En Kazajistán se necesita construir el Partido, destruir el Estado y retomar el camino de Octubre

En Kazajistán se necesita construir el Partido, destruir el Estado y retomar el camino de Octubre 1

El pasado 16 de enero se publicó en el Portal de Revolución Obrera el artículo El mundo es un campo minado, creado por los imperialistas. A propósito de su contenido, han llegado algunos comentarios que motivan el presente artículo, buscando extendernos en un tema tocado allí, lo que está sucediendo en Kazajistán.

Además, de uno de nuestros lectores muy cercanos, nos llegó la opinión de que es necesario escribir sobre varios temas, entre ellos “suenan tambores de guerra imperialista entre Rusia y Estados Unidos”. Precisamente el artículo El Mundo es un Campo Minado… se hizo pensando en contribuir al desarrollo de este tema tan importante hoy; seguramente se puede haber quedado corto ante las expectativas, no solo de nuestro amigo lector, sino de muchos otros. Por eso, hoy lo estamos animando a él y a muchos otros amigos que tienen grandes capacidades y conocimientos, a que se sumen a esta encomiable y muy importante labor de escribir para nuestra clase, de llevarle las ideas brillantes que tenemos los comunistas.

Sin más preámbulo, vamos con el tema…

En el artículo anterior se dice sobre Kazajistán que «Los motivos que provocaron el gran levantamiento en Kazajistán tienen su razón de ser en las contradicciones internas, en los problemas sociales, en la hambruna, en la miseria, en el alza desmesurada del gas, un producto de primera necesidad de la población. Siendo esta realidad inaceptable para el pueblo, pues este país es uno de los más poderosos de la región en minerales e hidrocarburos, condición que lo ha hecho mostrarse al mundo como una de las economías más estables».

Kazajistán hace parte del grupo de países que formaron la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), una condición que le permitió un desarrollo poderoso en todas las áreas de la economía, de la producción y la tecnificación. En el 2020 ocupó el puesto 49 entre los mayores exportadores del mundo, en el 2018 fue: el mayor productor mundial de uranio, 10o en producción de oro, 11º en cobre, 3º en cromo, 9º de bauxita y zinc, décimo en antimonio, 12º en hierro, y así en plomo, manganeso, fosfato, bismuto y azufre. En agricultura es similar, 1º en producción de lino, el puesto 14 en producción de trigo, 10º en cebada, quinto en exportación de melón, 13º en girasol, entre otros varios productos agrícolas. En ganadería ocupa el 13º en producción de lana; en 2019 ocupó el puesto 41 en producción de automóviles… Y así, se pueden ver las cifras que muestran el papel destacado que ocupa esta ex república soviética.

La capacidad productiva de Kazajistán la heredó de los triunfos que conquistó como parte de la patria de los Soviets durante el período donde fue gobernado por la alianza de obreros y campesinos y que llevaron a que la Unión Soviética se catapultara rápidamente en una enorme potencia en todas las áreas de la producción, de la industria, de la tecnificación en campos y ciudades, en el arte, la educación, la investigación científica, la era espacial, la era atómica, la tecnificación en la agricultura, la ciencia de la guerra, la medicina, la superación de los grandes problemas sociales como el hambre, el analfabetismo, la vivienda, el empleo, la salud para el pueblo, la prostitución, los progresos en la incorporación de la mujer a todas las áreas, el cuidado de la niñez y los ancianos… en fin, cualquiera que se deje provocar por estudiar los años gloriosos de la URSS entre 1917 y 1956, se admirará de lo que lograron los obreros y campesinos cuando tuvieron en sus manos las riendas de la sociedad; pues bien, Kazajistán era el segundo en tamaño de todo lo que fue la poderosa URSS.

Pero allí, todo cambió desde que la nueva burguesía derrotó temporalmente la dictadura del proletariado y restauró el capitalismo, arrebatando a la sociedad todo ese enorme progreso y apoderándose esos nuevos ricos para volver al viejo y anacrónico mundo burgués; desde 1956 se vino un proceso de rápido deterioro de todo lo conquistado y la URSS se empezó a desmoronar hasta que los países que se habían unido fraternalmente, nuevamente se separaron, dando paso a una nueva situación caracterizada por una relación de dominación semicolonial de todas esos países y naciones, que quedaron bajo la bota del ahora llamado “socialimperialismo ruso”. Kazajistán pasó a un gobierno dictatorial libre formalmente, pero en realidad bajo el manto de Rusia, y con una burguesía socia y lacaya de los rusos.

El 28 de enero de 1993 se constituyó formalmente la nueva república de Kazajistán, gobernada, desde 3 años atrás por Nursultán Nazarbáyeb antiguo miembro del revisionista partido comunista de Kasajistán quien en 1999 fundó el Partido Nor Otán, y quien fungió como presidente desde 1990 hasta el 2019, es decir, 29 años, para luego darle paso a otro reaccionario de su mismo partido, Kasim-Yomart Tokáev. Un gobierno totalmente servil, lacayo de los rusos, al igual que el resto de países de la antigua URSS y que hacen parte del patio trasero de esos imperialistas.

Las contradicciones internas nuevamente se fueron agudizando, los obreros y campesinos dejaron de ser los dueños y beneficiarios de la capacidad económica del país para volver a ser fuerza para moler en el infierno de la explotación asalariada.

El 2 de enero del 2022 el mundo vio como Kazajistán estalló en una enorme protesta en todo el país, el punto de origen fue la ciudad de Janaozen, donde la población bloqueó las calles para protestar contra el alza del gas; en pocas horas, una de las plazas principales estaba repleta. En 2 días, la plaza había pasado de 1000 a 6000 personas, y las protestas ya se habían repicado en todas las demás ciudades, grandes y pequeñas.

El alza del combustible fue solo la gota que rebosó la copa, la población levantó una plataforma que cubría la liberación de todos los presos políticos, la renuncia del presidente y su gabinete, el parlamento y el Consejo de Seguridad y la creación de un gobierno provisional, entre otras.

El Estado kasajo es reaccionario hasta la médula, no hay nada que justifique su acción criminal ante las justas protestas de la población, no puede haber nadie que se considere progresista que vea con buenos ojos el que el gobierno con el apoyo de los rusos y de ese aparatejo llamado Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) hayan lanzado la más brutal y asesina campaña militar para acabar con las manifestaciones.

Paolo Sorbello, un “periodista independiente” que le ha hecho seguimiento a los problemas en ese país, en uno de sus recientes artículos titulado La chispa que encendió a Kazajistán describió que «En 2011, por ejemplo, las fuerzas especiales y la policía reprimieron una huelga de ocho meses en Zhanaozen con disparos contra trabajadores desarmados del sector de hidrocarburos, lo que llevó al gobierno a declarar el estado de emergencia. El régimen no permitió una investigación independiente sobre lo ocurrido y encarceló a tres decenas de civiles, considerados culpables de los enfrentamientos que oficialmente causaron la muerte de 16 personas» además destaca que «Cuatro millones de personas perdieron sus empleos durante la pandemia, la caída del precio del petróleo influyó negativamente en el tipo de cambio, que provocó la caída del tenge en 16 % en dos años». «Mientras los pobres se hicieron más pobres, los ricos se hicieron más ricos».

Además, en una alocución del pasado 21 de enero, el propio presidente de Kasajistán reconoció que «Los acontecimientos que sucedieron a principios de enero en Kazajistán fueron provocados por una brecha entre ricos y pobres,» «La brecha entre ricos y pobres ha alcanzado un nivel inaceptable», reconociendo la versión que circula en los medios internacionales de que «162 personas poseen la mitad de la riqueza de todo país».

La solución no es diferente allá, es la revolución proletaria por el camino de la guerra popular el único que tiene el pueblo de Kazajistán para cambiar esta absurda realidad y que sea la población la directa beneficiaria de toda la riqueza que hay en ese país.

La clase obrera, y sobre todo los obreros revolucionarios y los comunistas auténticos que allí luchan tienen la enorme responsabilidad de trazar un plan de lucha que pueda construir el Partido Político revolucionario que ponga norte a todo ese descontento general y lo encause por el camino de la revolución proletaria, que mediante la fuerza armada de obreros y campesinos destruyan ese “nuevo” Estado burgués y sobre sus ruinas retomen la edificación del Estado proletario basado en la alianza de obreros y campesinos, y así, derroten a los reaccionarios internos y rompan de una vez por todas esa relación de sometimiento a los imperialistas rusos, no para casarse con otros imperialistas, sino para hacer parte de la fuerza internacional que lucha por un verdadero mundo comunista. Para el pueblo kazajo, el camino es sin duda la revolución proletaria en ese país, y para ello deben contar con el apoyo del pueblo ruso y del resto de pueblo del mundo.

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