«Si los obreros se niegan a trabajar, la máquina de explotación capitalista colapsa. Cada huelga recuerda a los capitalistas que no son ellos los verdaderos amos, sino los trabajadores que luchan por sus derechos cada vez con más fuerza». Vladimir Lenin
Un gran conflicto obrero se vivió en los últimos días en Cádiz, España. Las clases oprimidas y explotadas de esta región portuaria se enfrentaron contra los parásitos opresores y explotadores, confirmando que la lucha de clases sigue vigente, que no es un invento de los comunistas y que es una ley social que recorre todos los confines del mundo.
La Huelga del Metal, estalló el pasado 16 de noviembre: así se conoció la huelga de 25.000 obreros de 700 empresas metalúrgicas, que decidieron usar el arma más poderosa que posee la clase obrera para exigir y defender sus derechos, la huelga. Los obreros -contratados, temporales y desempleados- decidieron a una voz parar la producción en protesta contra la rebaja de salarios, contra los contratos basura, contra las pésimas condiciones de trabajo… la respuesta del Estado español, en cabeza hoy del “progresista” Partido Socialista Obrero Español (PSOE) fue respaldar a los capitalistas enviando a las fuerzas policiales a que usaran la fuerza desproporcionada para reprimir a los obreros y a sus familias, vecinos y estudiantes que respaldaron la Huelga del Metal. Con gases, chorros de agua, bolillos, detenciones y hasta carro tanques de guerra, reprimieron violentamente las manifestaciones obreras. La resistencia no se hizo esperar y las calles de Cádiz se convirtieron en verdaderos escenarios de batallas entre el poderoso brazo obrero y las fuerzas asesinas de la Policía.
Después de 9 días de huelga y con la ayuda de las direcciones de las centrales sindicales amigas de los capitalistas CCOO y UGT, lograron desarmarla al firmar un acuerdo a espaldas de las bases obreras que se batían en decidida lucha en las calles, es más, lo firmaron en Sevilla, a más de 120 kilómetros de Cádiz, epicentro de la huelga. Los traidores de la clase obrera, primero ordenaron levantar la huelga después de 9 días de lucha y apenas hasta el 3 de diciembre firmaron a espaldas de las bases obreras la nueva traición del oportunismo contra la clase obrera: un pírrico incremento salarial, nada sobre reducción de jornada laboral y mucho menos sobre contratación directa de los temporales. Es difícil sentenciar una fecha exacta en la cual se levantó la huelga, pues muchos de los obreros no cuentan con representación sindical como los 200 compañeros de Cymi, que no regresaron al trabajo con la firma del acuerdo y que cobran 300 y 400 euros por debajo del convenio y además, le exigían a los patronos que les pagara lo que les debe: para ellos no hay apoyo por parte de los traidores jefes de las centrales sindicales CCOO y UGT.
Este conflicto confirma que el Estado es una máquina burocrático-militar al servicio de los explotadores, que no importa qué facción de la burguesía o de la pequeñaburguesía se encuentre en el gobierno administrando los negocios de la burguesía: por más “socialistas” que se presenten ante las masas, en los hechos defienden a sangre y fuego, con las fuerzas armadas, con las leyes y cárceles del podrido estado burgués los intereses de los capitalistas, en contravía u oposición de los intereses de la clase obrera. Confirma que el oportunismo se encarna en los jefes de las centrales sindicales, amigas del Estado enemigo de los obreros y que usan todo tipo de jugadas sucias para traicionar las bases luchadoras que se enfrentan directamente a los perros de presa de los capitalistas. Pero ante todo, este conflicto, enfrentó clase contra clase, confirmó que toda lucha económica -por salarios, contratos…- es una lucha política que enfrenta al Estado de los dueños del capital contra la clase productora de la riqueza social, la clase obrera que con su trabajo mueve al mundo y con su huelga, lo paraliza.
Por eso, aunque es muy necesario, no basta con organizarse para resistir al capital en sindicatos y federaciones combativas, con independencia de clase en el terreno ideológico y organizativo. Este enfrentamiento entre los dueños del capital, su podrido Estado y los vendeobreros de un lado y la clase obrera y sus aliados del otro, confirma que es necesario organizarse políticamente en su Partido independiente y revolucionario, que dirija la lucha de las masas contra el poder económico, político y militar de los capitalistas, que le enseñe a las masas a no poner la mejilla ante los golpes de las fuerzas armadas, sino a ir a la ofensiva preparando los Grupos de Choque, las Milicias armadas que enfrenten para vencer o neutralizar las fuerzas criminales estatales que usan todo tipo de armamento para reprimir la justa lucha del pueblo en las calles. Por eso, aparte del Partido del proletariado, es necesario organizar el Ejército Popular que dirija la lucha armada de las masas contra la fortaleza enemiga de los explotadores. De todo esto se deriva, la importancia estratégica de organizar la Nueva Internacional Comunista basada en el mlm, el Partido internacional de la clase obrera, que una, organice y dirija la lucha de los explotados y oprimidos a nivel mundial contra la burguesía y los imperialistas del mundo.