“Arriba los Salarios, Abajo la Reforma” es una de las más sonadas consignas que se escuchan en San Salvador, capital de la provincia de Jujuy, en Argentina. Allí se ha dado un gran levantamiento popular iniciado el 5 de junio y provocado por el Gobierno provincial, quien decidió aprobar una nefasta reforma constitucional que ataca los derechos de la población jujeña, sobre todo con algunos artículos que buscan ─de manera soterrada─ limitar los derechos ancestrales que tienen las comunidades indígenas sobre los territorios, beneficiando al capital privado de la región. Además, otros artículos penalizan la protesta social y vulneran el derecho a la huelga, objetivos que se han vuelto el común denominador, no solo en Argentina sino en varios países de la región; criminalizar y judicializar a quienes se atreven a luchar hace parte de las políticas de las clases dominantes en contra de los trabajadores, y hoy en Jujuy (Argentina) la población ha reaccionado con la mejor arma: la huelga y su propia fuerza en las calles.
La provincia de Jujuy es un territorio argentino ubicado en la parte norte; actualmente está gobernado por el partido JxC o Juntos por el Cambio, un partido del ala más reaccionaria de la rancia política de ese país, y que está en plena campaña preelectoral donde su principal oponente está en el partido de gobierno encabezado por el hoy presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Kirchner, quienes representan la llamada “izquierda” argentina, que sería como la versión del Gobierno de Petro pero en el país del sur.
Esa disputa politiquera entre facciones de la derecha y la “izquierda” reformista ha sido un ingrediente adicional en las movilizaciones jujeñas, pues el Gobierno se ha dedicado a “pescar en río revuelto” pretendiendo posar como aliado en la lucha de la población jujeña y benefactor de los intereses de los luchadores; así las cosas, se ha dado un rifirrafe politiquero entre el Gobierno nacional y el provincial, acusándose mutuamente de la responsabilidad por la violencia contra la población en la provincia.
Jujuy es un botín con jugosísimas ganancias para los capitalistas, pues allí se encuentra lo que llaman una de las más grandes “minas de oro blanco” del mundo. El Litio o carbonato de litio que se encuentra en la extensa meseta jujeña es clave para la empresa imperialista de capital japonés y australiano Allkem-Sales, ya que según cuentas: «La primera parte del proyecto de Sales de Jujuy implicó una inversión de UDS 520 millones y la ampliación posterior de otros USD 400 millones. Pero una vez que sea finalizada la nueva etapa, en junio, la planta podrá comenzar a producir carbonato de litio a razón de 40.000 toneladas cada doce meses o más».
El litio se volvió un metal muy apetecido pues, explican los expertos, está relacionado directamente con la producción de vehículos eléctricos: cada batería utiliza aproximadamente un 7 % de carbonato de litio. Y es el hambre de litio argentino en la provincia de Jujuy lo que tiene eufóricos a los imperialistas, por eso aseguran que «Seremos la planta con la extensión de piletas más grande del mundo. Serán unas 1150 hectáreas y podremos producir más de 40.000 toneladas en doce meses», de acuerdo con la opinión del personal de la empresa Allkem-Sales de Jujuy.
La reforma constitucional provincial en la región tiene por tanto profundos intereses económicos, con la subsiguiente consecuencia y paradoja del capitalismo: donde hay crecimiento de la riqueza capitalista, crece en igual o mayor proporción la miseria y el empeoramiento general para la población en todos los niveles; sin embargo, de la misma forma puede crecer la lucha y la movilización revolucionaria.
Un sector que ha jugado un papel protagónico en la lucha de Jujuy son los maestros, quienes se alzaron en huelga indefinida exigiendo al Gobierno de Morales un aumento significativo de sus salarios, además de otras medidas que mejoren las condiciones laborales de todo el cuerpo docente pues, igual que en Colombia, ser maestro es una de las actividades peor pagas dentro de los trabajadores estatales con título profesional. La convocatoria central fue impulsada por los gremios estatales de la Asociación de Educadores Provinciales (ADEP), el Centro de Educación Media y Superior (Cedems) y el Sindicato de Docentes Privados (Sadop), con la adhesión de otros sindicatos que conforman la Intergremial para «Exigir la derogación de la reforma constitucional, la liberación de los detenidos y una recomposición salarial».
La pelea por la liberación de los detenidos tomó fuerza debido a la escalada represiva por orden del gobernador Morales contra la población. Así lo registraron muchos medios informativos cuando captaron la manera como las fuerzas represivas se lanzaron de manera indiscriminada contra los manifestantes, sobre todo el día 20 de junio, con la clara intención de sembrar terror entre los trabajadores, golpeándolos hasta dejar un saldo de 170 heridos y 68 detenidos que están a punto de ser judicializados.
La realidad es que el pueblo jujeño no se dejó embaucar por la trampa del gobernador y destapó la podredumbre bajo el cuento de la reforma constitucional provincial, alzándose en un levantamiento popular con cierre de vías en más de 15 puntos estratégicos, con paro en varias empresas tanto del sector público como privado y dejando en claro que detrás del supuesto «Derecho a la paz social y la convivencia democrática pacífica» se esconden medidas para reprimir las protestas sociales y perseguir a los líderes del pueblo que encabecen las manifestaciones; detrás del “Derecho a la Propiedad” lo que hay es un golpe a las comunidades indígenas, a quienes les han arrebatado gran parte de sus territorios para legalizar los despojos y beneficiar a los grandes terratenientes y capitalistas.
El paro del pueblo jujeño ha hecho recular al gobernador, quien ha retrocedido en algunos puntos de la reforma constitucional. Los maestros han avanzado en sus objetivos y han llevado al gobernador a ofrecer un aumento salarial y otras promesas como el pago de los días de paro, pero ni lo uno ni lo otro satisfacen al pueblo jujeño, pues son apenas una parte de lo que exigen y por eso muchos sectores continúan en la lucha. Puede que se logre mucho más, las masas en las calles, con una correcta dirección revolucionaria y una clara plataforma, tienen la capacidad de lograr grandes objetivos; pero todo depende de la dirección y del papel que puedan jugar los revolucionarios.
Sea cual sea el desenlace, queda rubricado con letras de molde en Jujuy que el camino del pueblo es su lucha directa y organizada, sin intermediarios.
