Cayó el telón de la farsa de negociación anual del salario mínimo. Por decreto presidencial se establece un reajuste del 10,07% para el 2022, equivalente a 1 millón de pesos, más 117.172 pesos de auxilio de transporte. ¡Es un aumento histórico!, anunciaron los gobernantes y sus áulicos de los medios, encubriendo con mentiras el aumento real de la explotación, cuya consecuencia será el incremento de la rebeldía de los trabajadores.
La mentira y el engaño fueron respaldados por los jefes vende-obreros de las centrales sindicales, fieles sirvientes de las clases dominantes explotadoras, quienes nuevamente le tendieron la mano al régimen criminal: “Este acuerdo logró un aumento salarial que le servirá a trabajadores, pensionados y al pueblo colombiano en general”, dijeron los jefes vende-obreros de la CUT. “Un millón ciento diecisiete mil pesos hace justicia a los trabajadores”, anunciaron sus iguales de la CGT. Además hacen alharaca de que sí se puede concertar y conciliar con el régimen anti-obrero y asesino.
Los empresarios por su parte, posaron de generosos alegando que, a pesar de las dificultades por las que atraviesan las empresas, tendieron la mano a los trabajadores solidariamente. Cínicos e hipócritas ocultando que el tan cacareado aumento es una nueva rebaja del salario real en beneficio de su ganancia, donde lo que ellos llaman solidaridad se traduce para el pueblo trabajador en más superexplotación, hambre y miseria.
Los politiqueros en campaña no se podían perder el festín que brindó la farsa para venderse como los salvadores y cautivar votantes. El reformista Petro, quien ya se cree presidente, habló de establecer un pacto entre trabajadores y empresarios donde el salario real creciera igual que la productividad, además de tener en cuenta la inflación, proponiendo un alza del 18,5%. Propuesta que fue “refutada” por Fajardo calificándola de populista.
Entre tanto, el pueblo que ya no traga entero y desconfía de sus falsos jefes y salvadores, hace sus propias cuentas y comparaciones: si para este año el “aumento” fue de 3.5% y las cifras oficiales hablan de una inflación cercana al 6%, ello significa que la rebaja del salario real en el 2021 fue de 2.5%. Si al “aumento” del 10,07% para el 2022 se le resta ese déficit queda en 7.57%, y si se le resta el déficit de los años anteriores, el salario real sigue a la baja a pesar de los “aumentos” sucesivos cada año, mientras la llamada canasta familiar sigue subiendo llegando al desorbitante costo de más de 3 millones 500 mil pesos… costo que debería cubrir el salario mínimo.
Y comparando con otros países de América Latina, que tampoco escapan de la explotación de los imperialistas y las clases lacayas nativas, existe una gran diferencia: mientras en Colombia el salario mínimo fijado para el 2022 quedó en 256 dólares, en Uruguay está en 502 dólares y en Ecuador alcanza los 425 dólares; incluso es bajísimo en comparación con otros en donde aún no han fijado el aumento para el año entrante como Chile 400 dólares, Paraguay 330 dólares, Bolivia 313,96 dólares, Argentina 313 dólares.
La deducción lógica de las matemáticas sencillas pone en evidencia la voracidad sin límites de los capitalistas colombianos, y peor aún, la confabulación siniestra de los jefes vende-obreros de las centrales sindicales, de los esperpentos del Comando Nacional Unitario y del Comité Nacional de No Paro con el régimen y las clases dominantes. No quedándose atrás los politiqueros de la falsa izquierda, cuya propuesta “escandalosa” de aumentar el 18,5% al mínimo sigue siendo miserable ($1.076.600,oo). ¿Qué es un millón o un millón setenta y seis mil seiscientos pesos de salario, frente a los 3 millones 500 mil que cuesta sostener modestamente a una familia?
Es fácil para los burgueses, politiqueros y jefes vende-obreros, cebados con el sudor de los trabajadores, hablar de sobrevivir con un millón o algo más de pesos. ¿Qué saben del hambre y la miseria los ahítos que pueden gastarse en una comilona el salario mensual de un obrero?
Y lo cierto es que, contrario a los pronósticos de los auxiliares del régimen mafioso y del orden social de los explotadores, la burla del “generoso aumento” proclamado, en lugar de causar beneplácito entre quienes sostienen la sociedad con su trabajo, se traduce en otro motivo de indignación que estallará en nuevos brotes de rebeldía ante la angustiosa situación generada por la crisis social.
Una situación que tratará de ser capitalizada por los promeseros en campaña electoral para desviar la inconformidad hacia las urnas, distrayendo al pueblo y sembrando esperanzas en que su situación puede cambiar votando; cuando en verdad las elecciones en el Estado burgués solo dirimen las divergencias entre los explotadores, resolviendo qué elementos de las clases dominantes seguirán cabalgando sobre el pueblo y administrando sus negocios comunes desde el gobierno.
Pero así mismo, la terrible situación del pueblo trabajador, es una condición objetiva favorable para que los comunistas, revolucionarios y verdaderos dirigentes obreros y populares persistan en la organización de las masas trabajadoras y preparando mejor los próximos levantamientos que se presentarán, en la perspectiva de avanzar con la fuerza de la huelga política a la insurrección que derribe a los actuales gobernantes, erigiendo un nuevo gobierno de los obreros y campesinos que resuelva los angustiantes problemas de los explotados y oprimidos, entre ellos, el alza general de salarios, empleo y subsidio a los desempleados y derogatoria de todas las reformas y leyes antiobreras.
Una situación que exige de los mejores hijos del pueblo organizarse y contribuir a organizar el Partido del Proletariado para garantizar una dirección correcta en la lucha, conduciéndola, no por el camino de la politiquería burguesa para que todo siga igual, sino por el camino de la revolución social y política, única solución de fondo a los problemas de la sociedad colombiana.
Comité de Dirección – Unión Obrera Comunista (mlm)
Diciembre 18 de 2021