Les traemos la historia de Mariya Oktyabrskaya, la proletaria soviética que compró un tanque T-34 para combatir a los nazis y vengar la muerte de su compañero de vida. Se convirtió en una leyenda, una de las mejores y más letales tanquistas de la historia del Ejército Rojo.
Mariya nació en Crimea, Sebastopol. Ella era una de los diez hijos de una familia campesina ucraniana. Trabajó en una fábrica de conservas y después como telefonista en la central telefónica de la ciudad. En 1925, se casó con un oficial del ejército soviético, Ilyá Fedótovich.
Ella acompañaba a su compañero por todas las bases militares donde le destinaban, dada su cercanía al Ejército Rojo, empezó a tener curiosidad por las armas, aprendió a usar ametralladoras y se montaba en tanques junto a Ilya para saber qué se sentía en un vehículo de guerra así.
Todo cambió el día que estalló la Gran Guerra Patria, 23 de junio de 1941, Mariya fue evacuada junto a su hermana y otros familiares de los comandantes del Ejército Rojo, en agosto llegó a Tomsk (Siberia), donde ejerció de telefonista en una academia de artillería evacuada.
Su amado compañero Ilya fue enviado al frente y ella destrozada esperaba su llegada con la esperanza de que estuviera vivo. Tras casi dos años esperando noticias, llegó aquel fatídico día: una carta le informaba que Ilya había muerto combatiendo contra los nazis en Kiev en 1941.
El dolor de aquella carta no pudo aguantarlo Mariya, los nazis le arrebataron a Ilya. Al día siguiente se presentó en el centro de reclutamiento para pedir que se la envíe al frente, la rechazaron a causa de su enfermedad (tuberculosis de la columna cervical) y su edad (36 años).
Ella no podía quedarse de brazos cruzados, tenía que vengarse de la escoria nazi. Entonces María y su hermana vendieron todas sus propiedades y objetos de valor, se dedicaron al bordado, tras meses consiguieron reunir 50 mil rublos para la fabricación de un tanque soviético T-34.
Mariya envió una carta a Stalin y dijo que compraría el tanque T-34 para el Ejército Rojo con la única condición que ella estuviera a los mandos de la bestia y que le pusieran de nombre «Compañera de armas». En la carta expresaba el deseo de vengarse «de los perros fascistas».
La carta llegó a Stalin, que después de enterarse de su historia, de cómo después de perder a su compañero Ilya y estando enferma quería combatir a los nazis, la aceptó por su gran valentía y su enorme capacidad de sacrificio. Le envió una carta personal para agradecérselo.
A lo que Stalin contestó:
El 3 de mayo de 1943, Mariya empezó su formación como tanquista en la Academia de Tanquistas de Omsk y se convirtió en la primera mujer tanquista del mundo. En octubre de 1943, ya estaba combatiendo en la Brigada Nº 26 de Tanques de la Guardia Soviética como sargento conductora.
Sus camaradas que combatían al lado suyo se quedaban impresionados del valor de Mariya. Todos la admiraban, sobre todo cuando ella y su «Fighting Girlfriend» rompió la formación, se lanzó contra los enemigos con fiereza destruyendo a la artillería nazi y haciendo huir a los nazis. Sus hazañas se conocían en toda la URSS y Europa, su famoso tanque con las letras blancas pintadas hacían huir a los tanquistas y artilleros nazis, pues sabían que Mariya no huía jamás ni daba un paso atrás con su tanque, atacaba y atacaba, sembrando el caos en las filas nazis.
Una de sus hazañas más famosas (y arriesgadas) fue el 18 de noviembre de 1943 en la batalla de Vítebsk. Ella solita otra vez rompió la formación y se fue hacia los nazis como una kamikaze, destruyendo un cañón antitanques y liquidando a más de 30 soldados y oficiales alemanes. Aquella maniobra fue de una valentía extraordinaria, el tanque sufrió daños y ella también. Pese a encontrarse herida, Mariya permaneció dos días más en el tanque escondida sitiada bajo fuego de los enemigo nazis hasta su evacuación y su traslado a la sección médico-sanitaria.
Los comandantes al principio le tiraban de las orejas, pero ver a una soldado combatir con esa valentía era brutal; «Combatid como lo hace el ‘Compañera de Armas’. Solo en el día de hoy la tripulación de esa gloriosa máquina ha acabado con todo un pelotón de criminales nazis».
Su feroz valentía era un ejemplo para todos. El 17 de enero de 1944, en otra maniobra espectacular Mariya aplastó con su tanque tres nidos de ametralladora y hasta 20 soldados y oficiales nazis. Su transmisión delantera quedo tocada, fue a repararla y una mina explotó cerca suya.
Después de sobrevivir a miles de nazis y que nadie pudiese con ella, aquella maldita mina le provocó lesiones graves. Fue operada y trasladada al hospital del frente situado en Smolensk. La metralla de la mina le hizo mucho daño y a causa de ello, el 15 de marzo de 1944 falleció.
El 2 de agosto de 1944 se concedió a título póstumo el título de «Heroína de la Unión Soviética», junto a «La Orden de Lenin» y «La Orden de la Guerra Patria». Fue la primera tanquista mujer del mundo y una de las más letales de la historia. Una leyenda eterna para la historia.
