Lecciones históricas de la Dictadura del Proletariado

Lecciones históricas de la Dictadura del Proletariado 1

A continuación, publicamos el Comentario sobre la Carta Abierta del CC del PCUS (IX) de Julio 14 de 1964 elaborada por el Partido Comunista Chino, en medio de la lucha ideológica que se entabló entre dicha organización y el Partido Comunista de la Unión Soviética que para esa época ya se encontraba bajo la dirección revisionista de Nikita Jrushchov.

La línea revisionista encarnada en este último, incluía entre otros, una política anti-stalinista consistente en negar el legado revolucionario de Stalin, que en últimas socavó los principios de la Dictadura del Proletariado, del poder obrero y campesino en el país de los Soviets; de otro lado, promovió la coexistencia y evolución pacífica con el imperialismo, buscando anular inútilmente la lucha de clases entre el bloque socialista y el bloque imperialista que existían en ese momento, para hacer migas con los imperialistas yankees, británicos, entre otros.

Esta Carta que publicamos es la respuesta a una Carta del PCUS, que a su vez era la respuesta a otra Carta elaborada por los revolucionarios chinos. En medio de ese conflicto, hubo reuniones bilaterales, pero también expulsiones de ciudadanos chinos, como estudiantes que se encontraban en la URSS, mientras la camarilla jrushchovista recibía a manteles a las delegaciones de los países imperialistas.

Esta valiosa carta es un tesoro para los comunistas revolucionarios que deben bregar a asimilar sus enseñanzas, aprender del método para dar la discusión de cara a las masas y al Movimiento Comunista Internacional, sintetizadas en 15 puntos de mucha profundidad e importancia condensados en la Carta que les compartimos a continuación. Esperamos sus comentarios sobre este documento, en medio de la conmemoración de este Octubre Rojo que llevamos adelante comunistas y revolucionarios de todo el mundo.


LECCIONES HISTORICAS DE LA DICTADURA DEL PROLETARIADO

El revisionismo de Jruschov ha causado graves daños al movimiento comunista internacional; al mismo tiempo sirviendo de ejemplo en el sentido negativo ha educado a los marxista-leninistas y pueblos revolucionarios del mundo entero.

Si la gran revolución de Octubre ha ofrecido la más importante experiencia positiva a los marxista-leninistas de todos los países y ha abierto el camino a la toma del Poder por el proletariado, el revisionismo de Jruschov a su vez ha dado la más importante experiencia negativa, permitiendo a los marxista-leninistas del mundo sacar lecciones para prevenir la degeneración del partido proletario y de los Estados socialistas.

En la historia, las revoluciones de todos los países tuvieron sus caídas y recaídas, vueltas y revueltas. Lenin dijo: 
«En realidad, ¿puede encontrarse en la historia un solo ejemplo de un modo de producción nuevo que se haya establecido de un golpe, sin una larga serie de fracasos, de equivocaciones, de caídas y recaídas?».1

La historia de la revolución proletaria internacional no ha cumplido todavía un siglo, si se cuenta desde 1871 en que el proletariado de la Comuna de París hizo la primera heroica tentativa de tomar el Poder. Y no ha transcurrido aún medio siglo desde la Revolución de Octubre hasta hoy. La revolución proletaria, que sustituye el capitalismo por el socialismo, la propiedad privada por la social y que elimina de raíz el sistema de explotación y las clases explotadoras, es la revolución más trascendental en la historia de la humanidad. Es aún más natural que esta revolución que toma el cielo por asalto, pase por graves y enconadas luchas de clases, y aún más inevitable que siga un curso largo y sinuoso, lleno de altibajos.

La historia conoce los casos de la Comuna de París y de la República de los Soviets de Hungría de 1919, casos en que el poder del proletariado fue derrotado por la represión armada de la burguesía. En nuestros días, ocurrió en 1956 la rebelión contrarrevolucionaria de Hungría y el Poder del proletariado estuvo a punto de caer. La gente percibe con facilidad esta forma de restauración del capitalismo y está relativamente precavida y vigilante ante ella.

Pero hay otra forma de restauración del capitalismo que la gente muy a menudo no percibe con facilidad, no previene ni vigila, que por lo tanto, entraña un mayor peligro. Se trata del caso en que el país de la dictadura del proletariado, a consecuencia de la degeneración de la dirección del partido y del Estado, toma el camino revisionista, esto es, el camino de la «evolución pacífica». Semejante lección ha sido dada ya hace tiempo por la camarilla revisionista de Tito, que ha hecho degenerar la Yugoslavia socialista en un país capitalista. Sin embargo, la sola lección de Yugoslavia no basta para despertar la plena atención de la gente. Se podría decir que éste quizás fuese un caso fortuito.

Pero ahora, la camarilla revisionista de Jruschov ha usurpado la dirección del Partido y del Estado, y sobre la Unión Soviética, cuna de la gran revolución de octubre, que tiene una historia de varios decenios de construcción del socialismo, se cierne el grave peligro de restauración del capitalismo. Esto da la alarma a todos los países socialistas, incluida China, y a todos los partidos comunistas y obreros, incluido el Partido Comunista de China. Esto inevitablemente despierta poderosamente la atención en la gente y obliga a los marxista-leninistas y pueblos revolucionarios del mundo entero a pensar con seriedad y a aguzar su vigilancia.

La aparición del revisionismo de Jruschov es una cosa mala, pero al mismo tiempo una cosa buena. Siempre que estudien muy seriamente las lecciones de la «evolución pacífica» que lleva a cabo la camarilla revisionista de Jruschov en la Unión Soviética y adopten medidas apropiadas, los países donde el socialismo ha triunfado y aquellos que emprendan el camino socialista serán capaces no sólo de frustrar los ataques armados de los enemigos, sino de prevenir la «evolución pacífica». Y se hará aún más seguro el triunfo de la revolución proletaria mundial.

El Partido Comunista de China tiene ya 43 años de existencia. En su prolongada lucha revolucionaria, nuestro partido ha combatido tanto los errores del oportunismo de derecha como los errores del oportunismo de «izquierda», y ha establecido la dirección marxista-leninista del Comité Central del Partido con el camarada Mao Tse-tung a la cabeza. El camarada Mao Tse-tung combinando estrechamente la verdad universal del marxismo-leninismo con la práctica concreta de la revolución y construcción de China, ha dirigido al pueblo chino en la conquista de una victoria tras otra. El Comité Central del Partido Comunista de China y el camarada Mao Tse-tung nos ha enseñado como debemos luchar infatigablemente, en los terrenos teórico, político, organizativo, así como en el trabajo concreto, contra el revisionismo a fin de prevenir la restauración del capitalismo. El pueblo chino ha pasado por una larga lucha armada revolucionaria y tiene una gloriosa tradición revolucionaria. El Ejército Popular de Liberación de China está armado con el pensamiento de Mao Tse-tung y mantiene íntimas relaciones con las masas populares. Gran número de los cuadros del Partido Comunista de China ha sido educado y templado en las campañas de rectificación del estilo de trabajo y en la aguda lucha de clases. Estos factores hacen muy difícil la restauración del capitalismo en nuestro país.

Pero, tenemos que ver: ¿es del todo pura nuestra sociedad actual? No, no lo es. Aún existen clases y lucha de clases. Aún prosiguen las actividades de las clases reaccionarias derrocadas que conspiran para restaurar su poder. Aún se observan actividades especulativas de los nuevos y viejos elementos burgueses, ataques desesperados de los malversadores, desfalcadores y elementos degenerados. También hay casos de degeneración en algunas organizaciones de base. Y lo que es más, los elementos degenerados hacen lo imposible por encontrar protectores y agentes suyos en las organizaciones dirigentes superiores. Frente a estos fenómenos, no debemos relajar ni en lo más mínimo nuestra vigilancia, sino estar siempre alerta.

En los países socialistas, es inevitable la lucha entre los dos caminos: el socialista y el capitalista y la lucha entre las fuerzas capitalistas que procuran su restauración y las fuerzas que se oponen a ella. Pero de ninguna manera es inevitable la restauración del capitalismo en los países socialistas y su degeneración en países capitalistas. Siempre que tengamos una acertada dirección y una correcta comprensión de este problema, persistamos en la línea revolucionaria marxista-leninista, tomemos medidas acertadas y mantengamos una lucha prolongada e incansable, podemos evitar la restauración del capitalismo. La lucha entre los dos caminos: el socialista y el capitalista, puede convertirse en una fuerza motriz del progreso social.

¿Cómo se puede prevenir la restauración del capitalismo? En cuanto a este problema el camarada Mao Tse-tung ha formulado una serie de teorías y principios políticos al resumir la experiencia práctica de la dictadura del proletariado en China y estudiar la experiencia positiva y negativa de otros países principalmente de la Unión Soviética, con arreglo a los principios básicos del marxismo-leninismo. Así ha enriquecido y desarrollado la doctrina del marxismo-leninismo sobre la dictadura del proletariado. El contenido principal de las teorías y principios políticos formulados por el camarada Mao Tse-tung al respecto es el siguiente:

  1. Hay que aplicar la ley marxista-leninista de la unidad de los contrarios en el estudio de la sociedad socialista. La ley de la contradicción en las cosas y fenómenos, o sea, la ley de la unidad de los contrarios es la ley fundamental de la dialéctica materialista. Esta ley rige por doquier, tanto en la naturaleza como en la sociedad humana, como en el pensamiento del hombre. Los contrarios en una contradicción, forman una unidad a la vez que luchan entre sí, lo cual impulsa el movimiento y el cambio de todas las cosas. Ni la sociedad socialista es una excepción. En la sociedad socialista existen dos tipos de contradicciones sociales: contradicciones en el seno del pueblo y contradicciones entre nosotros y el enemigo. Estos dos tipos de contradicciones sociales son de naturaleza absolutamente diferente y los métodos para resolverlas deben ser diferentes también. Su acertada solución fortalecerá crecientemente la dictadura del proletariado y consolidará y desarrollará diariamente la sociedad socialista. Muchos reconocen la ley de la unidad de los contrarios, pero no son capaces de aplicarla en el estudio y solución de los problemas de la sociedad socialista. Se niegan a reconocer que en la sociedad socialista existen contradicciones y que en ella no sólo existen contradicciones entre nosotros y el enemigo sino también contradicciones en el seno del pueblo y no saben distinguir ni resolver de manera acertada estos dos tipos de contradicciones sociales; por eso tampoco pueden resolver con acierto el problema de la dictadura del proletariado.
  2. La sociedad socialista abarca un período histórico muy largo. En esta sociedad aún existen clases, la lucha de clases y la lucha entre el camino del socialismo y el del capitalismo. La revolución socialista realizada sólo en el frente económico (en la propiedad sobre los medios de producción) no es suficiente ni sólida. Hace falta además una revolución socialista completa en los frentes político e ideológico. Es necesario un período muy largo para resolver el problema de «quien vencerá a quién»: el socialismo o el capitalismo en los frentes político e ideológico. Para conseguir el éxito no bastan unos decenios, se necesitarán de cien a centenares de años. En cuanto al tiempo, más vale prepararse para un período mayor que uno menor; en cuanto al trabajo, más vale considerar preferentemente la tarea como difícil que como fácil. Pensar y actuar de esta manera es más provechoso y menos perjudicial. Si esta situación no se comprende bien, o, si no se comprende en absoluto, puede llegarse al más grave de los errores. Durante la etapa histórica del socialismo hay que mantener la dictadura del proletariado y llevar hasta el fin la revolución socialista y sólo así se podrá prevenir la restauración del capitalismo, realizar la construcción socialista y preparar las condiciones para el paso al comunismo.
  3. La dictadura del proletariado está dirigida por la clase obrera y basada en la alianza de los obreros y los campesinos. Significa que la clase obrera y el pueblo por ella dirigido ejercen la dictadura sobre las clases reaccionarias, los reaccionarios y los elementos que resisten a las transformaciones y a la construcción socialistas. En el seno del pueblo se practica el centralismo democrático. Esta democracia nuestra es la democracia más amplia, una democracia que es imposible en ningún Estado burgués.
  4. En la revolución y construcción socialistas, es necesario seguir la línea de las masas, movilizar con audacia a las masas y desplegar movimientos de masas en gran escala. La línea de masas: «de las masas, a las masas», es la línea fundamental de nuestro Partido en todos sus trabajos. Es necesario tener firme confianza en la mayoría del pueblo, en primer lugar en la mayoría de las masas básicas -los obreros y campesinos. Es necesario saber consultar con las masas en el trabajo y no separarse de ellas jamás. El autoritarismo y la actitud del benefactor deben ser combatidos. La libre y franca exposición de opiniones y el amplio debate son una importante forma de lucha revolucionaria creada por nuestro pueblo en el curso de su larga lucha revolucionaria, una forma de lucha para resolver, apoyándose en las masas populares, las contradicciones en el seno del pueblo y las contradicciones entre nosotros y el enemigo.
  5. Tanto en la revolución socialista como en la construcción socialista, es necesario resolver el problema de en quién apoyarse, a quién ganarse y contra quién luchar. El proletariado y su vanguardia deben hacer un análisis de las clases de la sociedad socialista, apoyarse en las fuerzas dignas de toda confianza que siguen con firmeza el camino socialista, ganarse a todos los aliados que son susceptibles de ser ganados, y unirse con las masas populares que forman más del 95 por ciento de la población en la lucha común contra los enemigos del socialismo. En el campo, después de la colectivización de la agricultura, sólo apoyándose en los campesinos pobres y la capa inferior de los campesinos medios, se puede consolidar la dictadura del proletariado y la alianza de los obreros y los campesinos, derrotar a las fuerzas capitalistas espontáneas y consolidar y ampliar sin cesar las posiciones del socialismo.
  6. Hay que llevar a cabo extensa y repetidamente la campaña de educación socialista en la ciudad y en el campo. En esta campaña de educar continuamente al hombre, se debe saber organizar las fuerzas de clase revolucionarias, elevar su conciencia de clase, resolver de manera acertada las contradicciones en el seno del pueblo y unirse a todos aquellos que sean susceptibles de ser unidos. En esta campaña, se debe desplegar una aguda lucha, respondiendo medida por medida, contra las fuerzas capitalistas y feudales hostiles al socialismo, contra los terratenientes, campesinos ricos, contrarrevolucionarios y derechistas burgueses, y contra los malversadores, desfalcadores y elementos degenerados, hacer fracasar sus ataques al socialismo y transformar la mayoría de ellos en nuevas gentes.
  7. Una de las tareas fundamentales de la dictadura del proletariado consiste en desarrollar tesoneramente la economía socialista. Guiados por la política general de desarrollar la economía nacional con la agricultura como base y la industria como factor dirigente, debemos modernizar gradualmente la industria, agricultura, ciencia, técnica y defensa nacional. Y sobre la base del desarrollo de la producción debemos mejorar en forma gradual y extensiva la vida de las masas populares.
  8. La propiedad de todo el pueblo y la propiedad colectiva son dos formas de la economía socialista. El paso de la propiedad colectiva a la de todo el pueblo, el paso de las dos formas de propiedad a la propiedad única de todo el pueblo, es un proceso de desarrollo bastante largo. La propiedad colectiva de por sí también tiene un proceso de desarrollo: de lo inferior a lo superior y de lo pequeño a lo grande. La comuna popular, creada por el pueblo chino, es una forma de organización apropiada para resolver el problema de transición.
  9. La política de «que cien flores se abran; que compitan cien escuelas ideológicas» es una política que estimula el progreso del arte y de la ciencia y el florecimiento de la cultura socialista. La enseñanza debe servir a la política del proletariado, debe combinarse con el trabajo productivo. Los trabajadores deben adquirir conocimientos científicos y los intelectuales, incorporarse al trabajo manual. En los círculos científicos, culturales, artísticos y educacionales, la lucha por promover la ideología proletaria y destruir la ideología burguesa, es también una ardua y áspera lucha de clases. Debemos formar un amplio ejército de intelectuales de la clase obrera que sirvan al socialismo y que sean «rojos y calificados», es decir, políticamente conscientes y profesionalmente idóneos, en el curso de la revolución cultural y la práctica revolucionaria de la lucha de clases, la lucha por la producción y el experimento científico.
  10. Hay que atenerse firmemente a la participación de los cuadros en el trabajo productivo colectivo. Los cuadros de nuestro Partido y Estado son trabajadores comunes y no señores que cabalgan sobre el pueblo. Participando en el trabajo productivo colectivo, los cuadros mantienen los vínculos más amplios, constantes y estrechos con el pueblo trabajador. Esta es una gran medida de importancia fundamental del sistema socialista y contribuye a superar el burocratismo y a prevenir el revisionismo y el dogmatismo.
  11. No se debe aplicar en modo alguno el sistema de altas remuneraciones respecto a un pequeño número de personas. Hay que disminuir razonable y gradualmente, en lugar de ampliar, la distancia entre los ingresos individuales de los funcionarios del Partido, Estado, empresas y comunas populares y los de las masas populares. Hay que evitar que los funcionarios disfruten de privilegios abusando de su poder.
  12. Las fuerzas armadas populares de un país socialista deben estar siempre bajo la dirección del Partido proletario y bajo la supervisión de las masas populares y mantener eternamente la gloriosa tradición del ejército popular, la unidad entre el ejército y el pueblo y la unidad entre oficiales y soldados. Deben atenerse con firmeza al sistema de que todo oficial servirá como soldado raso a intervalos regulares. Deben practicar la democracia en lo militar, en lo político y lo económico. Al mismo tiempo se debe organizar y entrenar ampliamente las milicias y aplicar el sistema de tener armado al pueblo en su conjunto. El fusil debe estar siempre en manos del Partido y del pueblo y es absolutamente inadmisible que se convierta en instrumento de individuos ambiciosos.
  13. Los órganos de seguridad pública del pueblo deben estar siempre bajo la dirección del Partido proletario y bajo la supervisión de las masas populares. En la lucha por la defensa de los frutos del socialismo y los intereses del pueblo, se debe adoptar la política de apoyarse en los esfuerzos combinados de los órganos de seguridad y de las amplias masas populares para así no dejar escaparse a un solo elemento malo ni agraviar a ningún hombre bueno. Los contrarrevolucionarios deben ser reprimidos siempre que se les encuentre y los errores deben ser corregidos siempre que se descubran.
  14. En cuanto a la política exterior, hay que atenerse con toda firmeza al internacionalismo proletario y oponerse al chovinismo de gran potencia y al egoísmo nacional. El campo socialista es producto de la lucha del proletariado internacional y de los pueblos trabajadores. El campo socialista pertenece no sólo a los pueblos de los países socialistas, sino también al proletariado internacional y a los pueblos trabajadores. Hay que llevar realmente a la práctica las consignas combativas: «¡Proletarios de todos los países uníos!» y «¡Proletarios y naciones oprimidas de todo el mundo, uníos!»; luchar con resolución contra la política anticomunista, antipopular y contrarrevolucionaria del imperialismo y la reacción mundial y apoyar y ayudar a la lucha revolucionaria de las clases y naciones oprimidas del mundo entero. Las relaciones entre los países socialistas deben basarse en los principios de la independencia y la completa igualdad y en los principios del apoyo recíproco y la ayuda mutua dentro del espíritu del internacionalismo proletario. En la construcción, todo país socialista debe apoyarse principalmente en sus propios esfuerzos. Si un país socialista da rienda suelta al egoísmo nacional en su política exterior e incluso trabaja afanosamente por coludirse con el imperialismo para repartirse con él el mundo, ese país degenera y traiciona el internacionalismo proletario.
  15. Como vanguardia del proletariado, el partido comunista debe existir a la par que la dictadura del proletariado. El partido comunista es la forma más alta de organización del proletariado. El papel dirigente del proletariado se realiza a través de la dirección del partido comunista. En todo centro de trabajo se debe aplicar el sistema de la dirección del comité del Partido. Durante el período de la dictadura del proletariado, el partido proletario debe mantener y desarrollar vínculos estrechos con el proletariado y las grandes masas trabajadoras, conservar y fomentar su vigoroso estilo revolucionario, atenerse con firmeza al principio de combinar la verdad universal del marxismo-leninismo con la práctica concreta de su propio país y perseverar en la lucha contra el revisionismo, el dogmatismo y el oportunismo de todos los colores.

En virtud de las lecciones históricas de la dictadura del proletariado, el camarada Mao Tse-tung señala:

«La lucha de clases, la lucha por la producción y el experimento científico son tres grandes movimientos revolucionarios para construir un poderoso país socialista. Estos movimientos constituyen una real garantía de que los comunistas se verán libres del burocratismo y serán inmunes contra el revisionismo y el dogmatismo y permanecerán siempre invencibles. Son una garantía segura de que el proletariado será capaz de unirse con las amplias masas trabajadoras y practicar una dictadura democrática. Si, en ausencia de estos movimientos, estuviese permitido que surgiesen los terratenientes, campesinos ricos, contrarrevolucionarios, elementos malos y ogros de toda clase, mientras nuestros cuadros cerrasen los ojos a todo esto y en muchos casos incluso no distinguieran entre los enemigos y nosotros, sino que colaboraran con ellos y quedaran corrompidos y desmoralizados; si con ellos nuestros cuadros fueran arrastrados al campo enemigo o el enemigo lograra colarse en nuestras filas, y si muchos de nuestros obreros, campesinos e intelectuales fueran dejados indefensos ante las tácticas blandas y las tácticas duras del enemigo, entonces no haría falta mucho tiempo, tal vez sólo algunos años o una década, o varias décadas a lo sumo, para que ocurriera inevitablemente una restauración contrarrevolucionaria en escala nacional, el partido marxista-leninista se transformara en partido revisionista o partido fascista y toda China cambiara de color».2

El camarada Mao Tse-tung plantea que, para asegurar que nuestro Partido y nuestro país no cambien de color, debemos no sólo tener una línea y política correctas, sino también preparar y forjar decenas de millones de continuadores de la causa revolucionaria del proletariado.

El problema de preparar continuadores de la causa revolucionaria del proletariado, en el fondo, se trata de si la causa revolucionaria marxista-leninista iniciada por los revolucionarios proletarios de la vieja generación tiene quien la siga llevando adelante, si la dirección de nuestro Partido y Estado seguirá en manos de los revolucionarios proletarios, si nuestros descendientes continuarán marchando adelante por el correcto camino trazado por el marxismo-leninismo, o sea, si podemos precavernos con éxito contra una repetición del revisionismo de Jruschov en China. En una palabra, se trata de un problema importantísimo que afecta al destino y a la misma existencia de nuestro Partido y nuestro Estado. Se trata de un problema de importancia fundamental para la causa revolucionaria del proletariado para cien, mil e incluso diez mil años. Inspirados en los cambios operados en la Unión Soviética, los augures imperialistas ponen su esperanza de la «evolución pacífica» en la tercera o cuarta generación del Partido chino. Hemos de hacer fracasar completamente este vaticinio imperialista. Tenemos que prestar atención, de arriba abajo, amplia y constantemente, al problema de preparar y forjar continuadores de la causa revolucionaria.

¿Qué requisitos tienen que poseer los continuadores de la causa revolucionaria del proletariado?

Deben ser verdaderos marxista-leninistas y, no ser, como Jruschov, revisionistas bajo el rótulo del marxismo-leninismo.

Deben ser revolucionarios que sirven de todo corazón a la inmensa mayoría de las masas populares de China y del mundo y, no servir, como Jruschov, a los intereses de una exigua capa social burguesa privilegiada en el país, y a los intereses de los imperialistas y reaccionarios en el terreno internacional. Deben ser políticos proletarios capaces de unirse a la inmensa mayoría para trabajar con ella. Deben saber unirse en el trabajo no sólo con los que compartan sus opiniones, sino también con los que mantengan opiniones diferentes, así como con aquellos que se hayan opuesto a ellos y que la práctica les haya probado sus errores. Sin embargo, deben mantener especial vigilancia contra los individuos ambiciosos y conspiradores como Jruschov y evitar que tales malvados usurpen la dirección del Partido y del Estado a ningún nivel.

Deben ser ejemplares en la aplicación del centralismo democrático del partido, dominar el método de dirección basada en el principio de «de las masas, a las masas», cultivar un estilo democrático de trabajo y escuchar la opinión de las masas. No deben violar el centralismo democrático del partido, ni ser despóticos, ni organizar ataques sorpresivos a los camaradas, ni desentenderse de razones, ni tampoco practicar la autocracia, como lo hace Jruschov.

Deben ser modestos y prudentes, guardarse de la arrogancia y de la precipitación, estar provistos del espíritu autocrítico, ser valientes en corregir las deficiencias y errores en el trabajo. No deben en absoluto ocultar sus errores, atribuirse todos los méritos a sí mismo e imputar todas las culpas a otros, como lo hace Jruschov.

Los continuadores de la causa revolucionaria del proletariado nacen de la lucha de masas y crecen en la prueba de las grandes tempestades revolucionarias. Se debe comprobar y discernir a los cuadros y seleccionar y formar a los continuadores en el largo curso de la lucha de masas.

Toda esta serie de antedichos principios formulados por el camarada Mao Tse-tung constituye un desarrollo creador del marxismo-leninismo, y una nueva arma agregada al arsenal teórico del marxismo-leninismo, una nueva arma que tiene importancia decisiva para garantizarnos contra la restauración del capitalismo. Siguiendo estos principios, se puede consolidar la dictadura del proletariado, asegurar que nuestro Partido y Estado jamás cambien de color y garantizar el feliz cumplimiento de la revolución y construcción socialistas, la ayuda al movimiento revolucionario de los diversos pueblos del mundo para derribar al imperialismo y sus lacayos y, en el futuro, la transición del socialismo al comunismo.

La actitud de nosotros, los marxista-leninistas, ante la aparición de la camarilla revisionista de Jruschov en la Unión Soviética, es la misma que ante cualquier «desorden»: Primero, estamos en contra; segundo, no lo tememos.

No lo deseábamos y estamos en su contra; pero, como la camarilla revisionista de Jruschov ha surgido ya, esto no tiene nada de temible ni hay necesidad de alarmarse. La tierra seguirá girando como siempre. La historia continuará su marcha progresiva. Los pueblos del mundo entero harán la revolución. El imperialismo y sus lacayos terminarán inevitablemente aniquilados.

Las contribuciones históricas del gran pueblo soviético resplandecerán por miles y miles de años y no serán oscurecidas en modo alguno por la traición de la camarilla revisionista de Jruschov. Las grandes masas de obreros, campesinos, intelectuales revolucionarios y comunistas de la Unión Soviética vencerán indefectiblemente todos los obstáculos que encuentren en su camino de avance y marcharán hacia el comunismo.

El pueblo soviético, los pueblos de los países socialistas y los pueblos revolucionarios del mundo entero, sacarán lecciones provechosas de la traición de la camarilla revisionista de Jruschov. En la lucha contra el revisionismo de Jruschov, el movimiento comunista internacional, se ha vuelto y seguirá volviéndose más poderoso que nunca.

Los marxista-leninistas siempre han mantenido una actitud de optimismo revolucionario hacia el porvenir de la causa revolucionaria del proletariado. Estamos firmemente convencidos de que el esplendor de la dictadura del proletariado, del socialismo y del marxismo-leninismo, iluminará la tierra soviética. El proletariado conquistará todo el mundo y el comunismo logrará la completa y cabal victoria final en nuestro planeta.

Tomado del Comentario sobre la Carta Abierta del CC del PCUS (IX)
Julio 14, 1964.

NOTAS

1 Lenin, Una gran iniciativa, Marx-Engels-Marxismo, pág. 429, versión española.

2 Mao Tse-tung, Comentario sobre Siete buenos documentos de la provincia de Chechiang acerca de la participación de los cuadros en el trabajo manual, 9 de mayo de 1963.

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