Ni el gobierno, ni la mafia uribista ¡solo el pueblo salva al pueblo!

Todos, los representantes políticos de los reaccionarios, los gobernantes y su escolta reformista, todos, hoy se declaran defensores de los sufridos trabajadores, defensores de esos que ayer eran masacrados, desaparecidos y condenados como “vándalos”, defensores de esa masa social a la que centenariamente se le ha sacrificado en el altar de la superexplotación asalariada.

El presidente y su gabinete ministerial, los partidos pequeñoburgueses y burgueses, reformistas y reaccionarios, llaman a tomar las calles, a manifestarse. Unos en respaldo incondicional al Gobierno del Pacto Histórico, otros en su contra. Tal es el objetivo de las manifestaciones y concentraciones citadas para el 14 y 15 de febrero, y frente a las cuales los comunistas y obreros revolucionarios tomamos distancia y tenemos la obligación de hacer conciencia en los trabajadores asalariados sobre cuál debe ser su posición independiente de clase, más cuando todos los jefes de los partidos reformistas y oportunistas, así como los reconocidos jefes vende-obreros de las centrales convocan a las masas trabajadoras en general y al Movimiento Sindical en particular, a salir en defensa ciega del actual Gobierno reformista.

Ya lo hemos dicho y lo reafirmamos: el Gobierno de Petro se metió en un callejón sin salida cuando prometió a los trabajadores resolver sus graves problemas y al mismo tiempo, garantizó a los empresarios proteger y fomentar su sistema capitalista, cuyo soporte económico es la superexplotación asalariada que enriquece al patrón y empobrece al obrero. Por eso es un Gobierno impotente e inestable, impedido para afectar los negocios de los ricos, lo cual aprovechan los gremios capitalistas para dejar sin dientes cualquier proyecto de reforma social; y políticamente es el punto de apoyo de la mafia uribista y todos sus “lava-perros”, para intentar ganar respaldo entre los trabajadores. Pero el pueblo ya aprendió que no puede apoyar a los mismos que durante 20 años del régimen uribista mafioso y paramilitar, lo sometieron al hambre, la miseria y la muerte. Aprendió a odiarlos, a no confiar en sus promesas, a exigir sus reivindicaciones por las vías de hecho de las huelgas políticas de masas, de las huelgas económicas, de los paros y bloqueos, de los grandes levantamientos sociales.

Hoy el problema se plantea de otra forma ¿se debe o no apoyar al Gobierno reformista porque va a proponer unas reformas sociales?

Respondemos que la clase obrera no debe apoyar un Gobierno reformista compartido con y al servicio de los capitalistas, porque ellos son enemigos a muerte de los trabajadores. No debe apoyar al Gobierno de Petro por el solo hecho de prometer unas reformas sociales que ni siquiera se conocen, pero que desde ya se puede prever que no modificarán las cuestiones de fondo de leyes anti-obreras y anti-populares. Porque esas reformas están siendo concertadas con los mismos chupasangre explotadores, con los mismos monopolios dueños privados de los negocios de la salud y las pensiones. Porque las mencionadas reformas están siendo sometidas al beneplácito de los mismos imperialistas que desde la OCDE, el FMI, el BM, la FAO, la OMC… han ordenado a sus lacayos colombianos imposiciones internacionales para intensificar la superexplotación del trabajo asalariado, rebajar sistemáticamente los salarios y arrebatar las históricas conquistas de la clase obrera. Porque los anunciados proyectos de reformas cuentan con el aval de los jefes de las centrales sindicales, reconocidos vende-obreros defensores de la conciliación con los enemigos de clase, traidores del gran Paro nacional del 2021, y que todos los años se prestan para rebajar legalmente el salario mínimo real. Al final, si pasan serán reformas que solo rasguñarán algunos aspectos secundarios de los verdaderos problemas del pueblo, con pequeños remiendos aceptables para los capitalistas e imperialistas.

Aparentemente el actual pulso entre el Gobierno de Petro y la mafia uribista, parece una confrontación por causas exclusivamente políticas dada la impotencia del Gobierno para servir al mismo tiempo a las exigencias de clases antagónicas en la sociedad: los parásitos explotadores y los trabajadores explotados. Pero detrás y en la base de esas pugnas estrictamente políticas, está la presión de la crisis económica del capitalismo mundial en fuerte recaída este año, está la desastrosa crisis social que ha agigantado las necesidades y sufrimientos de las masas trabajadoras, que son los mismos problemas causantes de los estallidos sociales en años anteriores, cuya solución fue asfixiada por la sangrienta arremetida del régimen mafioso y que los reformistas desde el Pacto Histórico se comprometieron a resolver desde el Gobierno.

En los Paros Nacionales, la lucha directa de las masas trabajadoras, puso sobre la mesa entre otras reivindicaciones: ¡Contra terrorismo de Estado! los asesinatos y desaparición de líderes sociales, por la libertad incondicional de los presos políticos y detenidos en los paros. ¡Contra el hambre! alza general de salarios, subsidio de los desempleados y subempleados, empleo formal, estabilidad laboral, no más tercerización, abolición de la ley 50 de 1990 y el decreto 1174, congelación de tarifas de servicios públicos. ¡Contra la privatización de la salud! abolir la ley 100 de 1993 y la Ley 010 del 2020. ¡Educación pública universal y gratuita! ¡Vivienda digna para el pueblo! ¡Protección especial a la mujer y a los niños! ¡Auxilios para los pequeños y medianos propietarios! ¡Ayuda y respeto a las minorías! ¡No más destrucción de la naturaleza!

Reivindicaciones que constituyen el verdadero contenido de las reformas inmediatas que necesita el pueblo colombiano. Si el Gobierno reformista de Petro, habla de reformas sociales, no es apoyándolo incondicionalmente sino retomando con independencia la lucha directa y la organización por la base, como las masas trabajadoras pueden exigir y conquistar sus reales reivindicaciones en tales reformas.

A diferencia de los anarquistas, —dice Lenin— los marxistas admiten la lucha por las reformas, es decir, por mejoras de la situación de los trabajadores que no lesionan el poder, dejándolo como estaba, en manos de la clase dominante. Pero, a la vez, los marxistas combaten con la mayor energía a los reformistas, los cuales circunscriben directa o indirectamente los anhelos y la actividad de la clase obrera a las reformas. El reformismo es una manera que la burguesía tiene de engañar a los obreros, que seguirán siendo esclavos asalariados, pese a algunas mejoras aisladas, mientras subsista el dominio del capital.

Por eso los partidos reformistas del Gobierno, además de someter a la venia de los capitalistas sus tímidas reformas, pretenden que la movilización y lucha en las calles sea un dócil instrumento al servicio del Gobierno y sus componendas con los capitalistas. La clase obrera y las masas trabajadoras en general no pueden caer en esa trampa, que burla sus reales reivindicaciones inmediatas y las condena a ser esclavas sumisas de los explotadores.

Tanto la solución de los problemas inmediatos del pueblo colombiano, como la extirpación definitiva de sus causas, solo puede conquistarse mediante la lucha y la organización independientes de las masas trabajadoras; no por la vía de la conciliación con sus enemigos antagónicos ni de la prosternación ante el Gobierno que hoy administra los negocios generales de los capitalistas, sino por la vía revolucionaria que tiene a su favor la agudización general de la lucha de clases, donde cada día saltan nuevamente a la arena de la lucha directa nuevos destacamentos de trabajadores que nunca mordieron la carnada reformista del Pacto Histórico, de muchos desilusionados por el Gobierno reformista, de otros cansados de engaños y desaires de los intermediarios politiqueros. Y la mejor condición actual para fortalecer la lucha directa e independiente del pueblo, está en las contradicciones que hoy dividen a las clases dominantes, a sus partidos, a los partidos del Gobierno, a sus ministros… contradicciones que los debilitan y crean fisuras a través de las cuales puede ascender nuevamente la lucha revolucionaria de los de abajo y su bandera: ¡Solo el Pueblo Salva al Pueblo!

Comité Ejecutivo – Unión Obrera Comunista (mlm)
Febrero 12 del 2023

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2 comentarios

  1. Tienen toda la razón, gracias por darnos luz a las masas populares, son la vanguardia de la rejajaja. Nunca cambien, su ridiculez y su patético mundo imaginario me dan alegría de vez en cuando.

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