Publicamos un escrito que nos hace llegar uno de nuestros lectores, con ocasión de la conmemoración de los 57 años de una de las más importantes luchas libradas por la clase obrera en Colombia; importante, además porque fue un hecho que a través de los años se sigue recordando para no olvidar el carácter del Estado, como un aparato que administra y defiende a sangre y fuego los interés de unas clases minoritarias, asesinas y explotadoras.
Revolución Obrera
El 23 de febrero de 1963 en el municipio de Santa Bárbara del departamento de Antioquia la burguesía resolvió una huelga de los trabajadores de Cementos el Cairo de la mejor forma que sabe: ¡masacrando a los obreros!
La exigencia principal de los trabajadores no era nada extraña, nada fuera de lo común, algo por lo que todos hemos luchado y anhelado: ¡un aumento del salario!
Esta sola petición les costó la vida a 12 obreros y dejó además 39 heridos. Todo perpetrado por “los héroes de la patria”, los soldados del ejército colombiano, que son el brazo armado de los parásitos explotadores. Para ampliar los detalles de cómo fue el proceso de la huelga ver: Masacre de Santa Bárbara, Lucha y Luto de la Clase Obrera, allí se expresa por ejemplo que:
“La huelga de los obreros cementeros de El Cairo, la masacre y el desenlace con la conquista de sus exigencias, es parte del camino transitado hacia la noble tarea de exterminar toda forma de explotación del hombre por el hombre. Los hermanos cementeros en Santa Bárbara lograron con sus vidas convertir su huelga en lucha política contra el poder del Estado, pues toda huelga cuando se generaliza en todo el país, representa una amenaza para el poder de la burguesía”
Esta huelga, al igual que la de las bananeras en 1928, o la reciente de los pilotos de Avianca y todas las que ha habido, tienen su causa en el sistema capitalista imperialista, sistema del cual estamos padeciendo hasta hoy día y que es la causa principal del problema.
No es casualidad que aún a 57 años de esta huelga, y a 91 de la de las bananeras, se sigan presentando eventos huelguísticos y de paro, como es el caso del actual Paro Nacional, que cada día toma más fuerza y avanza aunque los jefes reformistas y vende obreros de las centrales sindicales llenen de piedras su camino.
Debemos aprender lo máximo posible de la rica historia de la lucha de clases en Colombia para dominar el presente y comprender mejor nuestra realidad. Para esto sirve la historia. El actual Paro Nacional es una continuación de la gloriosa lucha de los obreros de Cementos el Cairo, de la lucha de las trabajadoras de la fábrica de tejidos de Bello dirigidas por Betsabé Espinal y de todas las luchas de los obreros y campesinos del país. Todos estos no son hechos aislados; tienen una fuerte conexión entre sí, así como ocurre con los fenómenos en la naturaleza; todo esto nos lo enseña el materialismo dialéctico.
Debemos apuntar a que el Paro que hoy se abre camino, sea de verdad un Paro Nacional, que paralice no solo las calles sino las grandes fábricas y centros industriales, que sea además de forma indefinida, hasta que las más sentidas reivindicaciones del pueblo colombiano sean resueltas; y que sirva de aprendizaje para comprender que no debemos quedarnos solamente en luchar por reformas, sino que debemos ir a la raíz, destruir el núcleo de una vez por todas para poner fin al sufrimiento, acabar el capitalismo e instaurar el socialismo, un sistema socioeconómico donde quienes lo producen todo, lo controlen todo.
Lucas