Por décadas la propaganda anticomunista de los imperialistas europeos y gringos, han financiado todo tipo de material académico, fílmico y de diferente índole para hacer creer que la II Guerra Mundial finalizó gracias a EE. UU. derrotando a los alemanes nazis, pero no pueden esconder la verdad. Esa guerra fue una victoria del glorioso Ejército Rojo de la Unión Soviética, los comunistas aplastaron a los nazis, entraron en Berlín y pusieron 30 millones de vidas obreras y campesinas en la lucha contra el nazismo.
En Stalingrado fue donde comenzó la caída de la Alemania Nazi, ciudad que fue nombrada de esa forma en homenaje al líder comunista Iósif Stalin, es allí donde se dio la batalla decisiva que haría retroceder las hordas nazis. En junio de 1941, Adolf Hitler dio la orden de atacar a la URSS, violando el acuerdo de no agresión que se había firmado entre estos dos países. La operación nazi fue denominada Barbarroja, pero los nazis no esperaban que los soviéticos estuvieran preparados para la guerra, ya que la dirigencia comunista sabía que tarde o temprano violarían el acuerdo y atacarían los territorios soviéticos.
En agosto de 1942 los nazis llegaron a Stalingrado (actual Volgogrado), donde se encontraron con una fuerte resistencia del Ejército Rojo compuesto por obreros y campesinos, y que contaba con el apoyo del pueblo soviético; en esta ciudad los nazis se estancaron por casi medio año, donde perdieron muchos recursos militares y hombres; el 2 de febrero de 1943 se dio por finalizada oficialmente la batalla en Stalingrado con el triunfo soviético y un saldo de dos millones de vidas perdidas.
Esa batalla no solo le costo recursos materiales y de soldados a los nazis, también fue un golpe moral a su ejército porque la rendición el 31 de enero del mariscal de campo alemán Friedrich Paul y su sexto ejército ante los comunistas, fue una gran derrota para Hitler. Actualmente los comunistas seguimos revindicando esa batalla como la más decisiva del Ejército Rojo para la derrota crucial del nazismo, porque significó una fuerte resistencia -que se mantuvo durante meses- de soldados y pueblo soviético entre los escombros, ya que las hordas nazis habían bombardeado la ciudad y la habían dejado en cenizas, pero el valor y la fuerza de los revolucionarios pudo más para humillar a los reaccionarios.
La batalla de Stalingrado se erige entonces como uno de los episodios más cruciales de la Segunda Guerra Mundial, donde la tenacidad y el heroísmo del pueblo soviético fueron fundamentales para derrotar a la maquinaria nazi donde, a pesar del brutal asedio, la URSS logró resistir el avance enemigo gracias a una combinación de valentía, tenacidad y tácticas de guerra que desorientaron a las fuerzas alemanas. El sacrificio de los soldados soviéticos y la resistencia del pueblo de Stalingrado, que luchó casa por casa, marcaron el comienzo de un cambio en el curso de esa guerra. La victoria en Stalingrado no solo reafirmó el poder y la determinación de la Unión Soviética, sino que también simbolizó la resistencia indomable ante la agresión nazi y el principio del fin para el régimen hitleriano.
Por eso no podemos omitir que la II Guerra Mundial fue un triunfo de los comunistas, de los obreros y campesinos que lucharon en diferentes frentes, hecho que la burguesía mundial trata de hacer olvidar, burguesía que hoy dice luchar por la «paz» pero que apoyaron a los nazis y fascistas en esa época. Esa guerra fue una derrota para la burguesía mundial y para el capitalismo. Lamentablemente en la actualidad ya no queda nada de lo que fue a URSS, ni el Ejército Rojo, también los comunistas estamos en crisis y dispersos por el mundo sin una Internacional Comunista, incluso sin partidos fuertes, pero aquí seguimos luchando por una nueva sociedad, por el socialismo y por la revolución proletaria y, enarbolando la historia donde nuestros hermanos de clase triunfaron y nos dejaron un legado. Hoy, el llamado es a unirnos en Colombia para la restauración del Partido de la clase obrera y a nivel mundial para la creación de una nueva Internacional Comunista.
¡No nos rendiremos!
¡Gloria eterna al ejército rojo y al pueblo soviético!