En los últimos días, el pueblo francés ha sido protagonista de combativas manifestaciones en rechazo a la reforma pensional presentada en el parlamento por el presidente reaccionario Emmanuel Macron, que consiste fundamentalmente en elevar la edad de jubilación de los 62 a los 64 años. Los pasados 31 de enero, 7 y 11 de febrero, miles de trabajadores, estudiantes y ya jubilados, salieron a las calles de las principales ciudades del país, para protestar masivamente contra los propósitos de Macron y los capitalistas.
La burguesía y el gobierno de Macron, están firmes en el propósito de afectar a la clase obrera con esta reforma que alargará el tiempo de cotización para obtener la jubilación. Las pensiones no son una dádiva o un regalo de los capitalistas ni del Estado burgués. Las pensiones son salario que la clase obrera ha acumulado por décadas, con el único objetivo de poder vivir una vejez con un ingreso económico que les permita subsistir durante sus últimos años. Los Fondos Privados de Pensiones y los gobiernos de turno que administran los negocios de la burguesía desde el Estado, buscan afectar ese ingreso a como de lugar para cada vez reconocerle un monto menor a los trabajadores que logran cumplir las semanas de trabajo y la edad de jubilación. Y es sólo por medio de la lucha directa que se pueden defender los derechos adquiridos y conquistar mejores condiciones para la jubilación.
La lucha contra la reforma pensional en Francia, no se limita a ser una lucha económica por defender los ingresos que percibe la clase obrera que ya fue exprimida durante décadas de trabajo en medio de la explotación mundial capitalista. Esa es, fundamentalmente, una lucha política contra el Estado de los capitalistas imperialistas que usan todo su poder político-militar para reprimir violentamente las justas protestas y manifestaciones de los obreros. Por eso, no basta resistir, es necesario organizar la Revolución.
Es hora de llevar a la práctica el principio del Internacionalismo Proletario en todo el mundo y alentar a la clase obrera para que redoble la lucha en ese país imperialista, además de promover el apoyo al pueblo francés en todos los países del mundo, incluso materialmente. Llamamos a denunciar los sucios propósitos de los sectores afines a la pequeña burguesía reformista, que invita a los luchadores a confiar ciegamente en los cambios constitucionales por medio de reformas como fin último de su lucha, lucha que no debe afectar el sistema capitalista de raíz, pues promueven la conciliación y concertación entre clases sociales antagónicas. Es claro que del triunfo o derrota de la clase obrera francesa, depende que los capitalistas impongan o no su nocivo sistema pensional a nivel mundial.
Las masas deben confiar en su propia lucha para hacer retroceder a los capitalistas para que retiren el proyecto de reforma pensional. Son las diversas formas de lucha directa, las que mejor se corresponden con la tendencia de la lucha de clases hacia el enfrentamiento directo y violento de las clases poseedoras y las clases desposeídas. Es en las calles, que las masas del pueblo pueden construir comités de lucha que unan al pueblo en torno a la lucha contra la reforma pensional del reaccionario Macron; pero además, es en medio de la propia lucha que los comunistas revolucionarios deben aprovechar la efervescencia del movimiento para consolidar y hacer crecer las organizaciones políticas revolucionarias, que guiadas bajo la dirección del marxismo leninismo maoísmo, logren construir un verdadero nuevo poder de las masas obreras y campesinas derrocando por medio de la violencia revolucionaria el poder político de los explotadores y suprimiendo las causas económicas de la explotación capitalista.
Esta lucha que hoy se libra en las calles de Francia puede ser un avance de la Revolución Proletaria Mundial en la medida que los comunistas logren unir a los luchadores, organizarlos en su Partido revolucionario y movilizarlos políticamente a enfrentar el poder político, económico y militar de los capitalistas.
