editorial

Soplan vientos de lucha en el movimiento sindical

Desde hace años en Revolución Obrera se ha insistido en la necesidad de la Reestructuración del Movimiento Sindical (RMS), denunciando la política de conciliación y concertación de clases con los capitalistas; política que se ha impuesto mayoritariamente desde hace más de 40 años en el movimiento sindical, y que ha sido el principal obstáculo para que el movimiento sindical avance.

La derrota del sindicalismo independiente en 1976 significó el triunfo de la política de concertación y conciliación de clases que culminó con el surgimiento de la CUT. Política que ha ocasionado un gran retroceso en el movimiento sindical y la pérdida de las más importantes conquistas obreras.

Además de ello, en la CUT se impuso la práctica de promover a los dirigentes sindicales y sociales a los puestos en el Estado burgués,  volviéndose costumbre saltar de la dirección de la central a los ministerios y el parlamento; es decir, condujo al abandono de la defensa de intereses de los trabajadores para convertirse en instrumentos al servicio del capital.

Ejemplos recientes de tan nefasta política podemos verlos en cargos que han ocupado durante los distintos gobiernos y en los que ocupan ahora ex-dirigentes como la exministra de Trabajo Gloria Inés Ramírez, o Jaime Dusán presidente de Colpensiones, o el señor Francisco Maltes integrado al Departamento de Prosperidad Social, por solo mencionar tres personajes de actualidad, todos ellos denunciados por ser complacientes con la violación de los derechos de los asalariados mientras fueron directivos sindicales. Pero no son los únicos, son muchos otros los que siguen escampando en el Estado burgués, esperando beneficios personales, ajenos a las afugias de la clase obrera, y quienes a pesar de sus traiciones siguen utilizando discursos seudo revolucionarios para promocionarse y seguir cabalgando sobre el pueblo.

Con la imposición de la política de conciliación de clases las condiciones materiales de la clase obrera han empeorado, pues en las negociaciones de las convenciones colectivas los dirigentes quedaron reducidos a tranzar componendas con los explotadores, o cuando más, a esperar a que fueran aprobadas en los tribunales de arbitramento, tan rechazados en la época del sindicalismo independiente, que siempre privilegió la lucha directa por encima de la querella jurídica y empuñó la huelga que le permitió al sindicalismo las mayores conquistas para la clase obrera.

Obviamente, preparar la huelga exige más esfuerzo por parte de las organizaciones sindicales, obliga a la educación, organización y movilización permanente de las bases, tareas que fueron abandonadas porque para conciliar con los enemigos no es necesario tener conciencia de clase proletaria.

Por eso muchos sindicatos en la actualidad sólo conocen la ideología y la política burguesa y desconocen el poder que tienen los obreros en sus manos, aún no saben que son los únicos que mueven el mundo, y que sin ellos los ricos holgazanes no existirían. 

Mientras los trabajadores están huérfanos de una central sindical que los represente y los defienda frente a los atropellos de la patronal, las burocracias de las centrales sindicales están en otros asuntos,  defendiendo a un gobierno, o esperando dádivas del Estado burgués, o bien, esperando una convención para firmar y así recibir el dinero que les da la empresa por sus buenos oficios.

Pero como todo tiene un límite, los trabajadores ya están comprendiendo que la conciliación con los enemigos no sirve, que las direcciones de la centrales sindicales poco o nada hacen y han empezado a retomar el camino de la lucha directa para enfrentar a los capitalistas y frenar los atropellos de la patronal, volviendo a tomar confianza en sus propias fuerzas.

Por esa razón, desde hace años en el movimiento sindical colombiano se libra una lucha que enfrenta dos concepciones, dos puntos de vista y dos métodos: uno burgués, que le sirve a los patrones, a la burguesía y al imperialismo, y es el socialdemócrata, liberal y reformista, que predica la conciliación con los enemigos de los trabajadores, y el otro, el proletario, que representa los intereses de los trabajadores y que no concilia con el patrón.

En esa lucha entre el sindicalismo burgués y el sindicalismo proletario, viene ganando fuerza el proletario, y los últimos meses se han presentado importantes acciones que van desde los mítines y manifestaciones contra la patronal y Ministerio del Trabajo ante la violación de las convenciones e incumplimiento de incluso laudos arbitrales, como fue el caso de  Coscuez S.A. Fura Gems y Aris Mining en California Soto Norte Santander, Segovia Antioquia y Marmato Caldas donde fueron atropellados hasta en su dignidad.

Si bien aún predomina mayoritariamente la ideología burguesa, los trabajadores se vienen rebelando. Y no pocas organizaciones sindicales, dispuestas a defender los derechos de los asalariados han vuelto a revivir no solo los métodos habituales de la denuncia, el mitin, la protesta, la manifestación, sino las huelgas como instrumento de lucha.

Ha vuelto a revivir el espíritu de la lucha directa, a pesar de las artimañas de las empresas como en Brinks de Colombia que fundó un sindicato patronalista para hacer trabajo contra la organización sindical Sintrabrinks y la Transportadora de Valores, para dividir a los trabajadores e impedir que Sinaltravalores lanzara la huelga.

Algo similar ocurrió con los trabajadores de la energía del Huila, que desde Sintraelectrohuila se declararon en Asamblea permanente en Neiva contra los despidos de los trabajadores, muy a pesar de las orientaciones patronalistas de Sintraelecol Nacional.

Otro tanto pasó con los trabajadores de la minería Coscuez S.A. que hicieron el ejercicio de la Huelga, a pesar de las trampas de la empresa hacia el sindicato para la votación, seguidos por los trabajadores de Aris Mining agrupados en Sintramienergetica, en Segovia Antioquia. Y lo más reciente, en Acerías Paz del Rio, donde los compañeros de Sintra Paz del Rio, se mantuvieron en pie de lucha hasta el último día de iniciarse la hora cero de la huelga.

Aunque estas huelgas no se hubiesen dado porque se lograron acuerdos entre las partes, son hechos muy IMPORTANTES porque los obreros vuelven a pensar y a tomar la huelga como herramienta en su la lucha de clase, pues como lo decía Lenin: «La huelga enseña a los obreros a comprender dónde radica la fuerza de los patronos y dónde la de los obreros, enseña a pensar no solo en su patrono y en sus camaradas próximos, sino en todos los patronos, en toda la clase capitalista y en toda la clase obrera». Es decir, eleva la conciencia de clase de los obreros, el solo hecho de que en el orden del día se encuentre la huelga como instrumento de lucha, le dice al resto del movimiento obrero que es posible y se convierte en un ejemplo para el movimiento sindical.

La sola amenaza de huelga no solo despeja el horizonte de los proletarios, porque de hecho muestra su poder, sino que llena de miedo a los capitalistas y por eso se afanan de inmediato a sofocar cualquier conato de estas.

Esta situación favorece lo que desde Revolución Obrera se ha propuesto en cuanto a la necesidad de la RMS; porque esa reestructuración significa hacer la revolución en las organizaciones sindicales que realmente tienen interés de representar a sus afiliados y a los demás trabajadores, de tal forma que el movimiento sindical se convierte en parte inseparable de la lucha general de la clase obrera por su emancipación definitiva.

Soplan vientos de revolución en el movimiento sindical y ello implica elevar la conciencia de los trabajadores, redoblando los esfuerzos en la educación para la lucha que conduce a fortalecer las organizaciones, a hacer que las bases participen activamente en la vida del sindicato a la vez que exige romper con todos los vicios del sindicalismo burgués impidiendo que los dirigentes firmen convenciones colectivas por dinero para su bolsillo, haciendo que el dinero conquistado por la firma de la convención para el sindicato, sea realmente para fortalecer la organización, para conseguir sedes grandes para las asambleas de los trabajadores, para la solidaridad con los sectores hermanos en conflicto y los trabajadores despedidos o sancionados por la empresa por el ejercicio sindical; en fin, que los dineros sirvan en general para la lucha y no para los beneficios personales; hacer la revolución en los sindicatos significa además esforzarse porque las compañeras mujeres participen en la organización y contribuyan decididamente jugando el papel de dirigentes del movimiento obrero.

Están dadas las condiciones para avanzar con más ímpetu en la reestructuración del movimiento sindical, profundizando en la educación de las ideas proletarias, haciendo que las organizaciones sindicales de base de las centrales sindicales den el paso en su independencia ideológica, política y organizativa, actuando con independencia de clase con respecto al Estado burgués, a los patronos y a los partidos de la burguesía, y den el paso hacia una Central Sindical Independiente.

Comité Ejecutivo – Unión Obrera Comunista (mlm)

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