la Gran Revolución Cultural Proletaria porque era la generación que menos tenía arraigada las ideas del pasado, decidirían darlo todo por la revolución y el pueblo atendiendo el llamado de Mao «Todos los intelectuales jóvenes que deseen hacer la revolución deben dejar sus humos a un lado, transformarse en alumnos voluntarios y aprender sinceramente de los obreros y campesinos, así como integrarse a ellos. Deben compartir la posición, los pensamientos y sentimientos de los obreros y campesinos, trabajar y vivir con ellos, querer y odiar lo que ellos quieren y odian, y pasar sus mismas penalidades. En la lucha por los intereses de los obreros y campesinos, deben despojarse de todo aquello que no sea proletario. Sólo de esta forma podrán ser revolucionarios verdaderos». (Rojas, La guardia roja conquista China 1968)
En China los administradores e intelectuales habían adquirido diferentes privilegios y por ende tenían preocupaciones distintas a las de las clases populares, ante esta condición Mao orientó que para ser un verdadero joven revolucionario debe de estar fundido con el pueblo, aprendiendo de él y ayudándole a desarrollar la consciencia socialista. El propósito de la educación sería crear un humano nuevo, que sea trabajador e intelectual, moral y físicamente apto.
Las universidades y escuelas aún en el socialismo situaron al intelectual y al trabajador en dos puntos distintos y si esto no se modifica la educación seguirá reproduciendo la desigualdad, pues el trabajo intelectual será visto como superior al trabajo manual, estimulando las aspiraciones individuales, pues el conocimiento se utilizará para alcanzar devoción y privilegios. Combatir esta división es el propósito de la educación socialista y fue el propósito de la Gran Revolución Cultural Proletaria.
Por eso la Guardia Roja apareció como una organización de masas, en la que estaban estudiantes de escuelas, universidades y algunos profesores, que continuamente habían denunciado los métodos burgueses de educación, y que tras la asamblea de estudiantes revolucionarios en la escuela anexa a la Universidad de Chingjua y el Dazibao difundido a través de la prensa clandestina rebelde, en la que denunciaban el revisionismo en esta institución, y el revisionismo de algunos miembros del Partido Comunista, se generalizaría esta forma de organización en todo el territorio de China, creando núcleos en todos los establecimientos de enseñanza. Aquí una parte del documento, extraída de China, una revolución en agonía 1978, Rojas
Los guardias rojos, que a menudo vestían un uniforme verde (aunque no era una regla general), llevaban un brazalete en el hombro con caracteres amarillos que decían «Hong Wei Bing» (Guardia Roja). En el borde del brazalete se encontraba el nombre de su destacamento y el del establecimiento al que pertenecían. Sus edades oscilaban entre los 12 y 30 años. Estaban en las comunas, ciudades y veredas transformando la educación y el trabajo, sirviendo al pueblo de todo corazón, creando comités del Partido, aprisionando traidores de la revolución, sometiendo al escarnio público a los reaccionarios y destituyendo a revisionistas de sus cargos, vigilando junto a las masas los dirigentes para evitar que las ideas del pasado crecieran.
Aunque la propaganda burguesa los presenta como organización armada, de tipo militar, su actividad principal era de tipo político, pues su fin era sublevar la sociedad para evitar el peligro de la restauración del capital. Las voces de los jóvenes empezaban a tenerse en cuenta, y se normalizaba increpar, hablarle alto y sin miedo a los dirigentes, se podía hacer la crítica libremente, y así las ideas revolucionarias llegaron a todos los rincones de China, sobre todo a aquellos donde el movimiento revolucionario había sido débil.
—«Por eso es que ahora soy guardia rojo —me dijo Yeh—; porque un grupo de miserables revisionistas quiere volver al pasado en el que vivió mi familia, y eso, yo, y los que son como yo, más del 70% de los campesinos, no lo permitiremos jamás… para eso estamos los guardias rojos». (Rojas, La guardia roja conquista China 1968)
Gracias a los jóvenes, a la Gran Revolución Cultural Proletaria y a Mao artífice de las ideas y verdades que inspiraron a miles de comunistas en todo el mundo la restauración del capitalismo en la URSS no significó la bancarrota del comunismo, y se avanzó en la comprensión de la lucha de clases, la estrategia y la táctica revolucionaria, dándole al marxismo nuevos y valiosos aportes.
Tras la derrota del socialismo en China el nombre de los guardias rojos ha sido ensuciado, sus aciertos como sus errores han pretendido ser enterrados por la historiografía burguesa, simplificando y tergiversando los hechos. Pero los revolucionarios que buscamos la verdad, la encontraremos, y la defenderemos como hacemos en este breve artículo y aprendiendo de los hechos hablaremos cada vez más fuerte, llegaremos a todos los rincones y juntos enterraremos de una vez y por todas a los burgueses, imperialistas, terratenientes, sionistas y traidores de Colombia y el mundo
[1] (Daubier 1976)
[2] (Rojas, La guardia roja conquista China
1968)
Bibliografía
Daubier, Jean. Historia de la revolución cultural proletaria en China. Siglo XX Editores, 1976.
Rojas, Robinson. China, una revolución en agonía. Barcelona: Martínez Roca, 1978. La guardia roja conquista China. Madrid: 2cuadrados, 2021