Hace unos días la revista 070 de la universidad de Los Andes, publicó una investigación realizada sobre el caso de Lucas Villa, concluyendo con pruebas, que se trató de un asesinato premeditado.
Durante las protestas iniciadas desde el 28A, decenas de jóvenes fueron reprimidos, perseguidos, torturados y asesinados; muchas de estas violaciones al derecho a la protesta en el marco del terrorismo de Estado son soslayadas pese a la infinidad de pruebas que señalan si no la participación directa de las fuerzas militares (policía, Esmad, Goes), si su complicidad con quienes arremetieron contra la población desarmada, como sucedió el 11 de mayo con el asesinato de Lucas Villa en Pereira.
Y es tan evidente la complicidad de la Policía Nacional, que siete meses después no hay resultados concluyentes o investigaciones serias sobre el asesinato de Lucas, siendo un medio de comunicación universitario quien logra magistralmente demostrar que fue un homicidio planificado. Ahora bien, todos los luchadores fueron testigos que, en medio del paro nacional la policía, el Esmad, el Goes y demás, estuvieron siempre alerta y cerca de las manifestaciones (legal o ilegalmente), pero curiosamente en el caso de Lucas y en medio del tiroteo, no apareció ninguna fuerza, ni en el momento exacto, ni después, pese a la información suministrada por los marchantes y testigos del vil asesinato. La Policía Nacional, de forma negligente eludió una escena del crimen, permitiendo -como bien lo analiza la revista 070- que se perdiera evidencia importante y tal vez decisiva para este caso.
Es evidente entonces que la omisión es también un delito como los muchos que cometen las instituciones militares contra el pueblo, solapados por la legislación burguesa. Como también es previsible que las investigaciones por los delitos de terrorismo de Estado y los cometidos por la “gente de bien”, no vayan a prosperar, pues hay algo que no se dice, y es que la orden de apretar gatillos es orquestada por el Estado capitalista y la clase que este representa: burgueses y terratenientes que dolidos, pues fueron afectadas sus ganancias, le cobran a los luchadores cualquier intento de desestabilizar su orden. Una vez más queda demostrado que el Estado capitalista defenderá a sangre y fuego los intereses de los explotadores.
Ahora, gracias a una gran labor de investigación periodística se aclara con pruebas lo que el pueblo ya sabía y lo que la Fiscalía, Defensoría y demás no han querido elucidar, de ahí que no se puede confiar en su integridad para resolver los crímenes de Estado durante el paro nacional, lo que indica que el pueblo debe prepararse para un nuevo estallido teniendo en cuenta que no puede confiar en el enemigo y que debe mejorar las condiciones para confrontarlo, en concreto fortaleciendo las primeras líneas, conformando grupos de choque y milicias populares; consolidando las asambleas populares y organizándose alrededor de la lucha, para confrontar el terrorismo de Estado ejecutado por el gobierno de Duque y a toda la maquinaria estatal, permitiendo avanzar a un gobierno de transición que logre acercar la conquista del poder por parte de la clase obrera en alianza con el campesinado.
Así que ¡a tomar posiciones para emprender las tareas inmediatas! ¡a luchar por el futuro luminoso que la juventud exige, dejando la vida en ello! Y ¡a organizar con más fuerza el nuevo estallido contra el régimen de la mafia, la explotación capitalista y la crisis de los ricos!