El pasado 20 de junio, mientras muchos docentes comenzaban a disfrutar de sus vacaciones, a 380 maestras —entre ellas madres cabeza de familia, mujeres con experiencia, conocimientos y vocación docente— se les dio por terminado, de manera injusta y unilateral, sus contratos de trabajo. Esta decisión fue consecuencia de la finalización del convenio 7784 entre la Secretaría de Integración Social (SDIS) y la Secretaría de Educación (SED), bajo la administración del alcalde Carlos Fernando Galán, lo que dejó a estas maestras y a sus familias sin un sustento económico.
Este convenio permitía la contratación de maestras y personal pedagógico que trabajaba en jardines infantiles administrados por la SDIS, pero con acompañamiento técnico y pedagógico de la SED. Algunas de sus funciones eran ofrecer atención integral a la primera infancia (niños de 0 a 5 años); garantizar calidad educativa en entornos de cuidado y protección; implementar modelos pedagógicos definidos por la SED; y, vincular a profesionales de la educación (como las 380 maestras mencionadas) para llevar a cabo estas labores.
Al finalizar el convenio 7784, muchas maestras y agentes educativos quedaron sin contrato ni empleo, pues su vinculación laboral dependía directamente de ese acuerdo interinstitucional. Una decisión por demás criticada por su impacto social, especialmente en mujeres, y en la continuidad educativa de niños en situación de vulnerabilidad.
No resulta extraño que esta Alcaldía actúe de esta manera en contra de los docentes y de las mujeres. Basta recordar la marcha del 8 de marzo del año pasado, cuando envió al ESMAD a reprimir a las manifestantes, así como las constantes amenazas de descuentos salariales a los docentes por ejercer su derecho a la protesta.
Desde la fecha de este descarado despido masivo, las maestras han acudido a las vías de hecho realizando varias acciones con el fin de visibilizar su problemática —que es la problemática de las mujeres en este inmundo sistema—, de esta manera y con apoyo de algunos integrantes del sindicato del gremio, se logró llevar más allá esta injustificada acción por parte de la Alcaldía —y sus instituciones— quien guarda silencio ante el hecho, sin importarle en absoluto que estas profesoras prestan un servicio básico de atención a la primera infancia en la ciudad y sobre todo, que su trabajo era el sustento de sus familias. Este tema ha llegado a oídos del Ministerio del Trabajo quien ha solicitado realizar una investigación, pero a la fecha las maestras continúan desvinculadas.
Las mujeres debemos tomar el ejemplo de las profesoras despedidas, quienes con cabeza alta y mucha dignidad decidieron luchar por el derecho al trabajo y a la educación. Nos solidarizamos con estas mujeres maestras y enviamos un saludo combativo y fraternal en esta lucha que va más allá de ser devueltas nuevamente a sus puestos de trabajo con sus pequeños alumnos. La lucha como mujeres docentes es larga y debe estar ligada a la de todas aquellas que venden su fuerza de trabajo para garantizar el sustento de sus familias y por lo tanto también a la lucha de la clase obrera, que enfrente nos solo la opresión y explotación del patrón, sino todo el orden burgués actual que sobre todo somete a las mujeres a condiciones deplorables de trabajo y cuando no, las condena a hacer parte de las cifras de desempleo en el país.
¡Por la dignificación de la docencia en preescolar!
¡Por el preescolar de tres grados en el magisterio!
¡Por el derecho al trabajo!
¡Por el derecho a la educación pública y de calidad!
2 respuestas
Somos maestras profesionales con años (más de 20 – 25 años)de experiencia en primera infancia y con dedicación a nuestra labor, no merecemos esta masacre laboral injustificada
Gracias por su comentario compañera, si lo desea nos puede ampliar la denuncia al correo contacto@revolucionobrera.com. Quedamos atentos a su mensaje.