En la madrugada de hoy, al norte de Cali, exactamente en la Carrera 1 con Calle 70, frente a La 14 de Calima, el mundo fue testigo, gracias a una transmisión en vivo y en directo por Instagram del usuario dj_juandeleon que era seguido por casi 60 mil personas, del asesinato del joven Nicolás Guerrero a manos de la Policía Nacional. Desafortunadamente no es la única víctima del terrorismo de Estado orquestado desde la Casa de Nariño en los últimos días, guarida de ratas de la mafia uribista, y ejecutado por policías y militares a lo largo y ancho del país.
En vivo, miles de personas pudieron ver la grave herida en la cabeza que le dejaron los cerdos asesinos del ESMAD que dispararon gases y perdigones a quemarropa, directamente al cuerpo de los luchadores, sin cumplir los protocolos que supuestamente deben cumplir; pero también se transmitió la solidaridad de los luchadores que ayudaron a cargarlo y de un conductor, que en su camioneta de platón, lo transportó junto a un amigo para que recibiera atención médica, ya que los voluntarios de atención prehospitalaria que atendían a los heridos en la carretera, se vieron impedidos por la gravedad del impacto que recibió Nicolás.
Este crimen de Estado es innegable, inocultable, pues fue captado ante los ojos del mundo en medio de esta transmisión que era compartida por diferentes artistas e influenciadores digitales, que retransmitían a miles de seguidores quienes compartieron su indignación contra este Estado asesino. Una vez más queda demostrado que los grandes medios de comunicación de los monopolios arrodillados al capital son vetustos, acomodados, obsoletos e inservibles para los intereses de las masas, pues la información que transmiten se corresponde con los intereses de sus dueños y no con la “objetividad” que falsamente dicen defender. Los medios independientes e incluso, los usuarios que desinteresadamente transmiten o graban con sus celulares los hechos de opresión política por parte del Estado, dejan al descubierto los maquiavélicos intereses que persiguen medios como RCN, Caracol, Semana entre otros, que ocultan cierta información, magnifican otra y al final, ayudan a perpetuar el estado de cosas existente.
Los crímenes contra el pueblo no pueden quedar en la impunidad. Que el mundo sepa que en Colombia reina un régimen asesino de mafiosos en cabeza del capo narcotraficante Álvaro Uribe Vélez y secundado por su títere presidente Iván Duque, que desde el poder político del Estado representan los intereses y métodos mafiosos y sanguinarios de la capa de la burguesía y los terratenientes, que se lucran del cultivo, producción y distribución de narcóticos en el país. ¡La sangre derramada, jamás será olvidada!
En el tarro de la basura deben quedar las ilusiones demócrata burguesas de que se puede reformar el estercolero que es este nauseabundo Estado por medio de la vía electorera, pues fue Jorge Iván Ospina, militante del partido político Alianza Verde que posa de “progresista” y “democrático”, quien dio la orden de sacar la policía y el ejército a asesinar a las masas desarmadas, paradójicamente para que el que cayera fuera el hijo de un primo de él.
La sangre de los luchadores asesinados por el régimen uribista de Duque, al servicio del Estado burgués-terrateniente, abonan el terreno para continuar y extender el Paro General Indefinido, y además, para que el proletariado, organizado en su futuro Partido político revolucionario, dirija la Revolución Socialista en Colombia, que no deje piedra sobre piedra del reino de los explotadores capitalistas, causantes de la masacre que hoy se vive en el país, pues su único interés es reabrir las carreteras y centros de producción industrial, comercios y bancos, para que no se sigan viendo afectadas sus ganancias. ¡Los crímenes contra las masas populares serán vengados con la revolución!