GALIZA: Sobre la Conferencia Maoísta Unificada (CIMU) CCPCMG

GALIZA: Sobre la Conferencia Maoísta Unificada (CIMU) CCPCMG 1

Publicada en Dazibao Rojo, 2 de junio 2022

Sobre la Conferencia Maoísta Unificada (CIMU)

En primer lugar, debemos felicitar al comité organizador de la Conferencia Maoísta Unificada (CIMU) por hacer público el texto que será el principal documento de discusión sobre la base de la unidad internacional. La publicación de este documento posibilita que los diversos partidos y destacamentos comunistas tengamos la oportunidad de exponer públicamente nuestra posición, dando a conocer los importantes temas de estudio del Movimiento Comunista Internacional (MCI) en este momento histórico.

“Como esta crítica en general representa una clase, sólo puede representar a la clase cuya misión histórica es destruir el modo de producción capitalista y abolir definitivamente las clases, es decir, sólo puede representar al proletariado”.

Karl Marx. Palabras finales a la segunda edición alemana de El Capital. 1872.

“Solo después de haber desarmado a la burguesía, el proletariado, sin traicionar su misión histórica universal, podrá convertir cualquier clase de armas en basura en general, y sin duda lo hará, pero solo entonces; de ninguna manera antes”.

V. I. Lenin. El programa militar de la revolución proletaria. 1916.

“Basado en un profundo estudio crítico de las condiciones económicas y políticas de Rusia, el carácter de la burguesía rusa y la misión histórica del proletariado ruso, Lenin, desde 1905, llegará a la conclusión de que, debido al alto grado de la conciencia de clase del proletariado, y dado el desarrollo de la lucha de clases, cualquier lucha política en Rusia se convertiría necesariamente en una lucha social contra el orden burgués”.

António Gramsci. La Obra de Lenin. 1918.

“Cuando las clases hayan desaparecido, los instrumentos de la lucha de clases -los partidos políticos y el aparato estatal- perderán por tanto su razón de ser, dejarán de ser necesarios y desaparecerán paulatinamente, después de cumplir su misión histórica. El desarrollo de la humanidad habrá alcanzado entonces un grado superior”.

Mao TseTung. Sobre la Dictadura de la Democracia Popular. 1949.

“9. Servir al desarrollo del proletariado peruano como parte de la clase obrera internacional, la formación y fortalecimiento de verdaderos partidos comunistas y su unificación en un movimiento comunista internacional revivido guiado por el marxismo-leninismo-maoísmo; todo para que el proletariado cumpla su gran misión histórica como última clase”.

PCP, Base de la Unidad Partidaria. 1988. Capítulo: III Programa y estatutos. Apartado: “Programa General de Revolución Democrática», punto número 9.

Prólogo.

El Comité de Construcción del Partido Comunista Maoísta de Galiza se fundamenta en el marxismo-leninismo-maoísmo como síntesis de la experiencia del Movimiento Revolucionario del proletariado de diferentes países, del Movimiento Comunista Internacional desde su nacimiento hasta la actualidad. Durante las luchas del proletariado y las masas oprimidas de los siglos XIX y XX, los autores revolucionarios y militantes comunistas Karl Marx, Vladimir Lenin y Mao Zedong, estudian, cuestionan, experimentan y teorizan este saber de la lucha y guerra entre clases sociales a lo largo de la historia, con el fin de establecer una nueva ciencia. Una ciencia que permite comprender la historia tanto de las sociedades humanas como de la humanidad en su conjunto. El nombre de esta ciencia es marxismo-leninismo-maoísmo y es una guía indispensable para poder realizar una práctica social consciente, para crear el movimiento revolucionario del proletariado y, por tanto, es indispensable para conquistar el poder político, para la emancipación de la humanidad y para poder levantar la humanidad querida por el comunismo. Marx, Lenin y Mao son los principales padres del marxismo-leninismo-maoísmo. Junto a él, Engels y Stalin forman la base sobre la que nos encontramos. Son los grandes maestros del proletariado. Además, hay grandes revolucionarios como Gonzalo, Mazundar y Kaypakkaya, con una originalidad, profundidad científica y trascendencia histórica, fundamentales en el marxismo-leninismo-maoísmo.

“Sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario”, escribió Lenin en su famoso libro ¿Qué hacer? A lo largo de la historia, las clases oprimidas y los sectores sociales «marginados» se han levantado contra la explotación y han iniciado luchas, revueltas y guerras justas contra sus opresores. Pero sin el marxismo-leninismo-maoísmo no puede triunfar el triunfo de las justas luchas de obreros y trabajadoras, de campesinos y campesinas, o la justa lucha por la liberación nacional de los pueblos oprimidos, porque no tienen la ciencia que nos permita crear conciencia en grandes masas, ni crear el Partido, ni el Ejército Popular, ni el Frente, ni crear el Nuevo Poder, y por tanto sin todo esto, sería imposible construir una sociedad socialista.

1) Marxismo-Leninismo-Maoísmo. Sobre el “principalmente Maoísmo”.

Desde nuestra perspectiva, la “Declaración de Política y Principios” para CIMU debería cambiarse en varios puntos. Empezando por que es una constante en este documento seguir la fórmula de “principalmente maoísmo”. Esta expresión encierra dos importantes peligros que nos han llevado a perder el rumbo si no tenemos cuidado. El primer peligro es que nos dejemos llevar por las formas repetidas de la memoria que son más propias de la religión que de la ciencia del proletariado. Aprenderse una frase de memoria no es comprender, y menos interiorizar, el marxismo-leninismo-maoísmo. Las grandes frases, las consignas, etc., tienen su lugar en una revolución, pero no son lo principal, ni lo primordial, ni lo esencial. Lo esencial es la ciencia del proletariado, la conciencia de la historia de la humanidad como un largo camino de lucha entre clases, y también la conciencia de la necesidad de cumplir la misión histórica del proletariado: la dictadura del proletariado, el socialismo, la abolición de las clases sociales bajo el comunismo. Esta es la cosmovisión particular del socialismo científico, es la cosmovisión del proletariado revolucionario. Porque esta particular visión es la base de la Nueva Cultura Proletaria.

El marxismo se compone de tesis científicas sobre las sociedades humanas en diferentes épocas. Estas tesis pueden evolucionar gracias al estudio y la práctica social consciente, a través del trabajo de masas que crea nuevas relaciones sociales, transformando la teoría revolucionaria en práctica, hasta convertirse en un Nuevo Poder, una nueva ley y, en definitiva, a través de la guerra popular, un nuevo Estado, ha nacido.

La otra razón para no utilizar la fórmula “especialmente el maoísmo” es que nos dificulta comprender que en todo avance de la ciencia del proletariado hay una continuidad y una ruptura al mismo tiempo. En Lenin y Stalin tenemos una continuidad y una ruptura con respecto a Marx y Engels en cosas estratégicas para la revolución proletaria mundial, como la importancia de las luchas de los pueblos colonizados o, a nivel filosófico, encontramos que Lenin integra en Materialismo dialéctico la cuestión de las condiciones internas y externas de los fenómenos sociales y también en el movimiento de la naturaleza. En Lenin tenemos la teoría del Partido del proletariado de Nuevo Tipo que no fue elaborada por Marx, ni por Engels. Si la “conciencia del proletariado” juega un papel preponderante en Marx y Engels, en ciertas obras fundamentales de Lenin (como en el ¿Qué hacer?), la “conciencia”, el “factor consciente”, adquiere un protagonismo nunca antes visto antes en el marxismo. Si para Marx, para Engels y para el Partido Bolchevique antes de la Revolución de Octubre los sindicatos serían el instrumento administrativo con el que dirigir la economía, para el Lenin de 1918 ya está claro que los sindicatos obreros en Rusia no son un instrumento adecuado para dirigir la producción industrial de la Rusia soviética. La ruptura y continuidad es una constante en la historia del marxismo, tal como sucede con las ciencias naturales de la academia burguesa, donde también se da este proceso de ruptura y continuidad. Toda esta exposición nos lleva a comprender por qué es correcto el término “marxismo-leninismo” y no simplemente “leninismo”, o “marxismo-leninismo principalmente leninismo”.

De la misma manera en Mao Tsetung también encontramos ruptura y continuidad en relación con Marx.

Si en Lenin la conciencia es protagonista, en Mao también. Si en Lenin entran en escena lo interno y lo externo, en Mao asumen un papel protagónico.

Si Marx solo pudo estudiar las revoluciones burguesas y un primer intento de revolución proletaria como la Comuna de París, Mao podría estudiar la experiencia soviética, las luchas de liberación de las colonias, la revolución china, etc. Si Lenin se encuentra con unos soviets que nacen espontáneamente o, cuando Lenin considera el “doble poder” como una particularidad de la revolución proletaria en Rusia, Mao tiene que crear conscientemente el “Nuevo Poder” y puede identificar este “Nuevo Poder” como una necesidad. revolución universal.

Si Lenin nos da los trazos del Partido Nuevo Tipo, Mao nos da una descripción detallada de cómo construir el partido con cosas como, cómo debemos tratar las tendencias liberales, la línea política, los cuadros, el trabajo de masas, línea de masas, etc, etc.

Además, gracias a su propia experiencia práctica, Mao pudo elaborar la teoría militar del proletariado: la teoría de la guerra popular prolongada. Con el descubrimiento de la guerra popular Mao rompe con la visión insurreccional que corresponde históricamente a las revoluciones burguesas pero no a la revolución proletaria. Con esta ruptura viene otra con su tesis de que la época de las revoluciones burguesas ha terminado históricamente, por lo que en los países atrasados (semifeudales) es el proletariado “como clase dominante”, unido al campesinado “como clase principal”, son los que hay que cumplir la misma misión histórica de superación del feudalismo que la burguesía cumplió en los países del centro imperialista durante la época histórica de las revoluciones burguesas.

La necesidad de movilizar a las grandes masas en revoluciones culturales es otro ejemplo de ruptura con la visión más lineal de la historia que tenía el marxismo en ese momento. En Mao podemos ver claramente esa característica contradictoria de continuidad y ruptura con la anterior, que es una constante en el marxismo, en el MCI.

Desde esta perspectiva, fórmulas retóricas como “principalmente maoísta” no sólo son ajenas al marxismo, sino que son un ingrediente distorsionador de la lógica interna de la ciencia del proletariado, del propio marxismo. Un elemento que distorsiona la racionalidad absoluta de la teoría revolucionaria del proletariado.

Para comprender realmente la teoría revolucionaria, debemos prestar atención al punto de Lenin sobre la teoría revolucionaria como una «guía para la acción». Entonces la teoría revolucionaria nos debe indicar que es una prioridad en nuestro trabajo en cada momento. Si partimos de la “conciencia” como factor subjetivo fundamental para llevar a cabo la revolución proletaria, tenemos dos caminos posibles para poder darle protagonismo en nuestra teoría. Estos caminos son el de la filosofía o el de las ciencias sociales del Materialismo Histórico. Profundizar en la filosofía implica pasar a las categorías filosóficas de “en sí”, “clase en sí” y de, “para sí”, “clase para sí”. Apoyarnos en el materialismo histórico nos lleva a darle más protagonismo al sujeto histórico, a las clases sociales.

Si la clase obrera es el resultado inevitable del nacimiento de las sociedades capitalistas, el proletariado revolucionario es el resultado del nacimiento del proletariado consciente. Un proletariado armado con el marxismo y contando con su Partido. El Partido es el instrumento que transforma la conciencia en “un ser social”, en algo tan real que es una relación social entre diferentes personas como cualquier otra relación social objetiva. Por lo tanto, la conciencia no es algo espontáneo que pueda darse en la propia lucha económica o en las distintas demandas inmediatas de las grandes masas. Podemos decir que la conciencia y el mismo proletariado revolucionario son una creación histórica de la ciencia del proletariado, del marxismo.

Si estudiamos la historia misma de la lucha de clases, vemos cómo la construcción del Partido sólo puede realizarse sobre la base de la línea política correcta, desde un núcleo central fuerte que debe crear organismos para realizar el trabajo de masas. Vemos también como la construcción del Partido es la creación del Movimiento del Proletariado Revolucionario, se expresa como la unión entre la vanguardia y las amplias masas. Podemos desarrollar esta tesis sobre la base de que la construcción del Partido es lo mismo que la constitución del proletariado como proletariado revolucionario, algo que se produce gracias a su Partido Comunista y al Movimiento del Proletariado Revolucionario. La constitución del proletariado revolucionario como sujeto consciente es también el nacimiento del primer y único sujeto histórico consciente de la historia.

Como vemos el marxismo-leninismo-maoísmo es el resultado de una sucesión de ruptura y continuidad con Marx, pero la realidad es que la continuidad es primordial. En cambio, si comparamos las tesis de Marx con la ciencia burguesa, en este caso prevalece la ruptura. Al respecto, tenemos que proponer redactar la parte de la Sección “II.2 El Proceso de la Revolución Mundial” donde se afirma que Marx y Engels “cosechan lo mejor” de “…la filosofía clásica alemana, la economía política inglesa…”. De hecho, lo que hacen Marx y Engels no es simplemente “cosechar” lo mejor de la ciencia burguesa, sino llevar a cabo una crítica de la ciencia burguesa para superarla y apoyar la ideología del proletariado.

2) Sobre la contradicción principal.

El documento del Comité CIMU trata la tesis de la “contradicción históricamente principal” pero el desarrollo de esta tesis es confuso.

Una forma de abordar este tema es enfocarse en el hecho de que las contradicciones sociales son dinámicas internas dentro de cada pueblo pero que están bajo la influencia de factores externos. Aparte de esto, en la época del imperialismo está el fenómeno de la lucha de clases a nivel mundial.

Para determinar cuál es la principal contradicción tenemos que determinar cuál es la contradicción que inevitablemente conduce a la guerra.

Dentro de cada país, la contradicción entre las diferentes clases sociales es la principal contradicción en la mayor parte de la historia de cualquier pueblo. Es precisamente por eso que las clases sociales son sujetos históricos.

La época del imperialismo es la época de la revolución proletaria. Esto significa que incluso en países económicamente atrasados, donde la población campesina vive en una sociedad semicolonial y semifeudal, la superación del feudalismo a través de una revolución solo es posible si el proletariado es la clase dominante. También significa que será el resultado de la guerra entre el proletariado y la burguesía a nivel mundial lo que finalmente determinará el futuro de la humanidad. Pero esto no entra en conflicto con el estudio de qué contradicciones han llevado a la guerra en el mundo en cada período de tiempo concreto.

El estudio de la historia es lo que nos permite ver cómo la contradicción entre el imperialismo y los países semicoloniales fue la contradicción que más veces llevó a la guerra, siendo por tanto la principal contradicción durante la mayor parte del tiempo que pasamos en el imperialismo capitalista. Sin embargo, durante la Primera Guerra Mundial, la contradicción interimperialista fue la principal contradicción. También hay que señalar que durante la Segunda Guerra Mundial la contradicción entre el proletariado y el fascismo fue temporal y tácticamente la principal contradicción mundial y eso fue precisamente lo que dio sentido a la alianza de la URSS con los Estados Unidos y el Reino Unido, que eran grandes potencias imperialistas.

3) Sobre el Maoísmo.

No compartimos la fórmula de “imponer el maoísmo” [II.4. Movimiento Comunista Internacional] porque no esclarece la complejidad de la lucha ideológica entre los sectores obreros avanzados, los sectores estudiantiles más combativos, los campesinos avanzados, los diferentes movimientos independentistas, etc. No podemos imponer el marxismo-leninismo-maoísmo al pueblo, pero debemos “elevar” la conciencia del pueblo, a través de la conciencia de su existencia social gracias precisamente al marxismo-leninismo-maoísmo.

Otro punto importante es el hecho de que podemos determinar tendencias históricas pero no podemos saber si estas tendencias históricas deberían alcanzar su punto máximo en un período determinado de, digamos, 50, 100 o 200 años. Determinar los años es una especulación que puede ser útil como “licencia poética” en una determinada exposición por razones didácticas, pero es imposible determinar cuánto durará el período de confrontación entre el proletariado y la burguesía.

El documento para CIMU utiliza varias veces el término “tercer mundo”. Un término que no ayuda a aclarar. Sería preferible una terminología más real. Países económicamente atrasados, países semicoloniales, países periféricos o, “naciones oprimidas” como se dice en otras partes del citado documento, entre otros términos que pueden expresar mejor la realidad social objetiva del mundo actual.

“…las naciones oprimidas constituyen la base” de la revolución proletaria mundial. [I. Introducción]

“Los países del tercer mundo de Asia, África y América Latina, como señala el Presidente Mao, son zonas de cambio revolucionario y base de la revolución proletaria mundial…” [II.3. Situación Internacional]

La base de sustentación de la revolución proletaria mundial sólo puede ser un estado popular de Nueva Democracia o un estado socialista, pero en este momento histórico el proletariado no tiene un estado y esto significa que la revolución proletaria mundial no tiene ni siquiera una base de apoyo.

Recién ahora en los países semicoloniales de Asia, África y América Latina, la lucha de clases ha alcanzado la forma políticamente superior de la lucha entre clases, transformándose en guerra abierta, guerra de liberación nacional o guerra popular. Pero esto no quiere decir que la misión de los destacamentos del M-L-M de los países del centro imperialista tenga que ser un simple apoyo a las guerras populares de la periferia, sino que estos destacamentos del centro imperialista deben trabajar por la construcción del Partido en cada uno de sus países.

4) La tesis de una única superpotencia mundial.

“…el imperialismo yanqui es la única superpotencia hegemónica”. [II.3. Situación Internacional – Tercera Contradicción]

“…no se puede hablar de ‘bloques imperialistas’, eso es revisionismo”. [II.3. Situación Internacional – Tercera Contradicción]

Y ahora lo más importante, en este documento que nos ocupa se defiende la tesis de que Estados Unidos es la única superpotencia imperialista actual y que defender que el mundo se divide en bloques imperialistas es revisionismo. Nuestra discrepancia al respecto no puede ser mayor.

Primero, debido a la situación de la década de 1990, Estados Unidos está en un claro declive, mientras que China y Rusia están en ascenso. Si Estados Unidos gasta tres veces más en armamento que su competidor China, la formación de un bloque con Rusia, Pakistán, Irán y otros estados podría igualar sus fuerzas militares con las del bloque de la OTAN en unos años.

La influencia de China y Rusia en África y Asia solo aumentará. En América Latina, aunque mucho más lentamente, también aumenta la influencia china y rusa, aumentan las propiedades de las empresas chinas y poco a poco, los países latinoamericanos entrarán también en la división mundial del trabajo diseñada por la burguesía china.

En la década de 1990 había un claro dominio de Estados Unidos como gran imperio mundial, pero ahora mismo podemos ver las mismas tendencias generalizadas hacia el militarismo, un rearme de todos los estados, un aumento del gasto para preparar la guerra, la formación de alianzas y bloques imperialistas. Podemos ver cómo la tendencia conduce a la creciente importancia de la contradicción entre las diferentes burguesías a nivel mundial. Un enfrentamiento que cada día cobra importancia y que es una tendencia que terminará llevando al mundo a una nueva guerra mundial entre los bloques imperialistas, de lo contrario triunfará la revolución proletaria mundial. Como dijo Mao “…o la revolución detiene la guerra o la guerra traerá la revolución”.

Como podemos ver, es una situación similar a lo que sucedió antes de la Primera Guerra Mundial. Una situación en la que pesa aún más la tendencia a la guerra interimperialista, que se convierte en una guerra interimperialista abierta y no antifascista, por mucho que el revisionismo insista en buscar similitudes con la Segunda Guerra Mundial.

Un escenario como el de la Primera Guerra Mundial es una coyuntura en la que la independencia política del proletariado es un factor de gran importancia. También implica que el Movimiento Antifascista no tiene una importancia estratégica. Por tanto, el Movimiento Antifascista de cada país debe recibir más o menos atención de los comunistas, según cada caso concreto.

El proletariado mundial debe oponerse con todos los medios a las guerras interimperialistas, sabiendo al mismo tiempo que incluso iniciar esta guerra entre bloques imperialistas no hace imposible la revolución, pero esta guerra puede crear vacíos de poder que el Partido Comunista puede aprovechar.

5) Las guerras populares actuales.

“…al inicio, desarrollo y coordinación de las guerras populares en el mundo…” [I. Introducción] Otro apartado de este documento habla de la coordinación de las guerras populares mundiales. Este tema no debe ser abordado públicamente pero una vez que está ahí, tenemos que dar nuestra opinión.

En primer lugar, tenemos que decir que no es realista que las guerras populares en el mundo puedan ser coordinadas por personas que solo conocen a cabalidad la realidad social de su país y cuando además estamos en un momento en el que intentamos sentar las bases de una organización que todavía tiene que ganarse una autoridad política Internacional. Una organización en la que lo más probable es que no cuente con un miembro que tenga experiencia en dirigir un ejército en una guerra popular, nosotros sacamos como conclusión que esto no se puede planificar en este momento.

Que en este momento las guerras populares estuviesen dirigidas centralizadamente no aportaría nada positivo para la revolución, porque sería totalmente imposible que alguien que no sea de la India pueda mejorar la estrategia y las tácticas militares que hoy emplea el EGPL y, lo mismo puede ser dicho para cualquier otro país. Nuestro trabajo de apoyo a la revolución en la India incluye críticas a su línea política, pero es absurdo pensar que desde fuera podemos aportar algo positivo a la actividad militar del Ejército del Pueblo Indio (EGPL). Lejos de criticar la línea general, de criticar una determinada declaración, o de criticar su posición política sobre un determinado tema (negociaciones, religiones, treguas, etc, etc.), además de dar a conocer entre el proletariado de nuestros países la lucha de la EGPL, movilizaciones entre el proletariado consciente, buscar apoyo para los pueblos de la India en los intelectuales y organizaciones democráticas o, como mucho, ayudar a movilizar a los migrantes de la India en Europa, realmente no podemos aportar nada más mientras no tengamos una república socialista que pueda servir como una base para el apoyo de la Revolución Proletaria Mundial.

6) Los sindicatos.

“El proletariado en su lucha por las reivindicaciones genera el sindicato y la huelga, que no solo son el instrumento de la lucha económica sino también ‘forjan la clase para las grandes batallas por venir’”.

Los sindicatos son instrumentos históricamente necesarios para la clase obrera. Entre otras cosas, las personas políticamente más avanzadas suelen participar en los sindicatos, por lo que puede ser importante que un destacamento comunista tenga presencia en los sindicatos.

Pero el problema es que en muchos países del centro imperialista los destacamentos comunistas olvidan algunas tesis muy importantes del marxismo sobre los sindicatos. Una de estas tesis es que el sindicato es la forma más primitiva de organización de la clase obrera. Muy fácilmente olvidamos lo que nos dijo Lenin en ¿Qué hacer? “La política sindicalista de la clase obrera es la política burguesa de la clase obrera”. No se trata de no participar en sindicatos, sino de entender que la vanguardia no debe dedicarse al sindicalismo. El sindicalismo transforma las células del partido y los comités de un destacamento comunista en sindicatos. Pasamos de formar cuadros del partido a formar sindicalistas. Crea una tendencia a “ocultar” u olvidar las características primitivas de los sindicatos de los trabajadores avanzados. Las grandes masas que se movilizan en sindicatos y otras organizaciones populares que luchan por causas que son justas, pero es una lucha espontánea creada por contradicciones sociales entre clases. En los países donde no existe un Partido Comunista que pueda sensibilizar a esta lucha espontánea y transformarla en una lucha por el poder político, en una lucha para crear un Movimiento del Proletariado Revolucionario, para poder crear el Nuevo Poder, nos da como un resultado de que los destacamentos comunistas en Europa se encuentran en una situación en la que realmente van tras las masas. Así, los destacamentos comunistas van de la vanguardia a la retaguardia en la práctica social y, al mismo tiempo, desconectan la teoría revolucionaria de su práctica social de propaganda y agitación.

Las movilizaciones populares y sindicales son justas y deben ser apoyadas en la medida de nuestras fuerzas y prioridades, pero un estado burgués consolidado no será derrotado por la insurrección, ni por la huelga, ni por la lucha de una vanguardia armada. Para derrotar al estado burgués es necesario contar con las masas armadas y conscientemente organizadas gracias al Partido, con un ejército popular y un frente único que sea la base del Movimiento Revolucionario con un Nuevo Poder que sea capaz de crear sus instituciones.

[ TEXTO PARA ELIMINAR: Una práctica social iluminada por la teoría revolucionaria es lo que define a la vanguardia, siendo cualitativamente superior a la tendencia a seguir las demandas espontáneas de las grandes masas.]

Una práctica social iluminada por la teoría revolucionaria es una práctica social consciente y esto es lo que define a la vanguardia. Esta práctica social consciente es cualitativamente superior a una práctica de seguir las demandas justas y espontáneas de las grandes masas. Unas grandes masas que nunca podrán superar la ideología burguesa mediante estas luchas espontáneas.

7) La Guerra Popular.

Tenemos que estar totalmente de acuerdo con la tesis defendida en el documento para el CIMU, sobre la universalidad de la guerra popular. Debemos entender la guerra popular como la teoría y la práctica militar del proletariado, constituido por las masas armadas y organizadas conscientemente gracias al Partido Comunista. Una obra de Partido que pretende cumplir la misión histórica del proletariado que es, crear un mundo sin clases sociales, el comunismo.

Negar la universalidad de la guerra popular significa condenar al proletariado consciente de los países del centro imperialista las falsas esperanzas del insurreccionalismo y el foquismo.

8) El Frente Único Y el Frente Popular.

El documento de preparación del CIMU tiene razón al señalar que el “Frente Único” como instrumento revolucionario de guerra popular es mucho más que la táctica antifascista del “Frente Único” promovida por la Tercera Internacional.

Además, en el mismo documento se trata la política de “Frente Popular” aprobada en el VII Congreso de la III Internacional Comunista, en 1935, que significó el intento de crear plataformas electorales con el programa burgués del reformismo socialdemócrata radicalizado como Táctica para detener el fascismo. El ejemplo más “exitoso” de Frente Popular se dio en el Estado Español, donde comunistas de diferentes pueblos, socialdemócratas, la mayor parte del nacionalismo de Euskal Herria, Cataluña y Galicia, junto con algún sector anarquista, crearon el “Frente Popular”, que gana las elecciones de 1936 para acabar con el fascismo, pero el fascismo español gana la guerra civil posterior. Realmente los Frentes Populares no pueden parar el fascismo en ningún país del mundo.

La política del Frente Popular fue una táctica muy particular del MCI en ese momento específico, un momento histórico en el que la contradicción entre el proletariado y el fascismo se estaba convirtiendo en la principal contradicción a nivel mundial.

9) La militarización del Partido.

“Militarización del Partido y Construcción Concéntrica de los tres instrumentos de la revolución”.

Consideramos que la tesis de la “construcción concéntrica” es una muy buena guía para la acción. Primero, porque vincula la existencia de un núcleo de partido con una periferia en una imagen. Expresando muy bien esta idea de construir a partir de un núcleo.

Segundo, porque el Partido Comunista es la unión entre la teoría revolucionaria y la práctica social, o lo que es lo mismo, la unión entre la vanguardia y las grandes masas, por lo que crear el Partido es también crear el Movimiento del Proletariado Revolucionario y no simplemente una unión de luchas sociales y movimientos sociales previamente existentes (sindicalismo, ecologismo, etc, etc).

Por el contrario, debe aclararse la tesis de la “militarización del Partido”. Tenemos que saber qué significa exactamente. Hoy, a veces parece que la “militarización del partido” es una tesis de todo el maoísmo, pero ni Mao, ni Ibrahim Kaypakkaya, ni en Charu Mazundar, ni en el CPI (maoísta), etc, etc, tienen esa tesis. Ni siquiera en los documentos del PCP anteriores al Congreso de 1988 aparece “la militarización del partido”. No se puede aprobar una “etiqueta” sin haber definido claramente su contenido. Debería haberse aclarado la tesis de la militarización del partido. Debería haber sido claramente establecido en el documento.

El avance de la ciencia del proletariado requiere comprender las consecuencias prácticas de cada momento histórico, defendiendo una posición determinada. Aprobar unas “etiquetas” pero dejando indefinidas sus implicaciones no es una lucha de dos líneas, es un radicalismo formal que no es capaz de ser una guía para la acción. Transformar la inevitable lucha de dos líneas en una lucha por quién está a favor o en contra de una “etiqueta” que en realidad no contiene tesis claras que sean nuestra guía de acción, nos llevaría a una guerra estética y por las “fórmulas” retóricas que Puede sonar más radical pero es una práctica que no permite el avance de la teoría revolucionaria que necesita el proletariado.

Estamos en un momento histórico de gran responsabilidad en el que es necesario tomar posición respecto a varias tesis que están en disputa entre las organizaciones y partidos del M-L-M. Por nuestra parte, nos gustaría que los diferentes destacamentos comunistas del mundo dieran su opinión en este importante debate.

¡El proletariado consciente siempre con la conciencia al mando!

Comité de Construcción del Partido Comunista maoísta de Galiza

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