Manifestación en Turquía en Solidaridad con Gaza y en contra del genocidio
Ya casi se cumplen 90 días del asedio sistemático del Estado sionista de Israel en contra de Palestina. El pueblo palestino ha sufrido tres meses de constantes bombardeos, asesinatos, desplazamientos forzados; destrucción de sus escuelas, hospitales, viviendas, templos… a manos de los ocupantes sionistas de Israel, quienes son patrocinados —principalmente— por el imperialismo yankee, y secundados por potencias pro-estadounidenses como la Unión Europea y los demás países lacayos y socios de sus intereses.
El mundo árabe, con su silencio y pasividad desde los gobiernos, también se ha vuelto cómplice del genocidio que se está cometiendo. Asimismo, los gobiernos «progresistas» o reformistas —en su gran mayoría— no pasan de declaraciones altisonantes, pero no toman medidas contundentes; un ejemplo de ello es el gobierno de Gustavo Petro, en Colombia, que no ha sido capaz de romper relaciones económicas, políticas y militares con el genocida Estado de Israel.
Para el 2 de enero de 2024, en la Franja de Gaza y Cisjordania han sido asesinadas 22.301 personas y 61.519 han sido heridas desde el 7 de octubre del 2023, según el Boletín de la Embajada del Estado de Palestina, de Buenos Aires. También informa que estas son las cifras de las personas que logran ser llevadas a los hospitales que aún quedan en pie, sin embargo, existe un número indeterminado de víctimas que todavía se encuentran bajo los escombros y 7000 desaparecidas, entre las que se encuentran 4000 niños. De esas cifras terribles, 8663 son niños asesinados, 6200 son mujeres y 695 son ancianos. 1,9 millones de palestinos han sido desplazados, entre los que se cuenta el 85 % de la población de la Franja de Gaza. El 60 % de las viviendas han sido destruidas; incluso, los hospitales han sido blanco de las bombas sionistas, el más reciente fue el hospital Al-Amal, administrado por la Media Luna Roja Palestina en la ciudad de Khan Younis, al sur de Gaza; este lugar servía de refugio a 14.000 personas desplazadas y en él resultó asesinado, entre otras víctimas civiles, un bebé de apenas una semana de nacido.
De un lado se encuentra el Estado artificial de Israel con miles de millones de dólares invertidos en el negocio armamentístico y en agencias criminales de inteligencia; bajo el mando del imperialismo yankee, tienen como objetivo militar a civiles desarmados e instalaciones no bélicas. ¡Sin duda es un genocidio! Del otro lado está el pueblo palestino, que ha logrado organizar la Resistencia de unos cuantos grupos armados que, con un bajo presupuesto y con el apoyo de las masas, repelen la embestida sionista y han tenido grandes logros en cuanto a bajas de militares y destrucción de tanques y retroexcavadoras, entre otros objetivos contra el ejército sionista ocupante. ¡Es una forma de Guerra Popular!
Por añadidura, el sionismo está desprestigiado incluso en el propio Israel, donde un sector del pueblo se ha manifestado en contra de la masacre y la ocupación de Palestina, pues ya empieza a tener impacto la verdad sobre los hechos del 7 de octubre en los que el ejército de Israel —encabezado por el carnicero Netanyahu— disparó contra sus propios civiles desarmados, siendo los principales ejecutores de la masacre al seguir al dedal la Directiva Hannibal, según la cual las fuerzas de Israel están autorizadas para disparar contra sus propios militares y civiles para que no sean capturados por las fuerzas rebeldes y de resistencia palestinas.
Desde el 7 de octubre del 2023, no se han detenido las manifestaciones de apoyo al pueblo palestino y de rechazo al genocidio que los sionistas están cometiendo en esa región del Medio Oriente. Marchas, mítines, bloqueos, boicots… unas pequeñas, otras masivas. La escritura, los recursos audiovisuales, el arte han sido parte de las herramientas usadas por las masas populares para expresar su descontento con la masacre. «¡No es una guerra, es un genocidio!» es la consigna que se generalizó a nivel mundial, y con mucha razón, pues es un ataque aniquilador de parte del ocupante sionista contra el pueblo palestino.
Todas estas condiciones objetivas deben ser aprovechadas por el pueblo para dividir aún más a las clases dominantes sionistas y, en general, a la burguesía de Israel y a los imperialistas; y para detener ya el genocidio del que es víctima el pueblo palestino. Avanzar en este objetivo inmediato servirá, sin duda, para reagrupar las fuerzas revolucionarias en Palestina y preparar nuevas ofensivas contra los sionistas de Israel.
Los bombardeos y la ocupación del sionismo de Israel no se detiene, tampoco la heroica resistencia armada del pueblo palestino. Asimismo, las manifestaciones de apoyo no deben detenerse, no se puede dejar de hablar de Palestina, se debe mantener la solidaridad con el pueblo palestino y el rechazo mundial al genocidio.
Es imperativo que las masas palestinas y árabes, en general, organicen sendos Partidos Comunistas Revolucionarios basados en el mlm que les permitan dirigir una verdadera Guerra Popular, con el fin de establecer una Palestina Socialista en la que los palestinos dirijan la sociedad según la voluntad de su propio pueblo en armas, única garantía que tienen para extirpar la injerencia de los sionistas y de todo tipo de imperialistas en su sociedad.