“Maoístas y bien tirados a la izquierda”, así describía Bella Gómez, alias Mercedes Díaz, a los fundadores del Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista), del cual ella fue participe y luego dirigente junto a su esposo Pedro León Arboleda. Esta organización hizo parte de los procesos por dotar a la clase obrera colombiana de su partido revolucionario y en este mes de julio cumple 57 años de haberse fundado o más bien, reestructurado, ya que para los que le dieron vida consideraron que no estaban creando un nuevo partido, sino reestructurando el viejo Partido Comunista que fue fundado en 1930 como la sección colombiana de la Internacional Comunista y que había sido desnaturalizado por el revisionismo mamerto.
El surgimiento del Partido Comunista (m-l) ocurre en un momento de auge del movimiento de masas a nivel mundial, de agudización de las contradicciones de clase y entre los pueblos de países oprimidos y las potencias imperialistas; a unos años antes del inicio de la Gran Revolución Cultural Proletaria en China y del Mayo francés del 68; a pocos años después del triunfo de la Revolución Cubana y en medio de luchas guerrilleras de liberación nacional en varios países del mundo; de lucha ideológica y política en el seno del Movimiento Comunista Internacional, en donde principalmente la China de Mao Tse-tung y la Albania de Enver Hoxha le hacían frente a las tesis oportunistas que promovía la Unión Soviética de Jrushchov y compañía, y por consiguiente, el surgimiento de nuevos partidos marxistas-leninistas anti-revisionistas producto de las escisiones de los viejos Partidos Comunistas.
La Colombia de aquellos años no escapaba de esta dinámica de agudización social. El país había salido de la dictadura militar anti comunista de Rojas Pinilla y vivía los primeros años del oligárquico Frente Nacional. Los horrores del período de La Violencia aún se encontraban en las mentes de los colombianos y las organizaciones de auto defensa campesina seguían existiendo en algunas zonas del territorio nacional, se iban formando los núcleos de los futuros proyectos guerrilleros. Continuaba el desarrollo del capitalismo en el país y, por ende, un acelerado proceso de urbanización. Las luchas campesinas por la tierra y las huelgas obreras y estudiantiles en las ciudades eran parte cotidiana del paisaje.
Este ambiente de convulsión social y política imponía la necesidad de una organización revolucionaria para darle dirección al movimiento obrero y de masas. Para ese momento, la línea política del Partido Comunista de Colombia (PCC) no iba acorde a la situación del movimiento y había perdido el rumbo revolucionario. La historiografía oficial -tanto la burguesa como la oportunista- tiende a señalar que la fundación del Partido Comunista (m-l) se da como un reflejo del cisma sino-soviético en el país en donde los “pro-chinos” colombianos se enfrentan a los “pro-soviéticos”. Si bien el surgimiento del PC (m-l) ocurre y hace parte de la lucha internacional entre las fuerzas anti-revisionistas contra el oportunismo mundial, cuyo centro de gravedad fue la gran lucha de líneas entre el Marxismo Leninismo y el revisionismo jhruschovista, sostener esa visión simplista obvia o niega las críticas político ideológicas que varios sectores tanto dentro del Partido Comunista como por fuera de este le hacían a la política reformista, pacifista y conciliadora que promovía esta organización (y que sigue promoviendo en la actualidad).
El PC (m-l) surge en los años 60s, pero las condiciones que dieron origen dentro del PCC se pueden situar en las décadas del cuarenta y cincuenta. Para esos años ya se manifestaban críticas a los vaivenes políticos del partido y su oposición a la lucha armada como vía principal de la revolución, debates que iban en aumento con el pasar de los años. El camarada Pedro Vásquez Rendón -que había sido miembro del comité central del PC, dirigente del regional Magdalena y uno de los comisarios políticos del partido en las autodefensas campesinas del Tolima en la década del cincuenta-, en su carta abierta 1
que le escribe al secretariado del comité central del PC luego de ser expulsado en el 29 pleno de la dirección en 1963, expone varias de las críticas que se le hacían al PC y que aún guardan vigencia, como las alianzas con la burguesía, el reformismo, el parlamentarismo, el pacifismo burgués, entre otras.
Con la expulsión de Pedro Vásquez Rendón vendrían otras expulsiones o retiros voluntarios en el Partido y en la Juventud Comunista que en palabras del camarada Francisco Garnica -dirigente de la Juventud Comunista del Valle del Cauca, expulsado en 1964, fundador y miembro del Comité Ejecutivo Central del PC (m-l), capturado, torturado y asesinado por el ejército junto a dos camaradas más el 15 de diciembre de 1965- constituían:
«Direcciones intermedias como el Comité Regional de Antioquia (1961); regionales enteros como el del Magdalena y la Guajira (1963); y Bolívar (1964); locales, zonas y sectores importantes del Partido en el Valle, Santanderes, Bogotá, Cundinamarca, Boyacá, Huila (1963-64-65); cuadros nacionales del C. C. y el 80% (ochenta por ciento) de la Juventud Comunista de Colombia representada en los Regionales de Bogotá, Valle, Santander del Norte, la Costa Atlántica y numerosos locales en todo el país (1964); numerosos dirigentes sindicales (confederales y federales) y dirigentes de masas a escala nacional y departamental…» 2
Esta situación hacía más imperiosa la necesidad de reestructuración del Partido. Los “eme-eles” se reunieron junto a elementos provenientes de otras organizaciones como el Movimiento Obrero Estudiantil Campesino (MOEC), el Partido de la Revolución Socialista (PRS), la Brigada Pro-Liberación “José Antonio Galán” (el principal núcleo de lo que sería el Ejército de Liberación Nacional- ELN), y el ala izquierda de las Juventudes del Movimiento Revolucionario Liberal (JMRL), para conformar el Comité de Integración de Movimientos Revolucionarios Colombianos (CIMREC). Entre 1964 a 1965 este Comité organizó dos conferencias nacionales y varias regionales en donde se discutieron los rasgos centrales del programa y la táctica del futuro partido. Además, de editar para este fin varios números de la revista Tribuna del Congreso Marxista Leninista y los primeros números de Revolución, órgano principal del partido. En estas discusiones se estableció la necesidad de construir las “tres varitas mágicas”: un Partido Comunista que agrupase a todos los marxistas leninistas; un Frente Popular para la unidad entre todos los revolucionarios y aliados; y un Ejército para organizar a todos los combatientes del pueblo; se estableció el campo como escenario principal y la lucha armada como la vía de la revolución.
Es en julio de 1965 cuando se realiza el X Congreso del Partido en una casa en Soacha cerca a Bogotá. La denominación utilizada para ese congreso como el décimo del partido y no el primero se debía a lo antes mencionado: que ellos no consideraron que estaban fundando un nuevo partido, sino reestructurando el viejo PC, por lo que emplearon la numeración correspondiente. A este congreso asistieron 96 delegados en representación de 9 regiones del país y de 3 delegaciones fraternas de Chile, del grupo Espartaco, núcleo del futuro Partido Comunista Revolucionario de ese país, uno de los fundadores del Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI); del Ecuador, del Partido Comunista del Ecuador (M-L); y del estado español, cuyo delegado fue Raúl Marco, fundador del Partido Comunista de España (m-l) y pareja de Elena Ódena, secretaria general de ese partido durante 19 años; además llegaron saludos provenientes de Albania y de China.
Al constituirse, el Partido Comunista (m-l) emprende un fuerte trabajo de masas, principalmente entre el campesinado, edita su periódico Revolución y otros materiales como la revista Orientación, y acorde a sus objetivos, impulsa -bajo concepciones foquistas- zonas guerrilleras en tres regiones: el Magdalena Medio, Valle del Cauca y en el Alto Sinú y San Jorge en Córdoba. Esta última zona, conocida como “el Noro” fue la única que tuvo éxito. Es en el “Noro” donde se realiza el reclutamiento de los primeros combatientes del brazo armado del partido que llevaría por nombre Ejército Popular de Liberación (EPL); allí también se impulsan las primeras formas de nuevo poder llamadas “Juntas Patrióticas Populares” que se establecieron en varias veredas, principalmente en los Llanos del Tigre, y que tenían como medio de expresión el periódico Avancemos.
En el “Noro”, las Juntas, el Partido y el EPL resistieron varias campañas de cerco y aniquilamiento por parte del Ejército, aunque en varias fueron cayendo dirigentes importantes como el mismo Pedro Vásquez Rendón, Bernardo Ferreira Grandet, David Borrás, entre otros dirigentes del partido y de las masas. Ante estos golpes y con la elección de Pedro León Arboleda en la secretaría general del Partido se iba fortaleciendo una línea oportunista de “izquierda”. Aunque las posiciones extremo “izquierdistas” en el Partido no le venían por un individuo, sino como expresión natural, casi desde su fundación, del rechazo común a las posiciones oportunistas de derecha que caracterizaban al PCC.
Las fuertes luchas ideológicas en el seno del Partido (m-l) y las expulsiones se presentaron a lo largo de su vida. El fraccionamiento principal se dio a mediados de la década del setenta en medio de la campaña de bolchevización que la Dirección Nacional había emprendido para superar los problemas internos. Esta propuesta fue iniciada por Libardo Mora Toro -abogado laboralista y atleta profesional, que era uno de los dirigentes del Partido Comunista (m-l)-, el cual venía librando una lucha de dos líneas contra Pedro León Arboleda y las posiciones “izquierdistas”; pero Libardo cae asesinado en diciembre de 1971 mientras se dirigía al IV Pleno del Comité Central del partido. La Dirección Nacional decide tomar su propuesta, aunque incluyendo varias de sus posiciones “izquierdistas” que no logran superar sus problemas si no agudizarlos, lo que conduce al fraccionamiento en tres en 1974: el Comité Central que mantiene el nombre de Partido Comunista (m-l), la Tendencia Marxista Leninista Maoísta y la Línea Proletaria. Estos grupos conformarían junto a otros lo que se conoció en esa época como el “Campo Marxista Leninista”.
Luego de esta gran escisión, la fracción “izquierdista” hereda el nombre PCC (ML) ya como partido desnaturalizado, que fue virando cada vez más hacia posiciones reformistas de derecha. En su XI Congreso realizado en 1980 rompen con el maoísmo y adoptan las tesis oportunistas de Enver Hoxha y el Partido del Trabajo de Albania, que ya habían renegado de Mao Tse-tung luego de la muerte de este en 1976 y fraccionado el movimiento marxista leninista a nivel mundial. A principios de la década del noventa firman el acuerdo de paz y desarman el EPL. El partido reformista que hoy mantiene el nombre de Partido Comunista de Colombia (m-l) y el nido de paramilitares y narcotraficantes que hoy llevan las siglas del EPL distan mucho de ser lo que alguna vez fue aquel gran partido revolucionario y su glorioso Ejército Popular, una vanguardia organizada y combatiente del proletariado y del pueblo colombiano.
Post scriptum: Actualmente nos encontramos en una situación similar a las de los “eme-eles” del pasado siglo, si bien es cierto que ya no existe la URSS y se produjo la restauración capitalista en China y Albania, y el movimiento comunista a nivel internacional se encuentra en una etapa de estancamiento, venimos presenciando un auge en la lucha de masas, una agudización de la lucha de clases a nivel mundial, por tanto, al igual que en la década del sesenta se vislumbra la ausencia y la necesidad de una dirección revolucionaria que pueda darle curso al auge del movimiento de masas y hacerle frente a la reacción y al oportunismo reformista.
La Unión Obrera Comunista (mlm) viene luchando por construir un nuevo Partido Comunista en Colombia como parte de ese proceso de lucha que han librado los revolucionarios en este país para que el proletariado colombiano cuente con su partido independiente como parte de una nueva Internacional. La UOC (mlm) se reconoce heredera del viejo Partido Comunista (m-l), aprendiendo de sus grandes aciertos y de sus errores, y llama a todos los demás comunistas y revolucionarios del país a unirse para concretar este fin partidario. Es imperioso lograr en este momento la Unidad de los comunistas en un sólo partido verdaderamente proletario y revolucionario. Es momento de marchar unidos al congreso fundador del nuevo partido comunista revolucionario, teniendo siempre presente, la exhortación de Francisco Garnica:
Con sólo la vanguardia es imposible triunfar” y la diferencia entre la vanguardia y las masas no puede llevarnos a convertir al partido en un puñado de conspiradores aislados de las masas. El carácter de vanguardia significa que el Partido está adelante de las masas pero un paso solamente; si no puede quedarse atrás de ellas sin cometer errores de oportunismo de derecha, de seguidismo, tampoco puede adelantarse hasta aislarse sin caer en el izquierdismo aventurero.
Notas
1 https://www.revolucionobrera.com/construyendo/en-homenaje-a-pedro-vasquez-rendon-en-el-50-aniversario-de-su-muerte/
2 Francisco Garnica, Hacia una política revolucionaria en materia de organización, 1965. https://www.revolucionobrera.com/construyendo/hacia-una-politica-revolucionaria-en-materia-de-organizacion/
2 respuestas
Una historia de Colombia que debe volverse a contar desde el pensamiento mlm, la crítica y la autocrítica, y los materiales arqueológicos de todo ese recorrido además hay que mirar la historia de Colombia, latinoamérica hay mucho para aprovechar