A regañadientes y presionadas por las bases, las direcciones de las Centrales Obreras en Brasil convocaron para el mismo día de la inauguración de la Copa América, la realización de una “Huelga General” contra el gobierno del reaccionario Jair Bolsonaro y sus medidas económicas y políticas contra los trabajadores. “Huelga general” entre comillas, porque no fue la huelga general económica de los anarquistas contra los patrones individuales, sino una Huelga Política de Masas contra el Estado representante de las clases dominantes en Brasil.
El punto central de la huelga fue el llamado a oponerse a la Reforma Pensional impulsada por el gobierno, que busca aumentar la edad de jubilación en hombres y mujeres. A esta consigna se suman otras como la lucha contra el recorte del presupuesto en Salud y Educación, contra la criminalización de las protestas, por el derecho de organización, manifestación y huelga, contra la reforma laboral, y en general contra el gobierno lacayo que busca imponer a sangre fuego las órdenes de sus amos yanquis.
El futbol, una pasión que mueve masas en todo el mundo, no puede escapar de la esfera de la política. La Inauguración de la Copa América fue, al igual que la Copa del Mundo pasada, un acontecimiento utilizado por el gobierno de Brasil para envolatar y distraer la atención de las masas de sus problemas reales, usando el deporte como un adormecedor de la conciencia del pueblo. La popular frase de pan y circo para las masas, se ha puesto nuevamente en boga, pero aún peor, pues ya ni si quiera pan; solo circo para las masas, para adormecerlas mientras ponen en marcha sus políticas contra quienes todo lo producen en esta sociedad.
Pero esta vez el truco no les funcionó; cerca de 45 millones de trabajadores, según cifras de las centrales obreras, se adhirieron a la huelga en más de 300 ciudades de todos los Estados del país. Varios medios de comunicación y portales digitales reportaron enfrentamientos y barricadas en al menos 200 ciudades. En Sao Paulo y Río fuertes enfrentamientos acompañaron la inauguración de la Copa donde fueron varios los detenidos y judicializados.
La Huelga fue todo un éxito; pero claro, no es suficiente con parar un día; los obreros y campesinos en Brasil, como en el resto del mundo deben saber que hay que ampliar la lucha a una gran Huelga indefinida de carácter político, que por su fuerza afecte la economía y el bolsillo de los ricos, y obligue al Estado como su representante, a retroceder en sus políticas antiobreras y antipopulares. Como bien lo dicen los compañeros de Liga Operaria de Brasil en su comunicado del viernes 14 de junio: “La huelga del día 14, aunque no ha sido convocada por tiempo indefinido, debe servir como un ensayo para la preparación de una gran huelga general por tiempo indeterminado. Para ello es tarea de todos los luchadores de nuestro pueblo demócrata, clasistas y revolucionarios apoyarla y elevar la conciencia de esa gran necesidad de unificar todas las acciones contra los ataques a los derechos del pueblo”.
La burguesía y todos sus agentes, convierten el deporte, en este caso el futbol, en un instrumento para oprimir y adormecer a la población, para nublar su horizonte, para envolatar su lucha. Y es papel de los revolucionarios contrarrestar esta actuación; por ello, haber convocado esta huelga precisamente el día de la inauguración fue muy acertado, y los revolucionarios con seguridad lo aprovecharon para llevar a las masas la conciencia de que hay que mirar más adelante, que poner freno a las políticas del reaccionario Bolsonaro es acertado, pero es solo una parte de la lucha; y que este combate debe servir de ejercicio para las batallas decisivas por desterrar para siempre este oprobioso mundo que se levanta sobre la explotación del hombre y la destrucción de la naturaleza.
